Todo Por Ella

Capítulo 1 — El concurso.

Maileen

Cierro la puerta de mi habitación con llave, como siempre lo hago. Mi hermana menor, Maddie, está dentro, protegida de las horribles personas que visitan la casa, incluyendo a mis padres.

Dejar a mí hermana de seis años sola en una casa de drogadictos, no es algo que me tranquilice, había intentado llevarla conmigo a la universidad, pero no me dejaron. Y ya que ella no asiste a la escuela, porque mis padres no quisieron pagarla y prefirieron gastarla en más drogas, tengo que dejarla encerrada en nuestra habitación bajo llave, con suficiente comida y agua. Con el tiempo nos ha funcionado esta técnica, pero no sé durante cuánto tiempo más podré dejarla así.

No trabajo, principalmente porque no quiero dejarla mucho tiempo sola con mis padres y esas horribles personas.

Salgo de la casa sin llamar mucho la atención y me dirijo a la universidad. Estoy vestida con mis viejos vaqueros rasgados en las rodillas, una sencilla blusa azul claro y mis zapatillas deportivas. Mi cabello está completamente suelto y estoy más maquillada de lo normal. Gracias al maquillaje mis golpes no se ven tanto como ayer, y puedo pasar desapercibida como siempre, aun así nadie pregunta, no se atreven, la única que lo sabe todo es Casey, mi compañera de clases. Muchas veces me ha dicho que denuncie a mis padres, pero la verdad es que no me atrevo a hacerlo, porque sé lo que vendrá al final. El departamento de familia me quitará a Maddie porque no tengo las condiciones necesarias para cuidar a una menor de edad, no tengo trabajo y mucho menos una casa.

Así que el plan de denunciar a mis padres estaba al final de la lista.

Unos veinte minutos después, estoy entrando al salón de clases y como siempre, Casey, tiene mi lugar apartado, le sonrío y al acercarme le doy un beso en la mejilla.

—¡Tengo impactantes noticias para ti! —Me murmura ella con una emoción contagiante.

—¿Me acabo de ganar la lotería? —Le digo siguiéndole la corriente.

—Casi… ¿Recuerdas al multimillonario Colton Hemsley?

Asiento a la vez que frunzo el ceño.

—Por supuesto. Es el hijo de Reynold Hemsley, el dueño de la empresa premiada como revelación del año.

—Sí, bueno, su hijo está en cosas de beneficencia y ayuda humanitaria y, bueno… está organizando un concurso a la mejor idea benéfica. —Dice ella bajando la voz mientras habla, así que tengo que acercarme para oírla— La persona que desarrolle un plan para apoyar una causa a la perfección, ganará 15.000 $. ¡Si tú lo ganas podrás sacar a tu hermana de la casa!

Asiento en silencio considerando la idea.

Mmm… Suena fácil, pero…

—Apuesto que no soy la única que participará Casey, pero tampoco pierdo nada intentándolo, necesito sacar a Maddie lo más pronto posible de ahí.

Mi amiga toma mi mano y me da su sincera mirada de preocupación.

—¿Las volvieron a golpear?

—Anoche. —Digo cerrando los ojos— Mamá estaba muy drogada y entró hecha una bestia. Traté de defender a mi hermana, pero me golpeó hasta desmayarme. En mi inconciencia fue por Maddie. —Abro los ojos y mis cinco segundos de fragilidad desaparecieron completamente— Tienes seis años, Casey, no tiene por qué estar pasando por toda esta situación.

—Sé que pronto se nos ocurrirá algo para sacarlas de ahí, pero de verdad tiene que ser lo más pronto posible, tú tampoco tienes porqué estar sufriendo tanto maltrato.

Me encojo de hombros.

—Si con eso puedo evitar que golpeen a mi hermana, entonces lo soportaré hasta el último día de mi vida.

Ella me sonríe, pero no dice nada. Lo sé, si a mí me dijeran algo así, tampoco sabría qué decir.

Cambiamos de tema rápidamente y entonces ella me explica que para entrar al concurso debo ser mayor de edad. ¡Ja, tengo 20 años! Además de eso, no exigen nada más, solo tengo que registrarme vía internet y explicar de qué va mi proyecto.

Gracias a Casey y a su teléfono inteligente, logro registrarme y pasamos todo el día explicando en un video de que va mi propuesta. Mi amiga, asiente emocionadísima por mi idea y al final enviamos todo vía internet.

No tengo muchas esperanzas de ganar, pero no pierdo nada intentándolo. A este ritmo debo hacer lo imposible para conseguir dinero y así sacar a mi pequeña Maddie de esa casa, lejos de mis padres.

Al terminar todas las clases, me despido de Casey al mismo tiempo que ella me tiende algo de comida empaquetada, sin duda hecha por ella, le acepto el gesto solo porque sé que se molestará profundamente si le digo que no.

Nos damos un último abrazo y me dirijo a casa. Al menos no debo preocuparme por la comida, no hoy. Mi hermana y yo hemos aprendido a racionalizar la comida, y que hay ocasiones en las que ni siquiera comemos. Si no fuera por Casey y la comida gratuita de la universidad, hace tiempo Maddie y yo hubiésemos muerto de hambre.

Al llegar a casa, inmediatamente me llega el asqueroso olor de la droga cocinándose, también noto a los cinco hombres fumando y aspirando, perdidos en su mundo y por supuesto mamá y papá están encerrados en su habitación fornicando.

¡Dios, ni deben recordar que tienen una niña de seis años encerrada en una habitación!

Saco las llaves de mi bolso y abro la puerta de mi cuarto. Al pasar, observo a Maddie dormir una pequeña siesta. Sonrío y cierro la puerta, pero Maddie se sobresalta por el ruido y con ojos enormes y asustadizos me mira.

Oh, Maddie.

—Hola pequeña, traje la cena.

Ella me sonríe ampliamente y se levanta de un salto para poder abrazarme, dejando su miedo atrás.

Saco la comida empaquetada y me sorprendo al ver que es pollo frito, arroz y ensalada.

¡Dios, no puedo recordar la última vez que comí pollo! ¡Gracias, Casey!

—¡Pollo! —Dice mi hermanita asombrada.

Asiento feliz y triste por su expresión.

—Sí pequeña, come lo que quieras, es solo para ti.

Sus ojos se iluminan por la sonrisa.

—¿Y tú?

—Yo ya comí, todo es para ti, Maddie.

Y así, vi a mi hermana comer como nunca antes la había visto. Y la verdad no me importa aguantar el hambre, si con eso puedo ver una hermosa sonrisa en la cara de mi hermana.

Ella no se merece esta vida…