3. Separación

1032 Words
He estado recuperándome de la cirugía en el hospital durante 2 semanas y hoy finalmente me dan de alta. Este tiempo en el hospital, sin nada productivo que hacer, a hecho los días largos y tediosos. Me duele el culo de estar sentada. El dolor por la pérdida de mi embarazo no ha disminuido, aunque ahora estoy más tranquila. Desde que tuve mi episodio histérico no he visto a Dante. Mi mamá me preguntó extrañada porque no está a mi lado, pero yo siempre le respondo que necesito distancia para poder aclarar mis emociones. Aunque mi respuesta no la convence, me deja tranquila. Mi madre me trae ropa y me ayuda a cambiarme. -Dante nos está esperando en el estacionamiento - dice mi madre. Detengo mis movimientos y la miro muy seria. -No voy a permitir que Dante nos lleve. Mi mamá me mira sin entender. -¿Por qué hija?, es tu marido y está muy preocupado por tí. Más bien es la culpa lo que impulsa sus acciones, pero decido callarme, todavía no estoy preparada para contarle a mi familia sobre la infidelidad de Dante. -No quiero verlo, dile a papá que él nos lleve y dile a Dante que se marche. Coloca sus manos sobre sus caderas y me mira exasperada. -Amelia, tú actitud es ridícula. Lo que te ocurrió fue un accidente, no puedes culpar a Dante por lo sucedido y apartarlo de tu lado. -No me quiero ir con él - insisto. -Hija, este comportamiento no tiene justificación. La situación me supera y comienzo a llorar de frustración. -Te lo pido mamá, no quiero verlo todavía. Al ver que estoy llorando, mi madre me mira con compresión y claudica. -De acuerdo, no llores. Lo llamaré para decirle que te irás conmigo. Termina de alistarte, te veré en recepción. Sale de la habitación para llamar a Dante. Yo respiro más tranquila, termino de vestirme y bajo a recepción para firmar mi alta del hospital. Me dirijo al estacionamiento y veo el auto de mi padre. Me mira y saluda a la distancia. Llego hasta ellos y abrazo a mi papá. Entramos al auto y a lo lejos puedo ver a Dante recargado en su auto. Nuestras miradas se cruzan, veo que intenta caminar hacia nosotros, pero niego con la cabeza, él se detiene, asiente, sube a su auto y se marcha. Mi padres intercambian miradas, pero no dicen nada. Llegamos a la casa, salimos del auto y entramos. Mis hermanos Adrián y Samantha están en la sala, al verme, se levantan y me dan un abrazo. -Los quiero - les digo. -Y nosotros a tí Amy. Mis hermanos se quedan durante varios días para ofrecerme su apoyo. No he hablado de Dante y nadie lo menciona. Agradezco que me den espacio y no me acribillen con preguntas que no estoy preparada para contestar. Pasan las semanas y ya estoy totalmente recuperada, no necesito utilizar el bastón para caminar aunque tengo una ligera cojera. No he recibido ninguna llamada de Dante. Me molesta la punzada de decepción que siento por su falta de atención hacia mí. Estoy recostada en el sillón sin nada que hacer cuando tocan el timbre, me levanto para atender a la visita, abro la puerta y veo a Dante con las manos en los bolsillos de sus jeans. Me mira con esos intensos ojos verdes que antes me encantaban y sé que está evaluando mi estado. -Hola, quería llamarte, pero decidí que lo mejor sería venir a verte. ¿Podemos hablar? No digo nada, me limito a cerrar la puerta, pero él es más rápido y coloca el pie de manera que no puedo cerrar. ¿Cómo se atreve ese cabrón a venir aquí después de todo lo que ha sucedido? Suelto la puerta, me voy cojeando hasta la sala y me siento en el sillón, él me sigue. -Amelia...por favor. -¿Qué quieres?- pregunto. -Quiero que hablemos sobre el bebé. Lo miro, y el dolor por la pérdida me invade. -No hay nada por lo que debamos hablar, ya no está - digo con una profunda tristeza. Dante suspira y también se sienta. -Porqué no me dijiste que estabas embarazada?. -¡No lo sabía! - grito. -Tranquilízate Amelia, necesito preguntar para entender algunas cosas. -No estoy preparada para esto Dante. -Debo saber, era mi hijo Amelia. -¡No!, era mí hijo. Tú ya tienes uno - recuerdo. -No metas a Claudia en esto, no tiene nada que ver. -Por supuesto que tiene que ver. De no haber sido por tí, tu puta y su bastardo, todavía estaría embarazada. Al escucharme, su actitud cambia, me mira enojado y dice. -No voy a permitir que los insultes. Lo que ocurrió fue un accidente y mi bebé es inocente. Sé que tiene razón en lo referente al bebé, pero estoy demasiado dolida para morder mi lengua. -Y ella también es inocente. Sabía que eras un hombre casado y no le importó. -Claudia no es la única culpable, pero no me arrepiento del bebé. -Por supuesto que no lo haces, pero que hay de mí. Me sometí a todas esas pruebas para quedar embarazada por qué creí que era algo que ambos queríamos, pero ni siquiera estabas seguro de tenerlo. Me engañaste con otra mujer durante un año y vas a tener un hijo con ella. Y todavía tienes el descaro de defenderla y parecer indignado por cómo me refiero a ella. Eres un maldito, te importan sus sentimientos, pero que hay de los míos, soy la única que perdió algo. No trates de fingir ahora que te interesas por el bebé. Al menos parece arrepentido. -No te equivoques Amelia, me duele que hayas perdido al bebé. Lo único que quería eran respuestas, pero creo que es demasiado pronto para que hablemos, regresaré después. Se levanta para marcharse, pero lo detengo. -Nosotros no tenemos nada de que hablar, a partir de ahora todo lo referente a nosotros se hablará por medio de nuestros abogados. Se da la vuelta y me mira. -¿Qué quieres decir? -¿No pensarás que después de todo lo que ha sucedido seguiríamos casados o sí?. Quiero el divorcio.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD