Eran las siete y veinte de la noche cuando el celular de Isabella vibró, era su madre, la cual estaba registrada como Mery y no como “Mamá”. Informaba que la semana entrante llegaría a la ciudad por unos asuntos legales y que esperaba verla. Isabella entendió el mensaje subliminal: Esperaba, en efecto, no verla. Cuando su tía murió, su madre se alejó, literalmente, desapareció. Vendió la casa, se mudó de ciudad y todo lo que estuviese haciendo actualmente con su vida resultaba un misterio para su hija. Soltó el aparato y miró el techo de su habitación, acostada boca arriba en la cama vestida apenas con el tanga. Ahora sentía una urgencia por acelerar su “proceso transitorio” que le hizo acelerar el corazón por la ansiedad. Lindo término el que le había puesto a su suicidio, ¿Eh? Sonaba c

