—Lizzy, pequeña, despierta—
escucho la voz de Adam en un eco, aun no estoy segura de lo que paso, quizás estoy soñando, no quiero despertarme, ese lugar es horrible, aun no entiendo como pude alejarme sin que lo notaran, o será que no les importaba ya que por mí misma no escaparía; abro lentamente mis ojos, de nuevo ese par de ojos azul zafiro aparece en mi campo de visión
—¡Adam! —
chillo emocionada, lo abrazo fuertemente haciendo que pierda el equilibrio y caiga sobre mí en la cama, acerca sus labios a los míos y me besa, diez días enteros sin verlo, diez días en los que vi cosas inimaginables
—Todo está bien, estás conmigo, en casa—
susurra pegando su frente contra la mía, su suave olor a hierbabuena se impregna en mis fosas nasales haciéndome sentir la mujer más dichosa sobre la faz de la tierra
—Son muchos, era horrible, no entiendo como pude encontrar ese túnel, no recuerdo mucho, vi a alguien familiar y sé que me arrojó por una caída de agua, pero agradezco a los dioses que me hayas encontrado—
Noto que frunce el ceño, sus ojos se clavan en mí y sus palabras son inesperadas
—Jamás me perdonaré el casi haberte perdido, morí mil veces Lizzy—
noto como fluyen unas cuantas lágrimas, mis manos van a sus mejillas gélidas enjuagándolas
—Quiero que seas humano, quiero que esto acabe—
noto una pizca de dolor al haberle dicho mi frase, besa mi frente y se pone de pie
—Vamos con los demás, creo que tienes mucho que decirnos—
—Estas evitándome—
—¿Que? —
—Sabes que puedo volverte humano—
su mandíbula se tensa, cierra los ojos y al abrirlos clava su mirada en la mía haciéndome sentir pequeña
—Renuncie a ser humano con tal de traerte con vida, quizás jamás podré dejar de ser un monstruo Lizzy, creo que mereces algo mejor que esto y.…—
Mi reaccionar me toma por sorpresa hasta a mí, me levanto de la cama y le doy una bofetada, ¿quién se cree? ¿acaso duda de mi amor hacia él? creo que he luchado lo suficiente como para que estemos juntos a pesar de todo; él solo me mira atónito y mientras empuño mis manos mi sangre hierve dejando que lágrimas de ira fluyan
—¡Idiota! ¡eres un idiota, tonto de lo peor! Me lastimas con tus palabras, ¿acaso no lo notas? te amo, me enamoré de ti siendo vampiro, no sé cómo puedes sacar esa clase de comentario—
Sus ojos azulinos en extremo abiertos se clavan en mi con expresión de sorpresa, camino hacia la puerta del baño, giro el pomo para luego entrar, abro el grifo del lavamanos, necesito un baño, pero por el momento me limitaré a mojarme el rostro
—Lizzy, te deje una muda sobre el buró, puedes ducharte si gustas—
—¿es todo lo que dirás? —
Pregunto encarándolo con mi rostro escurriendo, se acerca y me toma por las mejillas
—Tus pensamientos son gritos en mis oídos, puedo leer tu mente ahora, me merezco la bofetada, soy un idiota, en verdad has hecho mucho para demostrarme que eres mía Elizabeth, mi duda es ¿en verdad quieres seguir conmigo? —
Solo me limito a asentir, se acerca aún más y me besa tiernamente, por mi cabeza pasa la idea de volverlo humano, pero rompe el beso de inmediato
—No puedes, tu sangre me sanará, incluso podré llegar a ser medio humano pero el vampirismo ahí estará, o eso fue lo que me explicó Thomas—
—Siempre podemos optar por adoptar—
—O inseminarte, amaría verte embarazada—
—No te agobies con el tema, encontraremos la manera, no hay que cerrarnos en las habilidades limitadas que me dan, porque si no mal recuerdas una de ellas es que puedo engendrar con un vampiro—
—Sería un híbrido, no sabemos qué tan peligrosa sea su naturaleza—
—Creo que podríamos criarlo bien—
Suelta una pesada respiración y me mira serio, siento un escalofrío que hace que el vello de mi nuca se erice
—No te voy a exponer, fin de la discusión, te espero abajo—
me quedo perpleja con sus palabras, es la primera vez que denota frialdad, conozco su estado de ira y de ternura pero la indiferencia fue algo que jamás experimente de él; sale del cuarto de baño cerrando tras de sí, lágrimas ruedan por mis mejillas, esto es una mierda, escucho una segunda puerta azotarse, seguro cerró la de la habitación, comienzo a desvestirme, será mejor tomar un baño, necesito aclarar mi mente, analizar si esto en realidad funcionara o ver la posibilidad de darle fin, por mucho que me duela sé que Adam no cambiará, cuando se le pone una idea es casi imposible sacársela de la cabeza; Si de algo me sirvió el encierro en esa prisión de vampiros estos diez días, fue para pensar el ¿por qué no me incluye en su mundo del todo? siempre me hace menos por ser humana, cree que soy o seré débil todo el tiempo cuando le he demostrado lo contrario, en fin, creo que llego la hora de dejarse de dudas.
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—Hayley, en verdad te ves hecha una...—
—Cállate, ya lo sé, si quisiera que me lo dijeras ya te lo hubiera pedido—
—Lo siento, solo trato de animarte—
—Estoy cansada, creo que debo ir a dormir un poco—
—No has cenado—
—No tiene por qué enterarse nadie que no cene—
—Te aprovechas que todos han ido a cazar excepto yo—
Me levanto del banquillo del desayunador, en verdad me siento enferma, necesito descansar, hace unas horas que bajé a informar lo que había ocurrido, pero al parecer estaban más entretenidos haciendo sus tácticas y formando un batallón, tanto escándalo por mi o eso parece
—Eres mi amiga, creo que no es aprovecharse, más bien es que creo que me entiendes, buenas noches Krista—
sin esperar palabra alguna me encamino saliendo de la cocina y cruzando el comedor, al llegar al salón me dirijo a las escaleras, pero veo el pasillo y decido ir a la habitación al lado del estudio, suelto un suspiro creo que ya nada está bien con esto, dudo andar hormonal, dudo que esto sea una guerra entre vampiros por mí; entro a la habitación cerrando tras de mí, el piano tiene la tapa arriba, fue tocado recientemente, me encojo de hombros caminando hasta el banco, tomo asiento y pruebo cada tecla, cierro los ojos mientras toco una melodía tras otra, la mejor forma de desahogarse es la música, o eso decía papá, siento la humedad en mis mejillas, mis lagrimas corren al sonido de la música, abro los ojos al escuchar un trueno, una tormenta está por azotarnos, mis dedos fluyen con fiereza por las teclas, hasta que llego al final de la melodía llorando y sollozando como una pequeña tonta.
—Elizabeth despierta, es hora de despertar cariño—
Escucho una voz que me resulta familiar, mas no sé a quién pertenece, mis ojos se abren lentamente y noto un escenario peculiar, una habitación de paredes obscuras y cortinas rojas, la luz de la luna pasa por la ventana iluminando tenuemente el lugar, me incorporo un poco estoy en una gran cama de madera de dosel rojo y dorado, al ponerme de pie, escucho nuevamente
—Ven Elizabeth, debes acompañarme—
La voz es casi como un susurro en mis oídos, salgo de la habitación llegando a un pasillo, una larga alfombra roja cubre el piso y las ventanas se forran con cortinas de velo rojo, escucho una tenue armonía, las teclas de un piano interpretan un tema nostálgico, haciéndome sentir tristeza con cada nota, camino hasta llegar a unas escaleras dobles, desciendo lentamente, apenas en estos momentos noto mi vestimenta, un largo vestido rojo de corte antiguo, es extraño, no recuerdo haberme vestido así, de hecho no sé cómo llegué a este lugar; al fin estoy en la primera planta y veo en medio del salón un piano y alguien tocando
—Es hora de que veas quién eres realmente cariño—
La melodía se detiene y en un abrir y cerrar de ojos un hombre está a escasos dos pasos de mi
—¿Quién eres? —
Pregunto, chasquea los dedos y las luces se encienden dejándome ver su apariencia con más detalle, cabellos castaños cobrizos con grandes ojos grises, nariz aguileña y porte elegante, de gran estatura y vestido con ropas antiguas, me extiende su mano y por inercia la tomo
—Primero empecemos por ti, eres una vampiro no mordido, eres algo que no debió existir, no te ofendas, lo digo porque simplemente los vampiros no debieron cambiar—
—No entiendo creo que todo es muy confuso—
—Yo te lo diré todo, comencemos con el caso de un experimento bendecido por la mano de dios, un vampiro enamorado de una mortal que a los años concibieron a un pequeño a la altura de Jesucristo pero para los vampiros, todo por la excusa de sacarnos de nuestro camino desviado que nos convirtió en pecadores de la sangre, pero ese destino no se cumplió en su tiempo, la criatura se negó a cumplir con su tarea haciendo que su vida fuera mundana, se corrompió por los pecados de los hombres pero paso su destino al siguiente en la línea, cada uno de ellos renunció a su destino—
—¿Cuál es ese destino? —
—Morir, se debe derramar tu sangre junto a la del que desató este caos, ese que se hace llamar Vladius, ha vivido muchas vidas, ha derramado sangre y corrompido a los suyos con sus habilidades, solo derramando la sangre en sacrificio mutuo se purificará la r**a—
—Pe-pero me dijeron que solo debía asesinarlo, que yo decidiría mi vida como mortal renunciando a mi responsabilidad—
—Solo te esperanzaron, lo siento, pero si no mueres no funcionará, lo único que lograras con ello es tener que derramar la sangre de cada uno de los traidores—
—Pero ¿y mi vida? ¿y Adam? —
—Un vampiro egoísta y sin corazón que no acepto el regalo que le otorgaste, a pesar de que su progenitor es de los pocos humanos dignos a la transformación, él no lo es, toda su vida desperdiciada y reducida a la de un vampiro justiciero si es que se le puede llamar así, matando a cuanto asesino o contrario se le atravesara, ¿quién es el para cobrar vidas humanas? ¿por qué no vivir con el verdadero sentido de defender a los humanos de las criaturas de la noche sin importar que entre ellos se despedacen? solo somos un instrumento de dios—
Los pensamientos se arremolinan en mi cabeza, mis manos van a mis mejillas, las siento arder, las lágrimas caen, es mucha información, comienzo a boquear en busca de aire, no puedo respirar, siento como si cayera a un pozo, el vértigo me envuelve y...
—Lizzy, Lizzy ¡Lizzy! Despierta—
Mis ojos se abren de golpe encontrándome con los suyos que denotan preocupación, mi pulso martillea en mis oídos, el sueño o pesadilla o lo que sea que haya sido fue perturbadora, Adam me analiza con su mirada mientras me incorporo quedando sentada correctamente sobre el banquillo del piano limpiando mis lagrimas con mis manos, noto como frunce el ceño
—Tu no vas a morir—
suelta en tono serio, mis ojos se abren cual platos, pero casi de inmediato los entrecierro molesta
—No leas mi mente—
—En serio, no se te ocurra hacer una locura, no vas a arriesgarte de esa manera, no quiero que mueras, ¡Sacrifique una humanidad por ti! —
Grita desesperado, sus palabras son como un balde de agua fría, yo le regalé la humanidad, yo me sacrifiqué por él, ¿cómo se atreve a decir eso?; me levanto con fiereza del banquillo apuñando las manos, camino hasta la ventana de la habitación mirando a través del cristal ahumado, suelto una sonora y pesada respiración
—Haré con mi vida lo que me plazca, si mi mejor opción es morir para salvar a todos lo haré con o sin tu consentimiento—
Se acerca a una velocidad increíble, siento un tirón fuerte en mi brazo y mi rostro choca contra su pecho, sus brazos me rodean
—No Lizzy, yo, yo—
—Mejor cállate y en verdad prefiero que me sueltes—
digo mientras trato de zafarme de su agarre, cuando al fin lo logro corro hasta la puerta y salgo de la habitación, necesito salir, necesito irme de aquí
—Hayley Lu ¿qué pasa? —
Pregunta Krista desde el living, yo corro hasta la entrada de la mansión y salgo sin responder, la lluvia azota contra mí, la ventaja es que las lágrimas se confunden con el agua, huyo hasta el enrejado de la propiedad
—¡Lizzy! —
los gritos de Adam me estremecen, solo quiero irme de aquí, siento como el corazón se me rompe en pedazos, las palabras de Adam fueron egoístas, jamás me lo hubiera imaginado, creo que morir es el mejor camino, a fin de cuentas creo que no tengo a nadie; las calles están llenas de agua con esta tormenta, ir a casa no es una opción, necesito un lugar donde pueda analizar la situación, debo ir al despacho, debo buscar respuestas, me llevo la mano al pecho y siento la llave colgando de mi cuello, solo unas cuantas calles y lograré llegar
—¡Lizzy! —
escucho a Adam y corro aún más rápido, me siento desesperada, incluso temerosa de que me atrape, no quiero estar con nadie, quiero estar sola, solo quiero desaparecer; solo una cuadra más y llegaré, pero de pronto siento algo contra mi pie y tropiezo cayendo contra el suelo, me duele la cabeza, me incorporo poco a poco, me siento algo aturdida y con toda esta adrenalina estoy alterada, acerco mi mano temblorosa a mi frente y al mirarla veo sangre, ¡mierda! siempre fui tan torpe en esto de correr, las cosas peores solo le pasan a Hayley Roux, trago en seco, respiro profundo y sigo mi camino
—Lizzy, estás sangrando—
escucho a mis espaldas, súbitamente caigo de rodillas y me pongo a llorar, llorar a grito abierto golpeando el suelo con mis puños
—¡Ya no soporto esto, ya no quiero esto! solo quería una vida normal, tener algo lindo con alguien, que mi madre no me hubiera hecho lo que me hizo, ¡tener una maldita vida! ¿porque mi familia me dejo toda la responsabilidad a mí? ¿por qué me hicieron esto? ¿por qué todo tiene que ser una mierda? ¿crees que me gusta que me reproches la perdida de tu humanidad? no fue mi culpa—
saco todo y a pesar de eso no se siente liberador; la lluvia azota con fuerza y siento como me toman por los hombros, alzo la mirada y me cruzo con ese par de ojos zafiro que denotan tristeza y preocupación
—¿En verdad me odias tanto? —
—¿Eres tan idiota que ni leyendo mis pensamientos te das cuenta que te amo y eso duele? —
veo una media sonrisa triste, me acerca a él en un abrazo y se levanta lentamente
—Si, soy un idiota, pero uno con miedo, y desearía que pudieras entrar en mi mente y entendieras claramente lo que pasa por mi cabeza—
—Me sobreproteges de tu mundo sobrenatural por el hecho de ser una estúpida y frágil humana—
—No, te protejo porque eres lo más valioso que tengo, la mujer que más amo y amaré y por qué tengo un miedo atroz a perderte—
—Pero me estas perdiendo ahora con tu egoísmo—
—¿por qué crees que estoy tan aterrado? el ver como huías de mi me destrozó el alma Lizzy, quiero intentarlo, quiero ser humano, te suplico que intentes transformarme y huyamos, vámonos a otro país, cambiemos de identidad, pero no te separes de mi—
Alzo la mirada y llevo mis manos a sus mejillas, me paro de puntillas y le doy un suave beso en los labios para después susurrar
—Necesito respuestas, no quiero que nos escondamos todo el tiempo, huir será nuestro último recurso, así que acompáñame—
Suspira con los ojos cerrados y asiente, tomo su mano y separándome un poco de él solo atino a decir
—Adam, por favor, solo por esta vez, cree en mi y no me hagas sentir inútil —
—No eres una inútil Lizzy, en verdad lo siento, soy un imbécil —
Suelto una pesada respiración negando con la cabeza
—No eres un imbécil, eres terco, más no imbécil, te amo —
—Yo también te amo, la lluvia es terrible, no quiero que enfermes, amor —
—No creo poder esperar sin hacer nada, Lui confía en mí, debemos ir a la vieja notaría de mi papá, quizás encontremos algo, tengo ese presentimiento —
Estamos a escasas cuadras de llegar al lugar, nos acercamos al pórtico de una casa para resguardarnos de la lluvia
—Está bien, nena, iremos, pero debes dejar que te cuide, no quiero que enfermes—
—Trato hecho, Leto —
Me da una linda sonrisa de medio lado, se acerca y me carga en brazos
—Llegaremos más rápido si corremos, solo dime donde se encuentra —
—Solo tres cuadras más a la derecha, aun tiene el anuncio de la notaría, a pesar de que el edificio pertenece a mi familia, mamá jamás se preocupó por regresar por las cosas de papá, imagino que para evitar los malos recuerdos —
Suelto una pesada respiración, Adam solo pone sus ojos en mi y me da una sonrisa triste
—Tu madre te amaba, Lizzy, Tom fue el encargado de joderte la vida, no te tortures más, tu no tienes la culpa, a todo caso la familia de tu padre es la culpable de que en estos momentos estés así —
—Tienes razón, Lui, después de todo, papá fue quien me mantuvo en las sombras —
—Bueno, ¿Lista? —
Asiento y recargo mi cabeza en su pecho, a gran velocidad comienza a correr, admito que marea un poco, pero casi de inmediato llegamos al lugar, la tormenta es aun más fuerte
—A este paso tendremos que pasar la noche aquí —
—¿Tienes llaves? —
—Creo que mi padre era alguien a quien no le gustaba tener una llave para cada cosa, la llave de mi cuello también abre esta puerta, de hecho, él me la entregó diciendo que era bueno que la tuviera y me explico que también abría las puertas del mausoleo—
—Inteligente, así no te haría complicada la búsqueda después de todo —
Me quito la llave de mi cuello y me acerco a la puerta, trago en seco, mi mano tiembla un poco, Adam se acerca aun más y me toma de la mano, mis ojos buscan los suyos, me sonríe y me quita la llave para poder abrir, entramos al lugar, todo está completamente empolvado, verifico si aun hay electricidad y para mi mala suerte no la hay
—Creo que esto será algo complicado —
Adam saca un encendedor de su bolsillo
—Creo que hice una buena compra, es impermeable —
—No sabía que fumaras —
—Hace tiempo lo hacía, pero lo dejé, no le encontré sentido, pero me quedó el habito de cargar con un encendedor, mira, tu padre al parecer dejo algo de leña, trataré de encender esa chimenea—
—Por más que le dije que existía la calefacción el dijo adorar estas cosas viejas —
—¡Oye! En mis tiempos estas cosas eran geniales, además creo que hacerte el amor frente a una chimenea puede resultar de lo más excitante —
—¡Lui! —
—¿Qué? Solo digo la verdad —
Suelta sonriendo, niego con la cabeza divertida por sus ocurrencias, se acerca a la chimenea y de una forma experta comienza a encenderla con éxito, se incorpora sonriendo por su triunfo, giro mi mirada hacia el escritorio, trago en seco y comienzo a temblar, recuerdo esa escena, entré, me acerqué hasta ese punto y justo al lado de ese mismo escritorio de madera rojiza encontré tirado en el suelo el cuerpo de papá
—Lizzy, ¿Estás bien? —
—No, necesito que me abraces por favor —
Se acerca a mi y me toma de la mano jalándome hasta la chimenea
—Necesito que te calientes, no quiero que enfermes—
—Adam, mi papá… —
—Tranquila, ya pasó, vuelvo a afirmar que tu no tienes la culpa de esto, sé que es difícil, pero por un momento déjame apartar tu mente de esa escena horrible, déjame cambiar el recuerdo —
—¿Cómo se supone que lo harás? —
Comienza a desabotonar su camisa mojada y la deja caer en el piso dejándome ver su torso desnudo, acerca sus manos a mi blusa
—Necesitas quitarte esto, puedes enfermar —
Levanto los brazos y la saca por mi cabeza, se muerde el labio y lleva sus manos a mi sostén y lo retira dejándome expuesta
—¿Qué tienes planeado? —
—Hacerte sentir bien —
Responde dándome una sonrisa, ¡Dios! Hasta en estos momentos me distrae con su cuerpo sexy cargado de promesas bastante calientes; se aleja hasta el escritorio y toma una de las sillas la acerca a la chimenea y acomoda nuestra ropa en ella
—Así se secará más rápido, ahora, tu ven aquí —
Sin titubear me acerco, sus impactantes ojos azules se clavan en los míos, lleva sus manos a mis hombros y las mías van inquietas a su cintura, suspiro y vuelve a sonreírme mientras acomoda un mechón de mi cabellos detrás de la oreja
—Estos diez días sin ti fueron un infierno, te extrañé como no tienes idea —
—Yo también te extrañé mucho, pensé que no te vería de nuevo, yo… —
Comienzo a sollozar, Adam me acerca a su cuerpo y me abraza, su piel está tibia gracias a la chimenea, tiemblo entre sus brazos y él acaricia mi espalda desnuda con la yema de sus dedos
—La última vez estábamos por celebrar tu cumpleaños, ya todo estaba bien entre nosotros, pero nos arruinaron el momento, ahora que te tengo de vuelta, juro que no haré estupideces, quiero celebrar tu cumpleaños, aunque el día ya pasó, quiero darte tu regalo que por cierto quiero que sepas que en tu ausencia lo compré porque nunca perdí la esperanza de encontrarte, quiero hacerte el amor por horas y quiero que planeemos nuestra boda, porque si no mal recuerdo aceptaste ser la futura señora Smith —
Suspiro al escucharlo, sus manos van a mi cintura y comienzan a subir hasta llegar a la curva de mis pechos, me separa levemente de él para tomarlos dando un ligero apretón, fuego, este hombre es fuego puro, no puedo evitar soltar un jadeo y alzando la mirada me topo con esos impactantes ojos azules llenos de deseo
—Tu esposa—
—Mía, Lizzy quiero que seas solo mía —
—Lo soy —
—Soy alguien muy tradicional, quiero verte en una ceremonia vistiendo de blanco —
—Amo tus costumbres —
—Espero también ames mi perversión —
Sus manos bajan y desabotonan mis vaqueros, en un abrir y cerrar de ojos me los baja con todo y mis pantys, me sonrojo, si me muevo me caeré, él se incorpora sonriendo y se saca los zapatos a patadas mientras comienza a quitarse los vaqueros, suelto un gemido al verlo completamente desnudo frente a mí, me toma por la cintura levantándome, me lleva hasta el escritorio haciendo que me siente sobre este
—Te dije que te voy a borrar ese recuerdo, es la primera vez que estoy en este lugar, jamás conocí a tu padre, así que lo siento si no guardo respeto por este lugar, pero te deseo, nena—
Sus manos van a mis pies, me quita los zapatos deportivos y me retira el resto de mi ropa, me abre las piernas y hace que rodeen sus caderas, mis manos instintivamente van a su nuca y lo atraigo hacia a mí, comienzo a besarlo desesperadamente, lo necesito, lo deseo, quiero olvidar, quiero sentirme bien, estos días fueron la muerte para mí; siento su m*****o chocar contra mí, un jadeo sale de lo profundo de su garganta haciéndome estremecer, sus labios van a mi cuello y sus colmillos rozan mi piel, se siente deliciosamente bien, de una sola embestida entra en mí, mis uñas se clavan en sus hombros mientras comienzan las embestidas a un ritmo que hacen que de inmediato arquee la espalda
—¡Adam! —
Gimo al sentir como me posee, sus manos me toman fuertemente de la cadera y acelera el ritmo, cierro los ojos al sentirlo, extrañaba su posesión, admito que me gusta el Adam ardiente, aunque su lado dulce me vuelve loca de igual manera, al abrir mis ojos noto una sonrisa
—Eso es, Lizzy, dámelo —
Me muerdo el labio al sentirlo completamente dentro de mí, no puedo evitar cerrar los ojos, una de sus manos va a mi cuello, es la primera vez que lo hace, pero debo admitir que me está gustando
—¡Dios! —
Grito al sentir esa sensación liberadora, Adam toma mis labios con posesión, su lengua invade mi boca mientras la mía comienza a juguetear, siento como mis pulso se acelera, de nuevo su boca desciende a mi cuello abandonando mis labios
—¡Adam! —
Gimo de nuevo en un grito dejándome llevar, mi espalda se arquea y casi toca el escritorio al estar semi recostada, suelta un fuerte gruñido y siento ese calor, me llena, se detiene y su cabeza descansa en mi vientre, mis manos se enredan en su cabello, en verdad extrañaba esto, desde mi primera vez no puedo dejar de desearlo todo el tiempo
—¿Estás bien? —
Pregunta en un susurro, abro mis ojos y mis manos buscan las suyas, se incorpora y me ayuda a sentarme a la vez que sale de mi interior haciéndome jadear, me mira con diversión
—Mejor de lo que merezco, Lui —
—Te amo, Lizzy, ¡Dios! Te extrañé tanto —
Suelta y yo solo atino a sonreír, de pronto mis ojos van a una de las estanterías, arqueo una ceja al ver una pieza de ajedrez en ella, parpadeo un par de veces
—¿Qué pasa, Lizzy? —
—Ahí, la reina—
Suelto y me levanto del escritorio, me acerco y la tomo, la observo, no veo nada en ella, la sacudo, mis ojos se abren, esta hueca, pero tiene algo dentro, la giro y trato de remover el pequeño trozo de terciopelo rojo de la base, cuando al fin lo logro sale una llave pequeña
—¿Una llave? —
Pregunta Adam arqueando una ceja, yo solo la observo, no entiendo, ¿porqué esconderla en una pieza de ajedrez? ¿Por qué en la reina? Algún significado tiene
—¿Qué es la reina en el ajedrez? —
—La pieza más vulnerable, digo, si la dejas expuesta te hacen jaque—
—Pero también es la más fuerte, quizás algo quiso decir papá con esto—
Alzo la mirada hacia donde estaba, el estante está repleto de folders con documentos ordenados alfabéticamente, pero en ese lugar en especifico se brinca de la f a la r, tomo el folder lo abro y no hay mas que fotocopias de uno de sus clientes
—Lizzy, aquí hay algo —
Alzo la mirada y Adam mete su brazo al fondo de la estantería, veo como tira de algo y como salido de película de ciencia ficción el estante se mueve girando
—Pero ¿Qué carajo? —
—Lizzy, esto es extraño —
—Jamás había notado esto, vine demasiadas veces a este lugar, aquí hacia mis tareas de vez en cuando y jamás lo vi—
—Creo que tu padre, después de todo, no soltó su destino—
Siento un escalofrío recorriendo mi espalda, algo dice que aquí encontraremos respuesta, la reina tiene el jaque.