El son moribundo del día comenzaba a morir en el horizonte, bañando todos los árboles con su bello beso dorado. Las farolas de colores comenzaban a encenderse entre los diversos puestos, otorgándole al espacio una visión más mágica de su mundo. Luca jamás había ido a una feria, nunca había tenido el tiempo, el dinero ni el interés para ir a una. Sin embargo, caminando allí en compañía de Camilla, solo se le cruzaba por la mente «¿Porque no vine antes?» La hermosa chica de cabello color plata sonreía ampliamente mientras tiraba con fuerza y algo de dificultad del inmenso oso de felpa que el chico de mirada tormentosa había ganado para ella en un juego de disparar a unos patos de madera. Él no había fallado ni un solo tiro, sorprendiendose a sí mismo, puesto que jamás había disparado un

