Capítulo 17.
Un antes y un después
Mariela.
Los días transcurrieron como si las horas marcaran cada paso en el segundero del reloj.
El tratamiento lo tomé puntualmente cada día, rogando a Dios, que hiciera efecto. No quería someterme a una cirugía.
Había pasado un mes, hoy sábado me encontraba en la sala de espera, justamente frente a la puerta, esperando la voz de la asistente que mencioné mi nombre.
— Señorita, Mariela Villanueva, —menciona después de permanecer dos horas en espera. El doctor la espera, pasa, por favor.
Asentí.
—Gracias — dije al levantarme y seguido pasar a su lado para ingresar al consultorio.
El doctor esboza una sonrisa cuando estoy frente a él.
—Toma asiento, por favor —señala la silla—, como te has sentido, todos estos días, con el tratamiento.
—Bien, do
