el encierro.

1816 Words
-no sé qué más puede pasar- Explosiones en un vecindario familiar y en varias zonas cercanas , sismos , ya su mente no quería sacar conclusiones y así como su cansancio y ganas de irse fueron reemplazados por un pánico que controlo , este pánico fue reemplazado por resignación , ya no le interesaba que pasaba afuera , no le interesaba si faltaba a su trabajo , solamente quería salir de esa casa y tratar de volver a la suya , pero no era posible , tomo una silla , la acerco a la mesa , se sentó , se sirvió un vaso de vino ya caliente y comenzó a beberlo mirando la única pared de ladrillos con la que contaba ese patio , la situación era desesperante , pero ya no le importaba , el cumpleaños al que había ido a acompañar a su amigo , al que ni siquiera quería ir se había convertido en una pesadilla , toda la noche quiso irse temprano , Gerardo no lo escucho , luego comenzaron las explosiones , casi fue víctima de una y un cismo se presentó en el lugar , pensaba que más que pesadilla se trataba de una broma con el humor más oscuro posible , cada vez que intentaba llegar a la puerta algo se lo impedía , creía estar atrapado en esa casa , su pensamiento fue egoísta , ya que todos estaban en la misma situación , pero José lo pensaba de esa forma , porque ni siquiera tendría que haber estado ahí. Las horas pasaron y marcando el reloj las 12 del mediodía la familia de Sebastián se dispuso a almorzar, volvieron a poner comida en la larga mesa del patio, todos se sentaron y comieron, tratando de tener un momento de normalidad, sin pensar en el caos incierto que los rodeaba. José sin moverse de su lugar, sin soltar el vaso de vino y sin probar bocado comenzó a mirar fijamente a Gerardo. -queme miras- -¿qué miro?- Se levantó violentamente de su silla haciéndola caer, fue hacia Gerardo y lo tomo por el cuello de la camisa. -vos, borracho que das vergüenza, me trajiste hasta acá, tomas te dormís y ni te enteras de lo que pasa, estoy atrapado acá no puedo salir, y vos lo único que hiciste fue tomar y dormir , das vergüenza- Algunos de los miembros de la familia, fueron a separarlos. -si no fuera por vos yo no estaría acá, encima de eso me haces pasar vergüenza en todos lados- -bueno cálmense chicos- La reacción de José fue una sorpresa para todo incluido Gerardo, que no omitió palabra y lo miro con algo de espanto, era una persona tranquila, nunca reaccionaria de esa forma, pero la actitud de Gerardo y la situación lo llevaron a esa reacción espontánea. Nuevamente en su silla, José seguía tomando ese vino caliente y mirando la pared de ladrillos. A su alrededor la mesa, volvió a ser recogida, llegadas las 2 de la tarde el sol era intenso y el calor era molesto. -chicos vamos adentro- Dijo la madre de Sebastián, invitando a todos a pasar a la casa, todos fueron , menos José , seguía mirando la pared. -déjenlo- Gerardo todavía sorprendido por la reacción de este. Prefirió que no lo molestaran. La tarde se convirtió en noche y José entro a la casa. -disculpen mi reacción- -no hay problema todos estamos alterados- Contesto Sebastián. por detrás de José se asomó el anciano a paso lento con la radio en la mano , seguía escuchando la misma estación que José había logrado sintonizar , al paso lento del anciano se escuchó , lo mismo que antes incertidumbre por las explosiones y no mencionaron absolutamente nada del pasado cismo. Sebastián dos de sus primos , tomaron la decisión de salir a dar una vuelta a la manzana y ver como estaba la situación , José quiso acompañarlos , pero al ver su reacción con Gerardo todos estuvieron de acuerdo en que era mejor que se quedara , ya que estaba alterado y sensible. Saliendo de la casa por el verde portón de hierro, José los observo hasta que este se cerró, su ambición en ese momento era esa , cruzar ese portón e irse. Alrededor de dos horas pasaron de la partida de Sebastián y sus primos todos, se alertaron. -¿les habrá pasado algo?- -si quieren voy a ver- -no José quédate, ya van a venir- Las dos horas se hicieron 4 y el padre de Sebastián salió a buscarlos, otra persona que José veía cruzar el portón y salir de la casa. no podía creer no haber salido de esa casa en casi 24 horas y ahora no solo por los acontecimientos afuera , sino porque todos le recomendaban quedarse ya que lo veían alterado , no estaba alterado ya en esos momentos , pero la reacción que tuvo con Gerardo hacia que todos pensaran eso. El tiempo corría y nadie volvía , ni Sebastián , ni sus primos , ni su padre , solo quedaban las mujeres de la casa , la madre y las hermanas de Sebastián , los hijos de estas ,el marido de una , algunos amigos de Sebastián , sumados José y Gerardo y el anciano aferrado a su radio. Dentro de la casa nuevamente hubo problemas, la madre de Sebastián estaba histérica, las hermanas peleaban entre si , no por problemas entre ellas , si no por sus hijos , los niños no se comportaban y una acusaba a la otra de no educar bien a sus hijos , que terminaron golpeando a los suyos. Con todo este griterío de peleas y niños llorando la cabeza de José parecía estallar, aunque el vino caliente tuvo algo de responsabilidad de esa jaqueca. La noche se asomaba y la preocupación de todos era mayor, nadie volvía, cada persona que cruzaba la puerta parecía perderse, los amigos de Sebastián que quedaban estaban en el patio, José se les acerco. -vamos a ver qué pasa, no nos podemos quedar esperando que alguien vuelva?- -no yo no salgo, me quedo acá- Contesto uno de los 3 jóvenes, que parecía estar en pánico, sin querer moverse de la casa, salir afuera no era seguro y que nadie volviera hacia más aterrador cruzar el portón. El silencio rondo por unos minutos para alivio de todos, cuando José quiso respirar una larga bocanada de aire haciendo referencia al goce de ese silencio, otra explosión llego desde afuera, haciendo que el leve respiro se convirtiera en histeria colectiva otra vez, José solo miro confundido la pared de ladrillos, ya que la explosión esta vez era pocos metros detrás de esta y por encima de ella vio venir en pleno vuelo la puerta de un viejo auto. -cuidado, cuidado- Grito al volumen más alto que le dio la voz, pero la puerta cayo en medio del patio, en el césped donde nadie se encontraba. -¿pero que pasa por dios?- Decía lamentándose la madre de Sebastián. Dejando a todos histéricos, nerviosos y asustados la tercera explosión se desvanecía detrás de la pared de ladrillos, dejando ver leves líneas de humo perdiéndose en el cielo ya oscuro de la noche. Llegando un nuevo amanecer, el llanto de la madre de Sebastián despertó a José, que se encontraba durmiendo incómodamente en una silla, la mujer estaba preocupada porque Sebastián, los primos de este y su marido no volvieron a la casa, después que salieron en distintos momentos a dar una vuelta y ver qué pasaba. -llama a la policía- -pero el teléfono de línea tampoco funciona- Se escuchaba decir dentro de la casa, José se levantó, perdiendo la cuenta de la cantidad de horas que llevaba hay, en esa situación desesperante, agotadora e incierta. Fue hasta una canilla ubicada en una esquina del patio, quiso abrirla para refrescar su rostro, pero apenas salió un leve chorro de agua, que se cortó, transformándose en escasas gotas. -no hay agua parece- En la mesa se hizo presente una fuente con la poca comida que quedaba, los niños fueron los primeros en servirse, Gerardo tomo varios trozos de comida egoístamente, por lo que todos le reprocharon que los niños debían comer primero y luego los adultos, si es que quedaba algo. Sin importarle esto se sentó a comer como si no hubiera un mañana, hasta que el padre de uno de los niños le arrebato la comida y lo empujo agresivamente. -no entiendes- José creyó que Gerardo no haría nada, pero quiso avanzarse sobre el hombre para iniciar una pelea, José lo sujeto. -basta, basta, cálmate- Le dijo obligándolo a sentarse de nuevo con un leve empujón. El sol implacable se extendía por el patio , el calor era insoportable , no tenían contacto externo , nadie sabía que pasaba , a las explosiones , los sismos y la incertidumbre , se le sumaba que los móviles no funcionaban , tampoco el teléfono fijo , que no había luz , ni agua , ni internet , la comida era escasa y cada lapsos de minutos , la madre de Sebastián rompía en llanto , al no saber su paradero , ni el de sus primos , ni el de su marido. José se sentó en una silla mirando el suelo , tratando de no pensar en nada , el calor sofocante lo agoto y su mirada quedo fija en el verde césped .minutos después una discusión lo saco del leve sueño que al parecer había conciliado , Gerardo y el mismo hombre con el que casi pelea por la comida , peleaban por una botella de agua que solo contenía una mínima parte de esta , hubo golpes de piño , gritos y los dos se disputaban la botella como si de oro se tratara , cansado de todo y con un agotamiento mental fuertísimo , José se paró de la silla , se dirigió dentro de la casa , pasando por al lado de la pelea sin siquiera hacer un ademan para detenerla , tomo la llave del portón , salió de la casa mirando fijo el portón , fue hasta él , lo abrió , cuando todos lo notaron comenzaron a gritar. -no, no salgas- Sin escuchar a nadie , ni pensar en las consecuencias que habría al salir , si hubiera otra explosión José salió de la casa , cruzar ese portón era lo que más quería , la calle estaba llena de humo y resto de cosas que parecían haber volado con las explosiones , sin prestar atención a esto camino , cuando se adentró en la humadera , no logro ver nada , sin embargo siguió caminando , lo único que quería era alejarse , de la casa , de la histeria , del pánico y de todo lo que allí vivió el tiempo que estuvo varado
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