Capítulo 7:

1017 Words
Kallias avanzó por el estrecho pasillo poco iluminado con pasos firmes y una arrogante sonrisa dibujada en sus labios. Las personas a su alrededor seguían su andar con miradas sorprendidas y algo curiosas, al fin y al cabo era extraño que alguien tan joven como él tuviera el privilegio de ser invitado a aquel lugar. Cuando el chico de profunda mirada infernal atravesó la arcada de madera al final del camino, encontró el mismísimo páramo hecho realidad. Miles de mujeres notablemente hermosas se paseaban entre los hombres del lugar, luciendo sus naturales atributos femeninos con total libertad, sin que el más mínimo trozo de tela cubriera su piel. —¡Kallias finalmente llegas!—dijo Oso sin apartar su mano del muslo de una chica que aparentaba tener varias décadas menos que él. Sin bajar su mentón ni disminuir su firme andar, el chico llegó hasta el peligroso hombre de aspecto repulsivo, y sosteniendo su mirada respondió: —Lamento la demora, el transporte público se retrasó—firmeza y naturalidad en el fluir de sus palabras, ni un atisbo de duda o temor presente—. Imagino que ya recibió el cofre. La sonrisa dibujada en los labios de aquel vil y asqueroso hombre se expandió de forma considerable, mientras indicaba con un gesto a la chica a su lado para que se retirara. —Tienes mi admiración, chico. Me sorprende que alguien de tu edad tenga más cojones que muchos de mis hombres más experimentados—ronroneo Oso pasando una lengua babosa sobre sus labios, mientras observaba al muchacho frente a él con mirada pensativa. —El miedo es solo la excusa de los débiles—escupió Kallias manteniendo aquel tono tan frío como el hielo. —Me agradas chico, creo que podrías adaptarte muy bien a mi equipo—ronroneo aquel hombre de repulsiva sonrisa, mientras indicaba con un gesto de mano a uno de sus hombres para que se aproximara—. Kallias, te presento a Zeth, mi mano derecha. »—Zeth te presento a Kallias, tu nuevo rival y pupilo. El hombre recién llegado, de notable contextura física y mirada parda observó a el chico de mirada color onix durante varios segundos, como si no fuera más que un insecto con el cual podría entretenerse un rato antes de aplastarlo. —Será mi pupilo, pero veremos si es digno de ser mi rival—escupió el recién llegado sin un ápice de simpatía. Oso río de forma sonora y algo exagerada, mientras observaba a los dos hombres sostener sus miradas con espíritus y temples de hierro. Aquello era semejante a ver dos tótems de piedra luchar. —Es verdad, veremos si es digno de ostentar tan alto puesto—ronroneo el hombre que portaba aquella corona invisible, disfrutando de forma palpable la situación—. Desempeñaste a la perfección tu primera tarea, sin margen de error, sin embargo tengo presente que recibiste ayuda. —Así es, dos amigos me ayudaron a ingresar y salir de la casa, yo realice el trabajo sucio—comenzó a explicar Kallias sintiendo un leve temor arañando las entrañas de su ser—. Si le preocupa que puedan hablar, ellos no saben nada al respecto de lo ocurrido, creen que robamos cuadros de considerable valor. Al oír aquellas últimas palabras, tanto Oso como Zeth estallaron en un millón de risas, mientras el chico de mirada infernal aguardaba con paciencia hasta que aquello finalizará. —Eres astuto como zorro, chico, nos viene bien alguien con tu mente aquí—ronroneo el rey comenzando a rascar la punta de su barbilla—. Y soy consciente de que tus amigos también son listos. Aquel hombre tenía razón, las calles habían logrado desarrollar de forma excesiva la inteligencia, perspicacia y receptividad de Kallias, por lo que comprendió lo que él quería antes de que las palabras abandonaran sus labios. Sin embargo, aquello no era lo único que le habían ganado las calles. La desconfianza era una de sus mayores debilidades. »—Verás, quiero formar un pequeño grupo de hombres, se encargarían de los trabajos más difíciles y complicados pero la paga sería notablemente buena. Me interesaría saber si ellos… —Si. Puedo encargarme de que ellos acepten trabajar con nosotros—respondió con simpleza Kallias, ganándose una sonrisa aprobatoria por parte de Oso al decir "nosotros"—. Pero solo si me promete ser el líder de ese equipo, no planeo responder ante nadie más que no sea usted. Zeth rio por lo bajo, dispuesto a denegar aquel pedido, sin embargo el rey de aquel mundo tan pútrido respondió primero: —Me parece bien la idea, chico—comenzó a decir Oso arrastrando las palabras—. Tienes un mes para convencerlos. —Gracias señor, no lo decepcionaré—dijo el chico de mirada infernal, inclinando levemente su cabeza en señal de saludo reverencial, antes de disponerse a marcharse del lugar. Sin embargo, el rey volvió a hablar, acortando los pasos de su andar. —Alto, si ahora trabajas para mí necesitaré que estés disponible cuando lo requiera y llegues hasta mí lo antes posible—comenzó a decir el hombre, mientras una nueva chica se aproximaba a él y tomaba asiento sobre su pierna—. Zeth dale tu celular y las llaves de tu camioneta, imagino que sabes conducir. —Así es señor—respondió Kallias ocultando su entusiasmo, mientras tomaba las llaves que Zeth le ofrecía—. No lo decepcionaré. —Un mes, Kallias, tienes un mes para hacer que tus sueños dejen de ser solo eso… sueños. El chico de cabello y mirada infernal asintió, con el mismo entusiasmo que había mantenido desde el momento en que llegó. Luego de una última reverencia él salió por el mismo lugar que había ingresado, mientras su astuta mente comenzaba a idear un plan para convencer a Luca y Aron. Con Aron sería sencillo, sabía que con solo mencionar el dinero accedería. Sin embargo, Luca era otra historia. Pero todos tienen un precio por el cual estarían dispuestos a vender sus almas, y Kallias lo descubriría.
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