Prefacio
—¿Nos toca organizar a nosotros el matrimonio?—No pude evitar preguntarle.
—Si, pero no te preocupes, yo me haré cargo mientras tú vayas donde tus padres—Se limitó a responder.
No me agradaba el echo que el no fuera a ir conmigo, yo quería que lo hiciera y pasáramos la semana juntos, con mis padres.
—¿Por qué no irás?
El me miro con una mueca en la cara para luego soltarme y caminar por el lugar.
—Tengo bastante trabajo por hacer, quisiera ir, pero no puedo—Susurro—, pero prometo recompensarte cuando regreses, mientras estés por fuera yo te enviaré adelanto de lo que vea y tu me dirás si te gusta o no.
—Solo quedan dos meses y tres semanas—Comente—, las cosas que hay que organizar no son pocas, tomara mucho tiempo.
—Déjame todo a mí, yo me encargaré que todo salga bien—Manifestó—, ya verás que te gustará.
No me sentía cómoda dejando que el hiciera todo el trabajo, si no me iba a acompañar era porque estaba muy ocupado y más encima quería cargarse más trabajo, seria desconsiderado de mi parte si lo dejara ocuparte de todos los preparativos del matrimonio, yo también me iba a casar.
—No, yo también quiero ayudar, no harás todo el trabajo tu solo—Mencione acercándome hasta él.
El me miro en completo silencio, cuando estaba cerca me envolvió entre sus brazos para abrazarme, yo e correspondí el abrazo y escuchaba como mi corazón latía desbocado por su cercanía, esperaba que el no lo escuchara.
—Yo te enviaré las imágenes y tu tomarás la decisión final, solo disfruta con tus padres un tiempo, se que lo necesitas y ellos contigo.
—No quiero ir una semana, extraño a mis padres y mucho, pero aquí nos casaremos los dos, debemos decidir los dos juntos—Dije mientras le acariciaba el rostro pero la retire al sentir los pelos de su barba—, necesitas cortarte eso, pica.
El río, — apenas y esta saliendo, mañana me la quito.
Yo lo mire mientras deslizaba mis dedos por su barba de unos pocos días, no eran muchos los que tenía, pero se veía muy sexy con ella, pero lo prefería sin ella.
—Si, debes quitarte la con urgencia—Reproche separando me—, el día que vaya a visitar a mis padres quiero ir contigo.
Declare alejándome y sentándome a descansar.
—Si, Cariño, iremos los dos de visita, pero para eso pueden faltar unos meses—Comento mientras se sentaba al lado mío.
—No me importa, si voy contigo estaré bien—Mencione agarrándole la mano—, además así mis padres tendrán más contacto contigo… ya sabes, por el echo que terminaremos casados ante todo el mundo por incumplir las reglas.
Me había puesto un poco nerviosa, pero para mí era importante que mis padres tuvieran contacto con él, que estuvieran de acuerdo con lo que estábamos haciendo aunque no supieran la verdad, pero que vieran que estaría bien, así nuestros sentimientos no pasarán a mayores.
—Esta bien—Manifestó dándome un suave beso pero me separé.
—Hablo en serio, quítate eso, pica mucho—Sentencie mientras hacía una mueca.
—Cuando te bese en el pasillo pareció no afectarte—Argumento mientras se colocaba de pie.
No mencioné nada al respecto, sabía claramente que había ignorado la idea de sentir esos pelos pasar por cara, pero es que su beso era tan placentero que no me quería separar por la comenzó de ella, solo quería continuar con ese sustancioso beso que me estaba volviendo loca.
—Voy a quitarme está barba recién salida, ¿Me acompañas?
Me coloque de pie y enrolle mi brazo con el suyo—No me lo necesitas pedir dos veces.
Lo jale fuera del laberinto y lo lleve lentamente por todos los pasillos para dirigirme hasta su habitación pero ya estaba un poco perdida y no recordaba a donde tenía que agarrar.
—Mandare a poner señalizaciones para ti—Comento pero en ese momento deje de sentir el piso y vi que el me había alzado.
—Benjamín, ¿Qué haces?—Pregunte mientras me sujetaba de su cuello.
—Llevas un tiempo aquí, aunque no te culpo que no sepas cómo llegar a mi habitación, pero te acostumbraras muy pronto a llegar a los aposentos.
Escondí mi cara en su cuello y cerré los ojos para sentir su aroma. No sé qué me pasó en ese momento por la cabeza, pero abrí mi boca un poco y empecé a succionar una parte de su cuello. Benjamín se frenó inmediatamente.
—Tarah…
Su voz era ronca, yo no dije nada y solo seguí trabajando en su cuello.
—Benjamín—La voz se Joshua no me paro, pero Benjamín se tenso y apretó su agarre—, no vi nada, yo hago el trabajo.
—Maldición, Tarah, no hagas eso—Susurro con voz ronca.