Muy pronto, llegó al Reino de Liria, donde conoció a una chica de buen corazón llamada Elora. Era la hija del rey y la reina, y vivía en su castillo. A cambio de ayudar a su padre con algunos recados, Gabriel logró entrar al castillo. Sorprendió a Elora apareciendo en su ventana mientras practicaba lucha con espadas. Le habló de cuánto admiraba su fuerza y coraje, y se ofreció a entrenarla a cambio de una cena. Después de eso, Gabriel siguió visitando a Elora regularmente hasta que ella se enamoró de él. Era una fría noche de invierno cuando Gabriel finalmente le pidió a Elora que se casara con él. Quería estar allí para Elora durante los tiempos difíciles que se avecinaban, incluso si eso significaba sacrificar todo lo demás. Elora accedió a casarse con él, a pesar de que su compromiso tenía apenas un mes.
En marzo, Gabriel descubrió que la madre de Elora, la reina Verónica, estaba embarazada. Su embarazo fue una sorpresa para ambos, ya que solo sucedió meses después de su matrimonio. Después de escuchar la noticia, Gabriel trató de persuadir a Elora de que renunciara a sus deberes reales para poder pasar más tiempo con él y el bebé. Sin embargo, Elora se negó a hacer esto; ella insistió en continuar sirviendo al reino como una princesa. Estaba decidida a dejar su huella en la historia trayendo una nueva vida a este mundo. Gabriel entendió los sentimientos de Elora y prometió estar siempre a su lado. Gabriel esperaba que el nacimiento de su hijo los acercara más.
Gabriel visitó el palacio nuevamente para ver a Elora. Antes de irse, le dijo que la amaba y que nunca dejaría que nada le pasara a ella ni al bebé. Gabriel salió del palacio, pero no podía dejar de pensar en Elora. Sabía que algo no estaba bien. A la mañana siguiente, Gabriel recibió un mensaje de Elora diciéndole que iba a llegar tarde porque tenía que ayudar a alguien en el hospital. Cuando llegó, descubrió que los Caballeros Rojos habían tomado como rehén a Elora. Gabriel no sabía qué hacer. Corrió al palacio y gritó el nombre de Elora. Todo lo que escuchó en respuesta fue silencio. Gabriel salió corriendo del palacio pero los soldados lo detuvieron. Le apuntaron con sus lanzas y le ordenaron que soltara sus armas. Gabriel obedeció, pero su corazón se hundió. Sabía que Elora estaba muerta...
***
Gabriel se despertó en la cama con dolor de cabeza. Cuando se sentó, notó a una hermosa mujer acostada a su lado. Llevaba un vestido blanco y parecía un ángel. "¿Quién eres tú?" Gabriel susurró.
"Mi nombre es Lyra, y estoy aquí para salvar tu alma".
Lo último que recordaba era una visión de su esposa siendo asesinada. Sintió profundamente su muerte, pero de alguna manera, logró sobrevivir. Gabriel no entendía por qué estaba vivo. Acababa de verla morir en sus sueños. ¿Por qué seguía vivo?
En ese momento, una voz interrumpió sus pensamientos. "Has sido elegido por los dioses", dijo la misteriosa mujer. "¡Es hora de que tomes tu lugar entre nosotros!"
Gabriel se levantó y miró a su alrededor. Estaba en una pequeña habitación, y estaba oscuro. No sabía dónde estaba. Él estaba solo.
Lyra apareció de nuevo. "Podemos ayudarte a salvarla", dijo. "Todo lo que necesitas hacer es responder a nuestras preguntas".
Ella lo condujo por un camino hacia la luz. Gabriel la siguió, esperando algunas respuestas.
Caminaron a través de un túnel sin fin. Muy pronto, las paredes se desvanecieron y revelaron una vista magnífica. Gabriel vio el cielo sobre él y la tierra debajo. Miró hacia abajo y vio una gran ciudad. Gabriel se dio cuenta de que estaba parado en la cima de una montaña y que la ciudad se llamaba Haven. Siguieron caminando hasta que llegaron a una enorme puerta dorada. Lyra la abrió y Gabriel entró.
Se encontró en una enorme cámara llena de gente. Gabriel nunca había visto tal espectáculo antes. Estaba rodeado por cientos de criaturas coloridas. Algunos eran como él, humanos y semihumanos, mientras que otros eran enanos, elfos, centauros e incluso dragones. Gabriel estaba asombrado por toda la diversidad. Nunca había visto tantas razas diferentes reunidas en un solo lugar.
Había un hombre sentado en un trono frente a él. Parecía un humano, pero tenía una cola saliendo de su trasero. Su rostro estaba cubierto de tatuajes y su piel era muy pálida. El hombre habló con voz profunda. "Bienvenido, Gabriel", dijo. Has venido a nosotros en un momento crucial.
"No entiendo", respondió Gabriel. "¿De qué estás hablando?"
"Hay un mago malvado que ha robado el poder de los dioses. Necesitamos héroes como tú para derrotarlo".
Gabriel estaba confundido. Acababa de despertar de una terrible pesadilla. ¿Cómo podría ser un héroe?
"Este es mi hijo, Salyrene", dijo la misteriosa mujer. "Él te lo explicará todo".
Salyrene dio un paso adelante. Era alto y guapo. Sus ojos eran negros y penetrantes, y tenía el pelo largo que le llegaba hasta la cintura. "Hola, Gabriel".
"Hola, soy Gabriel", dijo el joven.
"Necesitamos tu ayuda", dijo Salyrene. "Necesitamos tu fuerza, determinación y valentía. Debes viajar a la tierra de los dioses y luchar contra el Señor Oscuro. Solo entonces podremos recuperar nuestra magia y regresar a casa".
"¿Pero por qué yo?" preguntó Gabriel.
"Porque eres el guerrero más fuerte de todas las tierras", dijo Salyrene. "Los dioses te han enviado aquí para salvar el mundo".
En ese momento, otra persona se les unió. Era mayor y su cuerpo estaba cubierto de cicatrices. Llevaba un sombrero extraño y tenía la cabeza rapada. "Saludos, Gabriel", dijo el anciano. "Somos la Orden de la Rosa Negra".
"Soy el maestro de este templo", dijo Salyrene. "Estos son mis hijos, el Caballero Blanco y el Maestro Espadachín".
Gabriel miró a los dos hombres. El Caballero Blanco era alto y delgado, con un largo bigote que se rizaba hacia arriba. Miró al frente mientras hablaba. "Mi nombre es Akumal y sirvo a los dioses protegiendo la tierra de los humanos".
El otro hermano, el maestro espadachín, era bajo y musculoso, de piel morena y cabello n***o y rizado. Tenía una espada en la mano. "Soy Kordelia, la maestra espadachín. Sirvo a los dioses entrenando guerreros y enseñándoles cómo defenderse en la batalla".
Salyrene continuó. "Sabemos que has pasado por mucho. Debe ser difícil para ti creer que eres parte de algo más grande que tú mismo. Pero esperamos que nos escuches. Creemos en ti. Tienes el potencial para convertirte en un guerrero extraordinario. Si decides unirte a nuestra causa, podemos enseñarte todo lo que necesitas saber para lograr grandes cosas".
Gabriel miró a los tres hermanos. Todos parecían diferentes, pero todos compartían un propósito similar: proteger a la gente de la tierra. Sintió una conexión con estos hombres y decidió aceptar su oferta.