Todo el cuerpo de Aron temblaba igual que una hoja a punto de caer en otoño, su respiración era irregular mientras luchaba por contener las lágrimas de miedo que amenazaban con derramarse por sus mejillas. —¿Quién demonios está ahí?—volvió a rugir el hombre de cabello dorado avanzando hacia el sitio donde Aron se ocultaba. —Padre, ¿Qué ocurre?—dijo una profunda voz masculina sin un ápice de temor. La curiosidad volvió a apoderarse del chico de mirada color caramelo, quien se estiró suavemente para lograr asomar su cabeza por el costado de la columna sin que nadie lo observara. A unos pocos metros de él, acababa de aparecer un chico de cabello n***o, quien se aproximó a Estanislao. —Era un cabo suelto, Alexander. Ya no debes preocuparte—respondió el hombre de cabello dorado con total i

