Capítulo 5 — ¿Ahora decides traicionarme?

1523 Words
Maileen —¡No puedo creer lo que me estás diciendo, Maileen! —Casey está con la boca abierta y realmente sorprendida. Le he contado todo lo que pasó en casa de Colton Hemsley, todo. Me encojo de hombros, quitándole importancia al asunto mientras cuento el dinero que he retirado del banco. —La verdad no me importa, Case. Si él quiere una prostituta, que saque su costoso auto a un burdel. De seguro ahí encuentra opciones mucho mejores que yo. Mi amiga arquea una ceja y me sonríe con picardía. —¿Eso es lo que te preocupa? —Pregunta— ¿Qué no seas suficiente chica para él? Me atraganto con mi saliva y sin decir ninguna palabra recojo el dinero y lo guardo en mi mochila. —Estás loca, realmente loca. A mí, lo único que me importa es sacar a Maddie de casa de mis padres. —¡Vamos, Maileen! Debes admitir que el tipo está buenísimo. —Me abraza con cariño por la espalda. Me río con fuerza, solo porque eso no lo puedo negar. Colton Hemsley, está como para chuparse los dedos. —Vamos, tú mamá debe estar agotada y yo debo llevar a Maddie a casa. —Quédense a cenar. Ha sido un día muy largo. —Ofrece con amabilidad, pero en su tono puedo ver que se trata de una orden. Una orden al estilo de Casey Harley. Asiento, porque sé que es inútil decirle que no a mi mandona amiga. […] —Maileen, me impresiona tu tema para la tesis. Es algo muy conmovedor, sé que tocarás el corazón del jurado. Jack me mira con una sonrisa de oreja a oreja. Estamos en casa de una compañera de clases preparando una ponencia para mañana. —Gracias, Jack. Espero que todo salga bien, me he esforzado muchísimo por ello. Él vuelve a sonreírme y toma suavemente mi mano, pasando su pulgar por cada uno de mis dedos. Ese gesto me pone nerviosa. Debo admitir que Jack es muy lindo, cabello rubio, ojos azules y un cuerpo que te hace imaginar cosas dirigidas a un público más adulto, pero él no me interesa en absoluto. Y ya que me estoy confesando, debo admitir que también salí con él unas tres veces, pero nunca llegamos a nada serio. Quito mi mano de la suya y me levanto para recoger mis cosas. —Jack, debo irme. Ya hemos terminado aquí y está oscureciendo. —He dejado a Maddie sola por muchas horas, eso y que él me incomoda mucho. —Por favor, solo unos minutos más. —Ofrece— Si quieres, te acompaño a casa después. Niego rápidamente mientras meto mis cuadernos en mi vieja mochila. —No puedo, tengo cosas que hacer. Nos vemos luego, Jack. —Me despido de él y luego me giro hacia mis otros compañeros— Adiós chicos, no vemos mañana en la presentación. Ellos me sonríen con amabilidad y se despiden. Ni siquiera somos amigos, me ha tocado hacer la presentación con ellos y, gracias a eso, he dejado a mi hermana sola en casa. Me preocupa un poco esa situación, pero pronto se acabará. Mañana es viernes y luego de mis clases, iré con Casey a finiquitar el alquiler de un pequeño piso. Extrañamente el alquiler me ha salido mucho más barato de lo que pensé y con eso puedo pagar unos cuantos meses más y aun me sobra para la comida. Como no tengo que preocuparme por mi hermana, ya que la señora Harley me dijo que cuidará a Maddie a partir de ahora, puedo buscar trabajo y ganar algo de dinero para poder seguir independizándonos. Probaría que puedo cuidar de mi hermana y muy bien. Ningún maldito departamento de familia me la quitará. Para el momento que salgo de la casa de uno de mis compañeros y llego a la parada de autobús, me doy cuenta de lo tarde que he llegado y que, por el día de hoy, no pasará otro autobús. Molesta, me apresuro a caminar a mi casa. Sin importarme la oscuridad, ni lo lejos que estoy de mi hogar; solo quiero llegar y abrazar a Maddie, estoy tan nerviosa y ni siquiera sé por qué. Lo único que tengo claro, es que quiero llegar a casa ahora mismo. Unos treinta minutos después, al fin veo mi casa y con mucha rapidez saco las llaves. Cuando llego a la puerta y la abro; una mano muy grande me jala dentro sin darme tiempo a respirar. Tardo unos segundos para darme cuenta que es mi padre, sus ojos están rojos y su nariz también. —¿Así que… decidiste regresar? —Su voz es grave y ronca, pero aun así me cuesta trabajo entenderle. —Papá, vengo de la universidad, solo… —Un fuerte golpe en mi cara me silencia y tira al suelo. Él me ha golpeado. Con la mitad de mi cabello en la cara y la respiración agitada, puedo ver a un grupo de hombres desgarbados, con una sonrisita de diversión en sus caras. Papá vuelve a tomarme del brazo y dejando mi mochila en el suelo, me lleva a rastras dentro de la habitación. Al entrar, cierra la puerta, dejándonos encerrados. Cuando levanto la mirada, noto que mi hermana no está por ningún lado. Mierda, ¿dónde está Maddie? Los oscuros, pero dilatados, ojos color verde de mi papá me miran con furia. Por primera vez, logro asustarme tanto, que retrocedo lentamente hasta tropezar con la cama. Es en ese momento que mi padre, Robert Collins, se acerca hasta mí. No sin antes lanzar una pequeña silla de madera contra la pared, haciendo que estalle en pedazos. —¿Creías que podías engañarme, Maileen? —Me grita con furia— ¡Contéstame! Estampa su puño contra mi cara y me vuela un par de centímetros lejos de él. Pongo mi mano en mi mejilla y al bajarla, noto que mi labio inferior está sangrando. Trato de no llorar, pero en estos momentos tengo tanto miedo y no puedo dejar de pensar en mi hermana. ¿Maddie, dónde estás? Intento encontrar refugio recogiendo mis pies contra mi pecho, pero él no me lo permite. Mi padre toma mis pies y me jala de regreso a donde estaba antes. —Papá… no sé de qué estás hablando… por favor, no más. —Murmuro, rezando porque me deje en paz y así pueda buscar a Maddie. Pero lo único que recibo es otro golpe, y luego otro y otro. Es en este último, que logro gritar, pero papá me levanta y tapa mi boca, asegurándose de que no de que no haga ni un solo ruido. —¡Eres una maldita desagradecida! —Murmura en mi oído— Después de darles un techo decente a tu hermana y a ti, ¿ahora decides traicionarme? Siento como algo baja por mi mejilla y sé que no son mis lágrimas, esto es algo más espeso. Pero cuando papá pasa su mano por toda mi cara con fuerza sé, por el ardor y el dolor, que me ha roto parte de la ceja. De pronto y sin previo aviso, mi frente es estrellada contra la cabecera de la cama. Es un dolor tan fuerte el que me causa el golpe, que de pronto no puedo ver y me dan muchas ganar de vomitar. Mi padre, al fin me suelta y va directo a mi armario; saca una cajita y me muestra el dinero escondido, mi dinero. ¡Oh, no! —Ni creas que te vas a ir de esta casa, Maileen. Este dinero me pertenece, ¿y sabes por qué me pertenece? —No respondo— Porque yo he tenido que gastar mi maldito dinero en ti y en la mocosa de tu hermana. Intento moverme hacia él. Ese dinero me lo había ganado por mis ideas, era mío, no de él. Sin embargo, deja el dinero en la mesita de noche y se coloca encima de mí. —Lástima que voy a hacerte dormir. —Vuelve a murmurar en mi oído— Podría hacerte valer unos cuantos dólares. Mucho de los chicos allá fuera quieren una noche contigo, si tan solo pusieras de tu parte… Le escupo el rostro. —¡Jamás, prefiero morir! —¡Maldita perra! —Coloca sus manos alrededor de mi cuello y comienza a apretar con mucha fuerza, ahogándome de inmediato. Trato de quitar sus manos de mi cuello, pero él es demasiado fuerte, y con su cuerpo encima del mío, no puedo hacer mucho. Estoy atrapada. A medida que se va enfureciendo más, va apretando su agarre, hasta que ya mis pulmones comienzan a doler por la falta de aire. —Pudiste haberte salvado y haberme dado algunos dólares con tu cuerpo, ahora usaré a tu hermana, de seguro ella si hace un mejor trabajo. Mi cuerpo comienza a convulsionar y agitarse. De pronto me siento muy cansada y mis manos caen a un lado, voy cerrando los ojos y no importa lo que haga, no logro abrirlos. Tengo mucho sueño, ya no puedo ver nada, sueño y frío, mucho frío… Maddie…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD