Narración
—Por favor, detente, ¿qué haces? Nooooo, Ángel, por favor, detente, me lastimas.
—Serás mía, así aprenderás a respetarme, ¿no me amas? Si me amas, me darás lo que quiero.
—Ayuda, no, por favor, no lo hagas, Ángel, Ángel. —Entre lágrimas y dolor, Mía ve a Ángel dormido a su lado. Al ver los moretones entre sus piernas y abdomen, se levanta arrastrándose por el suelo, toma su ropa y se viste con gran dolor. Mira al hombre sobre su cama, herido del golpe que ella le dio en su cabeza. Tomando valor, aunque sabe que la familia de su novio tiene mucho poder, ella sale de la propiedad donde todos la miran con preocupación, sube a un taxi, tomando valor, y se va a la comisaría.
—Deseo formular una denuncia —dice con lágrimas atravesándose al hablar.
*
Elisabeth sale de su casa con determinación. Sabía que su novio estaría en algún lugar con su mejor amiga. Al llegar al lugar, entra con determinación; lo ve sentado junto a su amiga besándose abiertamente y se acerca para insultarlo, pero es detenida por su amiga Eloísa. Con gran enojo, ella se la lleva, evitando un gran escándalo. Mía se calma y va a casa de su novio por la noche; quería reclamarle, sentía la necesidad de expresarle lo decepcionada que estaba. Eran 5 años de relación con un hombre que al parecer no conocía de nada. Al llegar, lo ve acostado en su cama y se abalanza, golpeando su pecho.
—Eres un bastardo, ¿cómo pudiste humillarme en público? Me estás engañando con esa zorra. —Su enojo se desvanece cuando él la abofetea, arrojándola contra el suelo.
—¿Con qué derecho vienes a reclamarme? Te pedí sexo y tú no me lo das, así que debo buscarlo en la calle. Eres una buena para nada, eres mi novia, tienes que comportarte como tal.
—Yo no soy nada tuyo, esto se acabó, quédate con ella. Muy bien lo dijiste, yo no soy lo suficientemente para ti, yo soy mucho para ti y no puedes obligarme a hacer lo que no quiero hacer, te dije que no estoy pre… —La sostiene del cuello con enojo.
—Eres mía y no podrás escapar de mí, te haré respetarme.
—Ángel, suéltame, me estás lastimando.
—Cállate, te quedarás conmigo por las buenas o por las malas, sabes que no puedes escapar de mí, mi padre tiene mucha influencia; donde te escondas, te encontraré.
—Por favor, Ángel, suéltame, ¿te volviste loco?
—Sí, me volví loco por ti, por probarte y sentirte. ¿Por qué te niegas a darme tu amor?
—¿Qué estás diciendo? Eso no es amor.
La arroja contra la cama mientras desgarra su ropa con premura besa y muerde sus labios sin control mientras la toma inrrumpiendo en ella sin piedad, después de ese despiadado acto ella llega a la comisaría donde es atendida por un oficial de guardia que al ver a la joven casi convaleciente la lleva a la enfermería dónde le hacen los exámenes pertinentes, se emite un gran juicio, Ángel sale ileso de todo, ya que su padre es un hombre muy importante, pagando la fianza sale en libertad y como a muchas mujeres Mía no fue escuchada, un hombre abusivo sale en libertad sin pensar el daño que podría crear en otras mujeres, con gran decepción sube a su coche después de días de no poder dormir, su madre ha decidido enviarla a Europa donde su tío quien es oficial la entrena enseñándole autodefensa, gracias a un grupo de autoayuda ella pudo superar con gran valor aquel aterrador evento que marco su vida por completo, por las noches le costaba dormir, era horrible pensar he imaginarlo dentro de ella con tanta agresividad sin importar sus sentimientos o su dolor, un monstruo sin corazón.
Fue entrenada por su tío, quien pagó sus estudios. Con una gran meta y decisión, ella está dispuesta a formarse. El evento en su vida se convirtió en el motor para salir adelante, llenando su vida de valor. No quería ser más la vulnerable e indefensa chica, quería convertirse en alguien capaz y fuerte, con la energía de velar por ella misma y por los que la rodean; para ello, una nueva mujer nacía ese día cuando cambió su nombre a Elizabeth Roberts.
—Felicidades por la misión, teniente, logramos salvar a esas chicas en la casa del mafioso. ¿Qué piensa hacer ahora?
—Quiero que me trasladen a Estados Unidos, quiero volver a mi país.
—Como ordené.
Así como lo ordenó Elisabeth, tomó sus maletas y volvió a su país, donde la lucha por hacer justicia empezó desde el momento que aterrizó, sacando las pruebas de su caso y acabando con su mayor rival; logra encarcelar al abusivo de su ex, un bastardo que le hizo lo mismo a otras chicas. Elisabeth sabía lo mucho que le ayudaron a ella los grupos de autoayuda, así que decidió abrir un lugar donde las chicas fueran escuchadas, un lugar sagrado donde pudiera ayudar a jóvenes con temor a expresarse, a hablar del abuso s****l y de los interminables abusos que debemos aguantar las mujeres.
*
—Elizabeth, ¿qué se siente haber vuelto y ganado este caso?
— Así como esta chica existen muchas que no saben defenderse, chicas que quizás hablan y no son escuchadas, también existen mujeres que luchan por decir la verdad y muchas que no tienen el valor de hacerlo, por esa razón he abierto este centro de ayuda para hacer justicia y demostrarle al mundo que las mujeres si podemos, que muchas mujeres y jóvenes puedan ver con sus propios ojos que si se puede que hay justicia, que pueden hablar, callar solo empeorará la situación es momento de un cambio, de volver a la vida, existen muchos casos de mujeres que se mantienen calladas y eso solo termina con su vida, otras con el autoestima tan débil que creen que se merecen el daño que ese monstruo les hace, despierten mujeres estamos en el siglo XXI, nosotras no somos esclavas de los hombres las invitó a seguir adelante demostrar al mundo que somos capaces de luchar por nuestra libertad, demostremos que tenemos igualdad.
—No todas sentimos o tenemos ese valor, no es fácil la situación que vivimos.
—Si se puede, dejemos de lado lo negativo, tomen valor, dejen de lado el temor, demuestren que pueden salir adelante a pesar de cualquier circunstancia, dejen de ser las mujeres dolidas y convalecientes, las que pueden ser manipuladas; llénense de valor y luchen por ser mejores; nosotras también somos capaces de hacer todo lo que nos propongamos. —Debo marcharme hasta la próxima.
Los aplausos invaden el lugar; desde ese momento Elizabeth sabía que habría más mujeres que lucharían por salir de ese infierno en el que viven aferradas, sabía que todo empezaría a cambiar. En su corazón sentía que estaba logrando algo increíble y se siente feliz de saber que hace algo más por las mujeres.
Elisabeth sube a su coche, donde sale del lugar con gran premura. Su chofer, como su guardaespaldas, la admiran: una mujer fuerte, implacable, incapaz de romperse. Sentían que ella era la diferencia y, como todos los que la rodean, también sabían que ella era tan hermosa que podría llamar la atención de cualquier hombre. Llevan trabajando con ella más de 6 años y no le han conocido ninguna pareja; aunque ellos no conocen su pasado, saben que detrás de esa hermosa sonrisa se esconde un pasado oscuro, tan fuerte que la hace rechazar a cualquier hombre que la invite a salir.
Al llegar a su departamento, como todas las tardes, practica la puntería en su cuarto en el sótano, entrena sus artes marciales con su entrenador y el único hombre en quien confía, su tío, que ha sido como su padre.
—Vamos más fuerte, ¿qué pasó contigo hoy? No estás dando el potencial de siempre.
—No pasa nada, tío, solo estoy cansada; el día fue muy largo. —Dice casi sin respiración mientras acomoda su guante de la mano derecha.
—Me llamaron de la oficina, quieren que tú te encargues de un caso de un mafioso; al parecer es un caso secreto y no me dieron detalles, aunque, como sabes, muevo mis influencias y, como te conozco, sé que no te va a gustar lo que te voy a decir.
—¿Qué pasa, tío?
—Se trata de un ex coronel, un joven con gran carácter singular, que se ha convertido en el CEO más influyente con sus empresas de alto poder en la industria de la exportación e importación. Según las fuentes, lo investigan por trata de blancas y es una persona muy reservada y temerosa; aunque aún no descubren sus actos, se dice que el hombre trae a mujeres y jóvenes a prostituirse a este país.
—Entiendo, pasaré a la oficina mañana por la mañana; siento que este caso será una caja de Pandora.
Después de entrenar, Elizabeth toma un baño y, como todas las noches, se sienta en su cama admirando la hermosa noche que brilla tras el resplandor de la luna. Su departamento fuera de la ciudad la ayuda a pensar y aclara sus ideas; la soledad en su vida es la única compañía y así desea mantenerla, ya que para su amargado corazón no existe el amor, no siente el deseo de tener una pareja, ya que su vida es muy ocupada. Nada podrá desviarla de su objetivo; hacer cumplir la ley es su objetivo principal.