Sumergido en su mágico ensueño, Luca caminó por las oscuras calles de la ciudad, mientras la recreación del beso seguía repitiéndose una y otra vez en su mente, como si fuera una película.
El dulce sabor de sus labios y la calidez de su aliento combinado con la suavidad de estos, seguian apoderándose de sus propios labios igual que un recuerdo fantasmal.
Con una boba sonrisa dibujando sus labios, el chico de mirada tormentosa llegó hasta su destrozada casa e ingresó en el interior de esta; sin embargo su burbuja fantástica dónde se encontraba inmerso no se pinchó hasta que vio el rostro de Kallias observandolo con aquellos ojos oscuros como una noche sin estrellas desde las profundidades de las sombras.
—Buenas noches—dijo con rudeza Kallias, sin importarle que Aron se encontrase durmie
