La trampa

1426 Words
Los cuchillos se cruzaban entre sí, mientras Beltrán miraba al desconocido retrocediendo constantemente como si no tuviera oportunidad ante la mujer que se le abalanzaba una y otra vez sin descanso. En un momento, el multimillonario alcanzó a refugiarse cerca de la puerta y pronto para poder salir de aquella escena tan extraña que estaba viviendo, pero, tan pronto como alcanzó la perilla fue alcanzado con un cuchillo que rozó su brazo dejando un corte limpio por sobre su ropa, aquella arma se quedó clavada en la puerta mientras devolvía la mirada al origen. La mujer había lanzado aquella arma con una sonrisa abierta, tan pronto como reaccionó miró al sujeto que al parecer se trataba de otra mujer tirada en el suelo sin la máscara que cubría su rostro, este estaba destrozado a un costado. — Lo que menos me gusta es que alguien interfiera en mi comida — dijo acercándose lentamente, sus manos se deslizaban dentro de la gabardina y descubrían otro puñal afilado, que pasó por sus labios como si pudiera saborear el metal frio con su paladar, se notaba el ligero color rojo de su labial en el borde del cuchillo mientras Beltrán tan solo se quedaba inmóvil como si algo impidiera que inclusive respirara. — ¿Quién eres? — alcanzó a cuestionar poco antes de que la mujer quedara tan cerca de él que incluso posó el cuchillo en su hombro. — Que pregunta tan tonta ¿acaso no ves que soy un asesino? — respondió con una mueca de fastidio — pero no importa ya, igualmente vas a morir ahora — alargó el cuchillo esperando acabar con la vida de su víctima. Beltrán alcanzó a detener el cuchillo en el aire pero su brazo le dolía demasiado, mas aun cuando la mujer forcejeaba y golpeaba para liberar su mano, de pronto la mujer metió de nuevo su mano al bolsillo y sacó una pistola para apuntar a su objetivo, estaba por disparar cuando sintió su brazo caliente de la nada, de pronto se percató que estaba sangrando sin parar, en su antebrazo tenía incrustado un afilado alambre que parecía un gancho de pescar lleno de puas, antes de que pudiera reaccionar, la mujer fue halada de espaldas obligándola a perder el equilibrio y quedando boca arriba en el suelo frio, fu entonces que vio los ojos de Mila por primera vez en mucho tiempo, ese miedo recorrió su cuerpo cuando sintió aquella mirada afilada muy similar a la de Simón hace unas pocas horas. — Ve a la sala de reuniones y no salgas hasta que te diga — dijo en voz alta sin perder de vista a su objetivo, esas palabras iban dirigidas a Beltrán, quien en ese momento aun lidiaba con su hombro y brazo herido — ¿me oíste verdad? — insistió — si sales de esa habitación o te vas del edificio, te mueres. — ¿Por qué? — alcanzó a pronunciar apenas. — Es una charla de chicas — respondió sin rodeos para luego quedar a solas en aquella gran habitación con cubículos de oficina. Tan pronto como Beltrán salió del lugar, Mila soltó el gancho de alambre y se posicionó frente a la mujer que se enderezaba con cautela esperando una oportunidad para atacar, no obstante, a diferencia de lo que pensaba, la mujer solo amarró el alambre en su brazo para luego quedar parada a tan solo unos pasos de distancia. — Hace mucho tiempo que no te veía, Mila— comentó con sarcasmo, su voz era una mezcla de rabia y burla sin igual — así que, has decidido traicionarnos —continuó mirando a la mujer entre que se envolvía ambas manos con un trozo de tela. — Dices tonterías — respondió con desanimo entre que espiaba ligeramente a sus alrededores — solo estoy encargándome de una asesina que ha violado el código de privilegio de mi agencia — señaló hacia el pasillo donde había un rastro de sangre. Ambas comenzaron a caminar en círculos esperando un descuido de su contrincante, la tensión se podía sentir en todo el lugar, Mila sabía que debía ser cuidadosa con sus palabras, había posibilidad de que estuviera siendo grabada y más aun cuando hace tan solo una hora su jefe había llegado con una terrible noticia. El distrito podía ser calculador y justo, pero también era bastante cruel y engañoso, uno de esos ejemplos era en el instante en que Mila recibió la información de Beltrán, aquel informe no decía nada acerca de un escudo y mucho menos que Marco Gard también lo tenía, cuando escuchó eso de la boca de su jefe entendió el miedo que este sentía al estar cercano a caer en una trampa, su intuición como asesina era muy eficaz pero, incluso ella no sabía que podría suceder con la muerte de Marco Gard, si el Diablo estaba dispuesto a eliminar a Beltrán, un simple contrato con la agencia de su hermano no bastaría, ahora estaba lidiando con esa otra parte, Silvia. La mano derecha del diablo, se caracterizaba por ser especialista en el uso de venenos para su cometido, pero si quería involucrar a la agencia de Simón era notorio que iba a inculpar al asesino mejor conocido del callejón “S”, aun cuando sus cuerpos eran distintos, no importaba, ya que las cámaras y el distrito solo verían los videos y deducirían vagamente lo sucedido. Por suerte, Mila había conseguido llegar a tiempo, solo le faltaba obligar a Silvia a que retirara del lugar; lo cual era complicado por la terquedad de la mujer y su profundo amor a su dueño. — No estoy haciendo nada malo — bromeó la mujer, mientras se posicionaba para combatir. — solo quise ayudarte. — Largo. —respondió en seco para luego dirigirse a lanzar el primer golpe. Aquel puñetazo se impactó en el rostro de Silvia sin que pudiera notarlo y al querer incorporarse un hilo de sangre apareció de su nariz, aun así, en vez de quejarse sonrió para luego lanzar un lapicero y aprovechando de la distracción tirar una patada que de inmediato llegó al estómago, los golpes se intercambiaban mutuamente hasta que Mila quedó contra una mesa y tomando una pantalla golpeo la cabeza de la mujer, ese golpe dejó fuera de combate a Silvia, momento que entonces aprovechó Mila para tirar de su cabello y arrastrarla por una de las grandes ventanas, pero, no contó con que Silvia se zafaría e intentarían tirarse al precipicio mutuamente, ambas mujeres lidiaban hasta que Silvia sentiría el impacto de un puñal en su costado. Beltrán había vuelto y en un intento de defensa insertó el cuchillo sin que nadie se fijara. — ¿Qué hiciste? — interrogó de inmediato sin poder creer lo que había sucedido — ¡Eres un idiota! — maldijo profundamente para luego tomarlo del cuello de la camisa. — Iba a matarnos — resopló nervioso — ¡que más podía hacer! — No lo entiendes — argumentó soltando la camisa arrugada del hombre mientras miraba como la mujer se desangraba lentamente. Silvia había cumplido con su cometido, o al menos, ese era su pensamiento al ver como el rostro de Mila se endurecía con su sonrisa. La mujer en su pensamiento se arrepintió de no poder volver a ver a su amado amo, pero luego se sintió mejor consolándose en que había conseguido que ahora Beltrán Cold se involucrara con la mafia, después de todo, el escudo que lo protegía ahora quedaba invalidado. El distrito miraba las cámaras de seguridad del edificio en ese preciso instante, habían hackeado la seguridad tal y como Mila lo había hecho en la institución de su hermano pequeño, ese acto tenía el fin de cubrir las identidades de los asesinos mientras realizaban sus labores. Al ver esa escena el hombre encargado de aquella labor levantó su teléfono y presionó un botón para marcado rápido, el auricular no demoró en sonar hasta que se escuchó como alguien susurraba “informe” con una voz extremadamente delicada y frágil. — Informe de caso — continuó mirando el monitor hasta que Mila se dio cuenta de la cámara y apuntando con su arma disparó dejando sin señal de video. — El escudo de Beltrán Cold queda invalidado desde este momento, son las 19h 27 minutos. — pausó de nuevo para luego continuar en su tecleando en su computador —repito, el escudo de Beltrán Cold queda invalido a partir de este momento 19h27 minutos, todos quienes estén dispuestos a exterminio pueden actuar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD