Adiós.

1743 Words
Annie. Me jode que me afecte tanto, que trate de excusarse con ella incluso y a pesar de lo que acaba de suceder entre nosotros dos, ¿Porque no puede botarla simplemente? ¿Qué es lo que lo mantiene atado a ella? Me pregunto, mientras veo sentada en el sofá de la oficina en la que no deberíamos estar como la parejita discute lo que acabo de afirmar. ¡Como si fuera para tanto! De verdad le estaba chupando la polla a Nathan y en ningún momento vi gesto de desagrado alguno, Nathan lo estaba disfrutando, yo lo estaba disfrutando, y aunque el hombre intento ponerse un poco romanticón, cosa que no necesito, todo iba a bien, hasta que Natalie apareció. La detesto, creo que, si en algún momento de la historia encontrasen un diccionario hecho por mí, ella realmente encabezaría la descripción de arpía manipuladora. Natalie no es tan santa como Nathan cree, ella también tiene secretos, y me atrevería a decir que son mucho más oscuros de lo que Nathan en algún momento podría llegar a imaginarse, solo es cuestión de tiempo para que salgan a la luz, basta tan solo un mal movimiento para que todas sus mentiras se caigan al piso, sin embargo no es esa la razón por la que yo quiero que Nathan la deje. Él merece algo mucho mejor, y no me refiero específicamente a mí, sino simplemente a alguien más, no ella, ella no debería estar ya en el mapa siquiera. Quiero que la deje por entender eso, no por la cantidad de mierda que ella le oculta, quiero que abra los ojos y sea capaz de ver la verdad como es en realidad y no como él se la ha querido imaginar. Nathan es demasiado bueno para Natalie. Yo se eso, porque he estado con él en cada paso que ha dado desde hace cinco años, somos inseparables, he visto cada derrota de Nathan, y he visto también cada victoria, conozco su corazón cuando está roto y cuando está lleno de amor, lo conozco cuando simplemente se quiere conformar con alguien, y ese es el caso de Natalie. Es que se ve tan aburrido, que realmente me da un poco de lastima, parece tan harto de ella, tan cansado de absolutamente todo, lo único que no entiendo es que hace ahí peleando con esa mujer que ya no le inspira nada, porque simplemente no la manda a la mierda y sale por la puerta principal para no volver más. He llegado a creer que la chica lo embrujo, aunque a decir verdad, Natalie tampoco es que sea lo suficientemente inteligente como para pensar en algo como eso, ella es básica, muy básica. Ella no lo merece. -¿Estabas o no estabas engañándome con eso?- Pregunta con asco mirando en mi dirección, yo le enseño el dedo medio y espero con la sangre corriéndome a mil por hora la respuesta que Nathan le va a dar. ¡Si, si, dile que sí! - Le pido internamente, aunque sé que él no puede escucharme. Realmente quiero que sea un hombre y que le diga la verdad, algo de mi quiere que la destruya para así no tener que volver a verla jamás. Una pausa demasiado larga para mi gusto se instala en la oficina, estoy empezando a sudar y necesito dejar de mover el pie derecho con tanta ansiedad. Tanto Natalie como yo esperamos a que diga algo, pero Nathan no parece dispuesto a emitir sonido alguno, el hombre simplemente se reduce a mirarnos a ambas mientras frunce el ceño. -¿Lo estabas haciendo o no?- Recalca ella. -Yo también quiero escuchar esa respuesta- Digo mirándolo acusadoramente entretanto cruzo los brazos sobre mis pechos. No lo hagas más difícil…-Le pido mentalmente. Se que Nathan cree que soy caprichosa, se lo que debe estar pensando, puedo imaginar las voces en su cabeza diciéndole que lo único que hago es manipularlo a mi antojo para aislarlo del resto de personas en el mundo, sé que piensa que soy una acaparadora y que una de las cosas de mi colección es él, pero si supiera lo que siento en este instante, entonces cambiaría su parecer, entendería que quizá muy en el fondo hay sentimientos escondidos. Entendería lo mucho que lo amo y lo poco que me agrada verlo someterse a esa mujer como si fuera un cachorro en peligro. -No- Niega después de un resoplido. Lo miro con odio, y con ganas de matarlo con mis propias manos por ser tan cobarde, pero lo único que hago en cambio, es reírme y salir por la puerta. -Disfruten de su mentira- Les grito saliendo de la oficina, no necesito más de esa basura, suficiente tengo con la mía. Antes de que Nathan pueda seguirme o de que el guardia de seguridad me pregunté qué hacía en la oficina cerrada del gerente del pub, salgo del bar y respiro el aire fresco que hace fuera. La noche esta fría, la brisa mueve los arboles al fondo y yo estoy sola. Maldito Nathan, en realidad poniendo las cosas en perspectiva, se merece absolutamente todo lo que esa bruja decida hacerle. Al fin y al cabo, el fui quien la eligió, él decidió joderse con sus demonios. Pido un Uber desde mi celular, y tras recorrer un par de cuadras llego a casa, exhausta y más que todo cansada de esta noche. Lo primero que hago al llegar es poner el servicio de mensajería del teléfono de casa, si, si, sé que son un poco anticuados y que para eso existe w******p y los mensajes de voz, pero ahí cierta magia en estos aparatos que me encanta, no los abandonaría por nada del mundo, ni aunque la declararan la maquina más inútil e inservible en el mundo. Creo que con algunas cosas sucede así, simplemente no puedes deshacerte de ellas, incluso aunque sepas que no es mucho lo que aportan a tu vida, y que son en realidad más un estorbo que otra cosa.  Quizá eso es lo que le sucede a Nathan con Natalie. Quizá Natalie es la máquina de mensajería de voz de Nathan. El primer mensaje que llega es de mamá. “-Hola cariño, espero que estés teniendo una semana increíble, no te olvides de llamarme antes de viajar, hay algunas cosas que quiero que hagamos juntas antes de que te vayas por todo un mes, eso es demasiado tiempo y quiero saber que todo va bien contigo. Llámame cuando escuches este mensaje, mamá” Sigo escuchando el resto de mensajes, algunos de Karen, una compañera de clases, uno de Jhan, mi amigo con beneficios, y el resto no me interesa escucharlos, me toca pagar renta en un par de días, y ya lo sé, no necesito que nadie me lo recuerde, tampoco quiero el seguro de vida que el banco me ha ofrecido alrededor de diez veces este mes, se siente algo raro, es como si de algún modo ellos quisieran matarme y estuvieran asegurándose un dinero antes de hacerlo. Papá solía decir que el día de morirse era un solo, y que para eso no se necesitaba seguros, precauciones o demás, papá era sabio, y quiero creer que tenía toda la razón. Me tiro en el sofá de mi pequeño aparta estudio, pero de repente me doy cuenta que el lugar a pesar de ser pequeño, sigue siendo demasiado grande para mi sola, nunca me gustaron los espacios tan abiertos, me hacen sentir abandonada, me causan una sensación desagradable en el estómago, la misma que estoy experimentando en este momento. Busco que hacer, pero no consigo algo que ocupe mi mente de la manera en la que lo necesito, porque ciertamente necesito deshacerme de la imagen de Nathan negando todo lo que había pasado, necesito olvidar que nuevamente la puso a ella sobre mí, tengo que dejar de visualizarlos juntos, y desnudos sobre la cama de algún motel cercano al bar, necesito deshacerme de eso antes de enloquecer, antes de que ese hombre termine de apoderarse de la pequeña parte racional que aun creo que me queda. -Ann- Escucho que gritan al otro lado, mi corazón se acelera de inmediato, él es el único que me llama de esa manera. Finjo no darle importancia entretanto me acerco a la puerta, pero a pesar de mi cabeza que me grita que sea cuerda, tomo mi cuerpo quiere tenerlo dentro, por siempre. -¿Qué haces aquí?- Le pregunto con indiferencia entretanto le bloqueo la entrada al departamento. -Quiero hablar contigo. -Te escucho- Me recuesto en el marco. -Annie, por favor, no de esta manera- Me pide mientras cierra sus ojos azules, que justo ahí parecen mucho más brillantes de lo que en realdad son. -¿Entonces de cuál? ¡Oh espera! ¿Quizá mientras me follas para después decirle a tu novia que no ha pasado nada? -¿Qué querías que le dijera? ¿Qué le gritara en la cara que sí, que habíamos estado follando y que había sido el mejor polvo de mi vida? - Confiesa, mientras algo de mi ego s****l grita de emoción por dentro. -Eso habría sido bastante sincero- Parpadeo. -Pero no puedo hacerlo. -Y yo ya no quiero preguntarte por qué. -Annie déjame seguir- Nathan intenta entrar sin embargo yo me quedo donde estoy, bloqueando su paso a mi casa, como si de esa forma pudiera también bloquearle la entrada a mi vida. Se acerca más a mí, incitándome a que me quite, sin embargo, lo que él no sabe, es que entre más se acerca, más muero por quedarme donde estoy, por estar a su merced mientras él termina de aniquilar los pocos centímetros que nos separan, Nathan es jodidamente sexi, y su simple y cálida respiración en mi cuello hace que mi estomago hormiguee. -¿No vas a apartarte? -No, ¿Y qué? - Lo reto. La mano de Nathan vaga por mi brazo desnudo, de arriba abajo, ejerciendo una leve caricia que ha hecho que se me erice el vello, y que mis bragas se sientan húmedas. -Entonces voy a irme- Suelta de sopetón, me he dado cuenta de que a Nathan le encanta provocarme para dejarme con las ganas, siempre caigo en su juego, y esto se está volviendo peligroso, porque nos estamos enredando, y no quiero caer en un juego del que no voy a ser la dueña. -Bien, supongo que nos veremos después- Digo y acto seguido a esto cierro la puerta en su cara, necesito irme, necesito apartarme de todo esto que él me hace sentir. Antes de que sea demasiado tarde. Antes de que nos hagamos daño.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD