Él le dio cierta luz a mi vida una sonrisa escapo de mis labios por extraño que pareciese, quería saber más de Marcelo, escuchar su voz y su música, aún no sabía por qué tenía esas ganas tan inmensas de verlo terminaba de arreglarme cuando vi a Diego en la sala quien estaba con un ramo de rosas baje las escaleras y él me sonreía «Ojalá fuera así siempre» pensaba de la nada me daba tristeza seguir esta relación no sabía si iba a funcionar no sabía si mi verdadero amor era Diego Salazar...
― ¿Qué haces aquí, Diego? ― preguntaba haciéndome la indiferente.
― Hablar contigo hermosa, te traje este ramo de Flores, tus favoritas ― me decía Diego sonriendo por lo que acepté las flores.
― Gracias no eran necesarias ― le respondía un tanto molesta, por lo que él me toma de la mano.
― Para ti no son necesarias para mí si ― me respondía Diego haciendo que yo agachara la mirada, aún lo seguía queriendo o al menos eso creía yo quererlo. ― Te amo Violeta ― me respondía Diego tratando de abrazarme hasta que por fin le respondí aquel abrazo.
― Yo también te amo ― le respondió a Diego tratando de salvar esta relación que tenía con él, había una parte que quería alejarse del, pero por la otra quería recuperar el tiempo perdido su relación que en un principio era su cuento de hadas.
Juan veía a su hija con Diego, su socio no lo soportaba, había algo dé. El que no le caía bien, pero por respeto a su hija tenía que soportarlo.
― Hola señor Juan ― hablaba Diego extendiendo su mano, pero él solo se pasaba de largo haciendo que Eva solo rodara los ojos.
― No te preocupes Diego, Juan ha pasado un mal día, no lo tomes personal ― hablaba Eva haciendo asentir a Diego, por lo que después de un rato sale con Violeta de la casa, ya que irían a un restaurante bar.
Al llegar, Violeta se queda desconcertada al ver a Marcelo tocando el saxofón, puesto que no pensaba volverlo a ver.
― Violeta, ¿Sucede algo? ― preguntaba Diego un tanto confundido. ― ¿Conoces a alguien de este lugar? ― continuaba preguntando Diego.
― No, no conozco a nadie ― negaba Violeta, por lo que Diego la toma de la mano llevándola hacia la mesa, haciendo que Marcelo se fijara en ella de nueva cuenta.
― Violeta ― susurraba Marcelo un tanto desconcertado al ver que ella venía acompañada de un hombre bien vestido.
Las horas, los minutos pasaban lentamente para ambos tenían que actuar que no se conocían, sin embargo, Diego se había percatado de las miradas de ellos dos, por lo que decide ser cariñoso con ella con la idea de mantenerla segura a su lado.
― Ese músico de quinta no me quitará a Violeta ― pensaba Diego expresándose de una manera muy despectiva de Marcelo.
Al terminar la cena, Diego lleva a Violeta ante su carro acariciando su cabello, su rostro.
― Hermosa, quisiera que fuéramos a mi casa, sabes que me muero por estar cerca de ti ― respondía Diego acariciando sus hombros.
― Ahora no, Diego será otro día ― decía Violeta haciendo que él negara con la cabeza frustrado.
― Ese es el problema contigo, jamás quieres ir a mi casa, no puedo tenerte, no puedo hacerte mía como antes ― dijo Diego un tanto enojado. ― Me estoy cansando de tus niñerías, de tus juegos, dije que vamos a mi casa y mis órdenes se cumplen ― hablaba Diego haciendo que ella negara con la cabeza bajándose del carro. ― Violeta vuelve aquí ― gritaba Diego por lo que ella no quería volver, seguía caminando.
― ¡Que dije que vuelvas a mi lado! Iras a mi casa conmigo ― respondía Diego gritando sujetando del brazo a Violeta mientras que ella intentaba zafarse de su novio, pero la fuerza de él era superior, Diego la estaba jalando para llegar al carro cuando de pronto aparece Marcelo interponiéndose entre Violeta y Diego.
― Te dijo que no quiere irse contigo ― decía Marcelo poniendo a Violeta detrás de él.
― Mira, músico de quinta, ve con tu estúpida música a otra parte, esto es entre ella y yo ― decía Furioso Diego, por lo que Marcelo lo enfrenta, pues él no se dejaría intimidar.
― ¿No te parece que es de cobardes enfrentarse a una mujer? ― preguntaba Marcelo dejando su instrumento de trabajo mientras se cruzaba de brazos, por lo que Diego se acercaba a él peligrosamente.
― ¡Te estoy diciendo que esto es entre ella y yo! ¡Lárgate de aquí! ― gritaba Diego furioso intentando llevarse a Violeta, pero Marcelo lo empuja, comenzando una pelea entre ambos.
― ¡A violeta la dejas en paz! ― gritaba Marcelo defendiendo a Violeta, quien los miraba temerosa, ya que jamás imagino que alguien se peleara por ella o mejor dicho que alguien la defendiera.
Ambos peleaban mientras que el grupo con el que estaba Marcelo salieron a ver que estaba sucediendo, puesto que habían escuchado bullicios, dándose cuenta de que Marcelo no estaba al darse cuenta de que los dos se estaban peleando, decidieron separarlos.
― ¡Maldito muerto de hambre! ¡Esto no se quedará así! ¡Haré que te despidan! ― gritaba Diego al ver la sangre que tenía en su labio.
― ¡No, que tengo Miedo! ― continuaba gritando Marcelo, quien tenía la ceja sangrando.
― Marcelo, vamos, nos pueden correr de aquí ― decía el encargado del grupo de músicos sosteniéndolo del brazo.
― ¡Vámonos Violeta! ― grito Diego furioso.
― No me iré ― decía Violeta tratando de agarrar valor de enfrentar a su novio.
― Te dije que te vas conmigo, es una orden ― respondía Diego tratando de ir por ella, pero Marcelo se vuelve a meter.
― ¡No la toques! ― contestaba Marcelo furioso, por lo que el encargado trataba de sujetarlo para evitar que se pelearan.
― ¿Y quién me lo va a impedir? ¿El muerto de hambre? ¿El músico de quinta? ― pregunta Diego de forma burlona. ― Yo hago con Violeta lo que yo quiera, ella es mi novia ― decía Diego con un tono arrogante.
― Es tu novia, pero no tu esclava, según mucha educación, no cabe duda de que el dinero no compra la educación ― decía Marcelo con algo de furia, por lo que Diego quiso soltarse, pero no lo dejaban, quería golpearlo por entrometido más porque sabía que Violeta no le era nada indiferente.
Ambos querían pelearse, aunque los sujetaban, era imposible calmarlos, por lo que tuvieron que llamar la policía, quien llega después de un rato, Diego trataba de que metieran preso a Marcelo, pero no podían, por lo que al final la policía no llevo a nadie preso, pero con la advertencia de que no volvieran a pelear si no está vez irían presos ambos gracias a eso la gente se fueron al igual que los músicos y Marcelo dejando a solas a Violeta con Diego.
― Te vas conmigo ― respondía Diego tratando de jalarla del brazo, pero ella se suelta dándole una bofetada.
― ¡Estoy harta de ti, Diego! ¡Harta! No me iré a ninguna parte ¿Para esto querías reconciliarte para pelearte como un animal? ― preguntaba Violeta con lágrimas corriendo por sus mejillas.
― Ese muerto de hambre empezó todo ― decía Diego furioso.
― ¡Marcelo no empezó nada! ― gritaba Violeta enfurecida.
― Ahora que sabes su nombre ¿Acaso que has revolcado con él? ¡Responde! ― gritaba Diego haciendo que Violeta le diera otra bofetada.
― ¡En tu vida me vuelvas a faltar al respeto en tu vida! ― gritaba Violeta furiosa. ― ¿Desde cuándo te has vuelto un tirano conmigo? ¿Desde cuándo? ― continuaba gritando Violeta haciendo que por primera vez Diego se quedara callado al ver que ella lloraba porque toda su relación lentamente se estaba yendo a la basura.