3

1976 Words
Taehyung Jeon Jungkook. Es un nombre muy bonito, sin embargo, el dueño es un maldito insoportable, no puedo creer que terminé con un idiota de primera. Aún no puedo hacer nada, mi recuperación ha sido muy lenta, los golpes que recibí fueron lo suficiente para casi matarme, o eso dijo el idiota y creo que voy a terminar volviéndome loco por estar encerrado. La semana que he estado aquí ha sido tan aburrida como Jeon. No hace nada, o bueno, tal vez sale a ver la manada y después vuelve, pero como sea, de no ser por las ganas que me dan de ir al baño, dudo que haya podido por lo menos familiarizarme con la casa, cabaña lo que fuera. Pero volviendo, solo lee, me alimenta, sale y no hace nada más. Es un maldito aburrido del que ya me harté y de no ser porque huele jodidamente bien ya habría intentado tirarme de ventana. Un suspiro sale de mi boca por ¿quinta? ¿Sexta vez ?, Bueno, no lo sé, pero he estado bostezando en los últimos diez minutos que he estado tratando de contar los puntos de las paredes y las líneas de la madera en el techo, súper divertido¿verdad ?. El idiota sigue leyendo su libro como si nada y ya estoy cansado de estar acostado, soy muy hiperactivo y estar quieto es una condena, el infierno y mucho más con un zombie como compañero. —Tengo hambre — Sin mirarme el asiente y se para dejar el libro de lado, listo para salir del cuarto, sin embargo, ya no quiero estar más aquí. — Espera — Lo detengo. Él arquea una ceja y se voltea ahora sí dignandose a mirarme con los brazos cruzados y una postura de "muévete que no tengo tiempo", estoy a punto de decirle algunas cosas a este hombre, pero no, si quiero salir un momento del encierro debo ser cortés. —Esta vez quiero ir al comedor, quiero salir, prometo no molestar más. -No. Casi quiero llorar por lo seco que es, hace cinco días se comportó mucho mejor que ahora. No pienso pasar lo que me queda de recuperación en una cama contando las líneas del techo. —Porfavor .. solo por esta vez, apiadate de mi anciano — Inquiero haciendo un puchero. —No soy un anciano — Se quejó, casi sonaba indignado, pero no me importó, lo molestaría hasta que cediera, es eso o dejo de llamarme Kim Taehyung. —¿Has visto tu cara o por lo menos te has fijado en lo que haces? —Lo señaló aún acostado. Su ceño estaba fruncido como novedad. No hay nada de malo en mis pasatiempos, además — agregado — para tú información, voy al lado todos los días solo para ver mi hermoso rostro. —Veo que tienes un problema en los ojos, eres bastante feo para mí gusto. — mentiroso me decía mi conciencia. Ahora sí aparece la maldita. —Pues tú tampoco eres muy atractivo que digamos zorrito. — Oh, eso ya lo sabía, pero no hacía falta que me lo recordaras anciano.— Tu padre debe tener muchos problemas contigo. —Ha, soy el más deseado en mi manada Jeon, podría tener a cualquiera a mis pies.— No estaba lejos de ser una mentira, los pretendientes llegaban a casa pidiendo permiso para cortejarme, sin embargo, siempre terminaba enterándome que solo lo hacían para ganar un título en la familia principal y tal vez ser los siguientes líderes de la manada. Detestaba que lo hicieran por un título. ¿Donde quedaba yo?, ¿donde quedaba el amor en todo esto? y más importante ¿donde quedaban mis sentimientos ?. Simplemente era odioso, desde Hoseok no ha habido nadie que intentará cortejarme nuevamente. Por un lado es muy bueno, por otro, me hace darme cuenta lo poco atractivo que puedo llegar a ser para los demás. —Pues me compadezco de la pobre alma que tenga que soportarte. —Más debería hacerlo yo. La pobre Omega que caiga en tus garras será más infeliz de lo que ya lo soy encerrado con un anciano aburrido. Quise ponerme de pie por mi cuenta, pero fue una mala idea, aún no estoy del todo bien y moverme se ha convertido en un gran ejercicio que claramente no he podido hacer. La mueca y el gemido de dolor solo alertaron a Jeon quien rápidamente se acercó y me ayudó a sentarme. Respire profundamente para calmar los dolorosos calambres que aún me atacaban, mi intento de discusión se fue al caño con esto. —Debes ser más cuidadoso. No voy a mentir, la profunda voz de este hombre va a matarme. Es un remolino de emociones que se comprimen y terminan por erizarme la piel con sólo escucharlo. Un pequeño jadeo se queda atorado en mi garganta, con sólo un pequeño roce mi piel se eriza y un escalofrío recorre mi columna, pero, no quiero sonar como un hormonal Omega necesitado. Me sostiene muy bien, como si temiera lastimarme más. Al final quedo sentado en la orilla de la cama con los pies en el suelo. —Quiero salir de este cuarto, ya no aguanto estar encerrado. Su penetrante mirada me escanea por completo, se cruza de brazos y suspira para después asentir. —Bien, te llevaré a la sala mientras te preparo algo de comer. Mi expresión cambió radicalmente al saber que por fin saldría de este cuarto, una semana, una semana encerrado sin nada que hacer. Supongo que sonreí demasiado pues su rostro cambió un poco, no lo pude descifrar pero fue extraño. Fue ahí cuando caí en cuenta que le mostré la extraña sonrisa que poseo, supongo que tengo que aguantar a otro que me diga lo extraña que es. Instantáneamente dejé de hacerlo y me aclaré la garganta volviendo a mi semblante anterior. —Bien ... Entonces ... ¿Vas a llevarme? El pareció reaccionar un poco e igualmente se aclaró la garganta para después solo asentir y tomarme serio, pasé mis brazos por su cuello y acerqué mi rostro a su pecho, el extraño sentimiento de confort volvió a aparecer y casi pude escuchar un gruñido querer salir del anciano, sin embargo no le tomé importancia. Con cuidado me trasladó a la sala, la casa tampoco era demasiado grande, solo dos cuartos más aparte del que me mejoraron, una cocina mediana, la sala y el baño. Todo estaba muy bonitamente ordenado, y al parecer el anciano tenía una obsesión por el color n***o. Las sillas, las repisas, la alfombra, la mesa y algunos utensilios más eran negros. Miraba todo casi con fascinación, esto era muy diferente a mi casa, el hombre se daba sus lujos y no pude quitar mi vista de la gran cantidad de libros en los estantes. Eran demasiados, no soy un gran fan de los libros, pero, vamos, por lo menos hubiera sido más cortés en ofrecerme algo, aunque sea para leer y no solo sentarse él solo ahí sumergido en el mar de letras y mientras tanto yo, contando las líneas del techo y los puntos de la pared, que frustrante. —¿Quieres un sándwich o una manzana? —Preguntó el anciano desde la cocina. —Es la hora del almuerzo, ¿no puedes preparar algo más elaborado? —Un sándwich es lo suficientemente elaborado para que te alimentes. — Jeon se asomó por la puerta de la cocina y me dio una mala mirada, claramente se la devolví. —Has estado alimentándome a base de sándwich por una semana, no puedes hacer algo más, como no sé ... La sopa que me diste el otro día estaba deliciosa. — Traté de sonar lo más calmado posible, porque juro que ya no volveré a comer sándwich por un tiempo. —Yo no fuí quien preparó la sopa, no sé hacerla, así que te conformas con el bendito sándwich punto. Solté un lloriqueo que el pudo escuchar fácilmente, casi nunca lo hacía pero estoy muy frustrado en estos momentos, quiero una comida decente. —Dame entonces la fruta — Me crucé de brazos e hice un puchero, cuando estaba lo suficientemente mejor para por lo menos moverme me encargaría de preparar y enseñarle de paso a cocinar a Jungkook. —Como quieras— A los minutos Jungkook llegó con un plato de fruta picada y un sándwich para él. En mis adentros me preguntaba cómo es que no se cansaba de comerlos. Dejó el plato en mis piernas y el se sentó en la silla en frente mío. —¿No comeremos en el comedor? —Tal vez mi pregunta le causó gracia, porque inmediatamente una sonrisa de lado apareció. —Lamento si no es de tu costumbre, pero en esta casa se come donde quiera, básicamente tengo un comedor de adorno. Solo lo uso cuando es algo realmente serio. El le dio una mordida a su sándwich y yo no dije nada. Es extraño, claro que lo es, sí mi madre me viera en estos momentos ya me habría jalado la oreja. Los omegas debemos ser refinados y por ende en la cena debía ser tan educado como lo he sido en toda mi vida. La comida en mi familia era tan agotador como lo era toda mi vida. Ahora que lo pienso mis padres tal vez estén preocupados por mí, ya es una semana desde que me fuí. Dejé la cuchara sobre el plato mientras suspiraba, no odio a mis padres, estoy muy molesto porque intentan buscarme una pareja pero, en verdad los amo. Mi ánimo cae rápidamente al solo recordar que estoy muy lejos de mi casa y de seguro Hoseok ya debe estar preocupado. —¿Ocurre algo? Hueles a tristeza— Jungkook me mira inquisitivo, deja su sándwich de lado para tomarme las manos y aunque me sorprendió no digo nada. —Es solo que extraño a mi familia, tal vez están preocupados por mí desaparición. Jungkook sonríe un poco y siento mi corazón derretirse por aquella sonrisa, el chico tiene una dualidad que me encanta y me confunde, a menos de que se esté burlando, porque, hace un momento estaba tan serio y ahora se porta lindo, es extraño. Jungkook es extraño. No debes preocuparte — Su mano pasa por mi mejilla y dejó salir una sonrisa tonta. — Muy pronto estarás con ellos, voy a cuidarte para que puedas estar con ellos si así lo desees. —Entonces eso significa que estaré condenado a comer sándwich hasta que pueda por lo menos moverme libremente. Su sonrisa se borró y yo sonreí. —Estoy tratando de ser amable Taehyung. Ésta vez yo palmeé su mejilla mientras sonreía. —Lo sé, pero a punta de sándwich no creo poder sobrevivir. Adoro tu esfuerzo pero de la comida me encargo yo. ¡Jungkook hizo un puchero !, ¡un jodido puchero! que me atravesó el corazón. —Extrañaras mis sandwiches ingrato, pero, bien, cocina si quieres, no voy a prohibirte nada cuando puedas moverte un poco más. Sonreí otra vez y al segundo la reducí a una sonrisa sin dientes. Jungkook aún con su mano en mi mejilla apretó un poco mi cachete. —No lo hagas. — Dijo de repente -¿Qué cosa? —Dejar de sonreír — Un gran sonrojo invadió mi cara, aquello me avergonzó, nadie me había dicho eso. —¿Porqué? Es extraña, a nadie le gusta. —Si, es extraña, pero también hermosa. Tu sonrisa es tan particular como tú. Además, a mí me gusta. —N-No D-Digas eso, es vergonzoso. —Oh, pero que tenemos aquí, una manzana, desde cuándo te convertiste en una Taehyung. Traté de safarme de su agarre en mi rostro cuando él empezó a reír, pero no pude, su risa es hermosa y aquello me puso feliz. El anciano si sabía reírse. —Pero enserio Taehyung, no dejes de hacerlo, te ves más bonito cuando lo haces. Solamente asentí, él se separó y yo aún tenía el rostro rojo, ni siquiera me había percatado de lo rápido que latía mi corazón y las manos me temblaban de a poco. Jeon Jungkook causa muchos estragos en mi cuerpo y sin duda eran tan deliciosos como su olor. Volví nuevamente a mi plato, Jungkook es un chico raro pero a la vez es muy tierno, ya se había alejado de las sillas y nuevamente estaba en la cocina. Bien, creo que acabo de hacer un descubrimiento y me encanta. La puerta de la casa sonó despertándome de mi ensoñación. Jungkook fue a atender para después dejar pasar a un chico sumamente guapo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD