Después de la pelea de Nathaniel y William, Liana estuvo preocupada y sin decir nada a su novio, fue a la empresa de William para hablar con él e intentar arreglar las cosas. Nathaniel era orgulloso y no decía nada, pero ella sabía que estaba ansioso por la pelea que tuvieron.
—Señorita puede entrar, el señor D’Heiri la espera —avisó la Secretaría y Liana entró después de agradecer.
William le dio una mirada extraña, el cual ella lo notó, pero decidió ignorar. Ella sabía que William la detestaba y que apenas podía hablar con ella, por eso casi nunca se acercaba a él.
—Hola Will —saludó la chica, por ende William todavía la ignoraba firmando unos papeles, suspiró lentamente y habló con frialdad.
—¿Qué quieres Liana, Nathaniel te envió aquí en vez de venir él mismo? —sus palabras la sorprendieron un poco, sin embargo, se recuperó rápido para no arruinar más la situación.
—No, Nathaniel ni siquiera sabe que vine a hablar contigo —dijo y William soltó una sonrisa incrédula poniendo el ambiente más incómodo.
—Claro, a Nathaniel solo le importan sus intereses, jamás podría hacer algo como bajar la cabeza para recuperar algo; ni siquiera una amistad que duró más de diez años.
Liana miró a William de forma extraña, escucharlo hablar con resentimiento de Nathaniel era algo que rara vez podía ver.
—Él no me dijo nada, pero yo sé que tuvieron una pelea. Nathaniel aunque no lo demuestre está preocupado, además yo sé que él te valora mucho ¿Puedes ir a hablar con él? – Liana intentaba cuidar bien sus palabras ante William, ella sabía que su temperamento era inestable y que se enojaba con facilidad principalmente cuando se trataba de Nathaniel.
—¿Me pides que yo vaya y hable con él? – William la miró con ojos llenos, incredulidad y rabia —— ¿por qué siempre yo? ¡Siempre, siempre, siempre soy yo!
Liana se asustó y dio un grito por la reacción repentina de William que arrojó su computadora con fuerza cerca de sus pies, casi causándole daño. William estaba más que enojado y eso aumentó con la presencia de Liana.
—Yo no volveré a rogarle, eso terminó. Si él te prefiere a ti, ¡pues que lo haga! Ya me cansé de seguirlo como un perro desde años, ¿y todo para qué? ¡Para nada! – rugió descontrolado, golpeando su mesa. Liana lo miro con ojos llenos de pánico, Sin embargo, respiró profundo, no queriendo rendirse.
—¿Por qué pelearon de esa manera? Ustedes se llevan tan bien, no es justo que se peleen y terminen así —dijo Liana lamentando la situación. William la observó y soltó un suspiro para acercarse a ella.
En un momento William cambió de temperamento y agarró su mejilla para que ella lo mire, Liana se sorprendió por tal acción y frunció ligeramente sus cejas por la pequeña caricia que William le daba con su pulgar; mirándola con una gentil sonrisa
—Nathaniel está profundamente enamorado de ti y no lo culpo, eres demasiado hermosa y con un carácter tan dulce, en la secundaria todos enloquecieron por ti. Yo también pensé que lo había hecho hasta que descubrí lo que realmente me molestaba. Eres una mujer que puede enloquecer a cualquier hombre.
Liana se sonrojó por la mirada y sonrisa que le daba William. Ese hombre era demasiado hermoso y encantador, con un carácter enigmático, su carácter era fuerte y dominante, por eso ella siempre se sorprendía cuando se mostraba obediente y dulce ante Nathaniel
Ella fue capas de ver ese lado malvado de William sin restricciones y también pudo ver el cambio que tenía ante su novio. Solo Nathaniel no lo conocía bien y pensaba que era una buena persona
—Yo —murmuró Liana con el corazón en la boca presa del pánico cuando William se acercó a ella y acarició sus labios, —¿qué estás haciendo?
—Shhh, solo estoy verificando que parte de ti es tan encantador para Nathaniel, tal vez sean tus ojos llenos de brillo hipnotizante. Me pregunto si debería arrancártelos con un cuchillo o con mis propias manos para sentirme satisfecho, ¿debería dejar que los perros te devoren ese rostro? Me he vuelto un maldito hasta el punto de odiar a una mujer y querer destruirla
Liana abrió sus ojos llenos de miedo y sorpresa por las palabras susurrantes de ese hombre que tenía una mirada tan oscura, lleno de abismo y sonrisa siniestra, sintió sus manos temblar y su estómago revolverse por el miedo
—William tú, ¿qué estás diciendo, Acaso enloqueciste? Arrancarme los ojos y darme a los perros ¿acaso escuché mal? —preguntó sin creerlo todavía, William se alejó sin soltarla todavía apretando su mandíbula
—Es que tú no entiendes, yo llegué antes que tú, pero te atreviste a robar lo que es mío sin siquiera medir consecuencias, ¿cómo te sentirías en mi lugar? Yo todavía estoy pensando si dejarlo fácil o difícil para ustedes.
Liana estaba cada vez más enredada por las actitudes de William y solo quería salir de ahí sin mirar atrás.
—¿Robar lo que es tuyo? No te entiendo, yo nunca te quité nada —dijo sintiendo escalofríos por los ojos brillantes de ese hombre. Ella podía ver claramente el reflejo de su rostro lleno de miedo en esos ojos que se clavaban sin pestañear en todo su cuerpo.
—No sigas fingiendo, sabes muy bien de quién hablo – Liana abrió sus ojos al entender de quién hablaba.
—¿Nathaniel? Imposible, ¿tú estás enojado por qué me voy a casar con él? Yo no interfiero entre ustedes, no soy una mujer que apresa a una persona para que deje una amistad —explicó sin rechistar, aclarando todo, Sin embargo, William apretó sus dientes y sus manos cambiaron de posición hacia su cuello.
—¿Eres demasiado inocente o únicamente sigues fingiendo? —rugió a lo bajo mirando ese rostro que se puso pálido y azul con un poco de presión —no quiero que te cases con él, esa persona solo me pertenece a mí. Tú eres solo un obstáculo que debo eliminar.
Liana al mirarlo por fin entendió todo, entendió por qué cambiaba de repente cuando se acercaba a Nathaniel y se comportaba con sumo cuidado. Entendió esa mirada que le daba William a Nathaniel y el porqué se enojaba tanto cuando veía otras personas acercarse a él.
—Tú… ¿Acaso tú estás enamorado de Nathaniel? —preguntó con dificultades al sentir como su cuello estaba siendo aplastado, sintió falta de aire y dio un ligero grito de dolor.
William solo la soltó cuando se sintió extremadamente satisfecho, Liana tosió con fuerza sintiendo su cuerpo temblar al ser liberada
—Ahora ya lo sabes, no soporto verlos juntos. Si sigo ignorando todo y no me aparto a tiempo, me volveré loco. No podré evitar hacerles daño y llegaré a matarte. Liana no permitas que Nathaniel venga hacia mí, si lo veo de nuevo no me importará nada, con solo volver a verlo enloqueceré.
Liana miró a William que tenía un rostro sombrío apretando su cabeza con fuerza con las manos. Liana no pudo evitar que lágrimas salieran, ella era demasiado sensible y sus emociones la dominaban siempre.
—¿Otra vez estás llorando? Liana vete de aquí, no vuelvas a aparecer nunca más porque siento unas inmensas ganas de matarte. Y de verdad, no quiero controlarme al romper ese suave y frágil cuello que tienes.
Al terminar de decir eso, Liana reaccionó con pavor dando un paso hacia atrás.
—Siento haberte incomodado —dijo por último saliendo de la sala.
William se quedó mirando la puerta y un brillo intenso surgió en sus ojos, las cerró con fuerza para suprimir esas ideas que lo invadían sin pudor y lo hacían sentir enfermo. Él no quiere hacerles daño, él debe dejar atrás esos sentimientos y dejar que Nathaniel sea feliz.
Pero su mente y corazón rogaban que el fuera egoísta y no dejara las cosas así. Que no dejara a Nathaniel en los brazos de esa mujer.
Liana se recostó en el asiento de su auto con una cara pálida, sus ojos giraron desenfocados sintiendo que todo daba vueltas y unas inmensas ganas de vomitar llegaron de repente
Todo era tan complicado e impactante para ella, nunca llegó a imaginar que William sentía cosas extrañas por su amigo. Ahora todos los actos de ese hombre llegaron a su mente y todo era tan claro, ¿cómo no se dio cuenta antes? William adoraba a Nathaniel de forma abierta, la verdad siempre estuvo a sus ojos.
Las imágenes vinieron una por una. William se apegaba a Nathaniel, nunca desaprovechaba una oportunidad para tocar y abrazarlo, era como un niño junto a él. Esas miradas profundas siempre clavadas en una sola persona.
Cuando Liana por fin se recuperó, encendió el auto y siguió la autopista, fue directo junto a Nathaniel que al verla se acercó.
—¿Liana estás bien, te duele algo? Tu cara está pálida —la agarró rápidamente haciendo que se sentara en el sofá al verla más frágil que de costumbre.
—Estoy bien, solo necesito un vaso de agua —dijo con una sonrisa, Nathaniel era tan lindo y atento con ella que se enamoraba cada día más.
Nathaniel fue y trajo el vaso de agua, él acarició su rostro suavemente con ojos lleno de preocupación.
—Debemos ir a un médico, casi siempre te pones de esa manera. Debemos saber que te ocurre —Liana lo observó profundamente admirando cada uno de sus rasgos que eran perfectos y de su gusto, Nathaniel tenía rasgos finos, pero no delicado, su rostro era bien equilibrado. Cabello rubio casi ceniza junto con una piel blanca suave y sus ojos eran de un verde brillante. Los bordes de sus ojos parecían tener un rojo suave que lo hacía ver demasiado hermoso.
—¿De verdad estás bien? Pareces más pálida de lo normal, ¿tienes hambre, quieres comer alguna cosa? —preguntó y Liana se rio por lo tierno que era.
—Nathaniel no olvides lo mucho que te amo —dijo de repente sorprendiendo a su novio que después dio una ligera sonrisa.
—Yo también te amo.
Preparativos
Hoy era un día hermosa y fresca. El sol es de un brillante claro que hacía que el día se viera claro y limpio.
Los días casi siempre eran relucientes, pero para un chico de hermosos ojos verdes era “el día” Hoy, sería los últimos días de los preparativos para la boda. Y claro, hoy tenía que ir en busca de un traje y el dilema que tenía era si escoger un traje oscuro o claro.
Tenía la idea de que si su novia iba de blanco él tenía que ir con un traje n***o, pero su novia prefiere que él también vaya de blanco.
Fue a una boutique muy famosa para ahorrar tiempo en pensar en otros diseños. Hay muchos trajes que ya están a la medida, ¿por qué crear dolor de cabeza en confeccionar uno exclusivo?
—¿Qué opinas Alex? ¿Es mejor el traje blanco o n***o? – preguntó Nathaniel al hombre alto y fuerte que ya parecía estar aburrido de todo.
—El n***o —dijo sin mirar. Alex era su hermano mayor encargado de la empresa de sus padres especializados en el mundo de las joyas.
—Por lo menos mira, ¿no? Tu trabajo no es tan importante como el día de mi boda, así que deja eso y ayúdame, Liana quiere que mi traje sea blanco, pero yo quiero el n***o.
Al escucharlo, Alex suspiró de forma exagerada, cerrando su portátil y quitarse sus anteojos.
—¿Acaso eres la novia para estar así de indeciso? Escucha a Liana eso te dará puntos en un futuro.
Nathaniel pensó que su hermano tenía razón y agarró el de color blanco
—Iré a probar este entonces.
Nathaniel entró al probador y dentro había un enorme espejo, se quitó la ropa y puso el traje y la verdad quedó mejor de lo que había imaginado.
—Álex, creo que tienes razón. Mira, el blanco es perfecto y le dará gusto a Liana — cuando terminó de decir eso se sorprendió un poco.
Junto a su hermano había otro hombre alto con músculos bien definidos a la medida correcta, con un cabello n***o brillante, él junto a su hermano eran casi de la misma altura.
Nathaniel cuando vio esos ojos marrones oscuros posarse atentamente en él, no supo como reaccionar, esa mirada lo recorrió sin descaro y obtuvieron un brillo intenso.
—William ¿cómo has estado estos meses? —dijo intentando romper la atmósfera. William solo cerró sus ojos y comenzó a caminar ignorándolo por completo, Sin embargo, eso enojó a Nathaniel que fue hacia él y lo agarró de su brazo arrugando su impecable traje n***o.
—Dos meses, son dos meses en donde no me has hablado, ¿por qué te enojas tanto? Si me dices en qué he fallado, te pediré disculpas —dijo mirando a ese hombre que lo superaba en altura, William arrugó sus cejas y lo miró con rabia.
Esa persona era tan especial para él, pero para Nathaniel él solo era uno más de sus amigos. Hace unos minutos, cuando lo vio salir de ese probador, casi sintió su corazón explotar y las ganas de ir a abrazarlo lo invadieron como si millones de avispas lo destrozaran.
Pero Nathaniel únicamente le habló como si nada, con un tono distante y seco. No le importó realmente que él, William, se alejara de él.
En esos dos meses ni siquiera intentó arreglar algo, decidiendo solo ignorar, demostrando el poco valor que tenía William en su vida.
—No quiero tus disculpas – dijo entre sus dientes, le dolía demasiado esa indiferencia con el que lo trataba y las ganas de irritarse y pelear con él lo carcomía hasta el estómago.
—¿Por qué rayos te enojas? Volvamos a ser como antes: como hermanos —esta vez su tono se volvió un poco suave al notar como los labios de William temblaban por apretarlos entre sí.
William de un tirón quitó las manos de Nathaniel que estaba apresando su brazo, y volvió a poner una expresión sería mientras se limpiaba el toque anterior.
—Nathaniel yo nunca más volveré a ser tu amigo, antes de eso prefiero…—su voz se apagó como si se detuviera a pensar en su próxima palabra.
Nathaniel pensó que William se estaba volviendo más y más extraño y que ya no actuaba ni hablaba como antes, ahora pareció no soportar su existencia y se comportaba como si estuviera en frente de alguien desconocido.
Él se rio al creer en eso, ya que es imposible, William era la persona que más se importaba con él y lo ayudaba en todo lo que necesitaba. Que haya cambiado tanto en poco tiempo es algo en verdad improbable de suceder.
—Ya veo que todavía no te pasa esa rabieta de niño pequeño —dijo entre risas, lo que hizo que William se pusiera frente a él con un rostro más serio de lo normal.
—Cuando nos encontremos la próxima vez será imposible para ti llamarme amigo, cuando eso, pase por favor, acostúmbrate rápido o será más difícil para ambos —fue lo último que dijo y dejó a Nathaniel mirándolo incrédulo hasta que desapareció.
—Al parecer la pelea fue seria para que esté de esta forma contigo. Vaya, si me hubiera muerto ayer; me habría perdido este fenómeno —Nathaniel que escuchó la burla de su hermano, apretó su mano y fingió desinterés.
—Lo que sea… Yo tampoco voy a adularlo para que vuelva a la normalidad —su hermano se puso a reír de él porque en realidad lo conocía y sabe que la indiferencia de William lo ponía más que alterado.
Nathaniel miró a su hermano molesto que no paraba de reírse porque William lo trató como si fuese nada. Bajó la mirada pensando en que William era realmente orgulloso para acabar con una amistad que duró años
—Señor, disculpé, pero ¿podría bajar la voz? Está molestando a los señores que quieren comprar un traje, también —dijo una chica nerviosa porque no quería ofenderlos, pero Alex era alguien intolerable cuando las personas lo interrumpen y de repente miró con frialdad a la chica que ahora mismo era una hormiga.
—Esta bien fue nuestra culpa —interrumpió Nathaniel poniéndose frente a ella con una enorme sonrisa —me llevaré este traje.
Después de eso ellos salieron de ese lugar con un Alex todavía molesto con la chica por haberlo callado.
—Ya deja eso, ella es solo una empleada del lugar y hacer eso era su trabajo – dijo su hermano menor dando golpes en su espalda.
—Oh cierto, todavía necesito los anillos.
—Hice un diseño especial para ustedes, ya no tienes que preocuparte, por eso – avisó a su hermano que sonrió feliz.
Después de decir eso, ellos por fin dejaron el lugar para irse a la casa.
Cuando llegaron a entrar recibieron gritos que llegaron a asustarlos. Nathaniel fue empujado hasta fuera de la casa por su madre y su tía que vino de visita por el día de hoy.
—¿Qué pasa por qué me empujan? —preguntó riéndose de ambas —¿es una nueva forma de decir bienvenido?
—Cállate, tú no debes entrar ahora – dijo su madre y Nathaniel la miró con rareza.
—¿Pero por qué no? —dijo y para asustarlas corrió a la puerta y vio a Liana con un hermoso vestido color blanco que cubría hasta sus sandalias.
—Hola Nath —saludó la chica con su siempre dulce sonrisa sacudiendo la mano, Nathaniel que notó esto en Cámara lenta cerró de golpe la puerta maldiciéndose por su error.
—Eres un idiota —regañó su tía tirando de su oreja y Nathaniel inmediatamente reclamó de dolor.
—Tía, ya déjame, fue mi error y lo admito —dijo lleno de dolor y su tía por fin lo dejó, pero un segundo después Liana abrió la puerta con su deslumbrante vestido blanco.
—¿Qué pasa? —preguntó con miedo. Había escuchado a Nathaniel casi llorando y pensó que su tía y madre ya le estaban pegando, no obstante al parecer solo era teatro de Nathaniel porque la miraba con una sonrisa y brillo en sus ojos.
—Es imposible lidiar con ustedes ah, esperemos que esos mitos de mierda solo sean mitos y lo mío solo haya sido mala suerte —dijo la señora que casi arrancó la oreja de Nathaniel.
—¿Hermana de verdad tu exmarido te vio con tu vestido de novia? Tú estabas conmigo en esos días y no viste a tu novio —dijo mirándola con dudas
—¿No te había dicho cómo? —preguntó la señora y su hermana negó con la cabeza — era de noche y lo llamé para que hiciéramos un juego, yo me puse mi vestido y lo dejé entrar y jugamos antes de la boda y después ya saben lo que sucedió
Al terminar de hablar, todos quedaron asombrados de qué la tía haya jugado a la Luna de miel con anticipación.
—¿Por qué tuvieron que darme esa duda? —preguntó Nathaniel con miedo, no quería ningún tipo de mala suerte en el día de su boda
Liana se rio de su novio y lo besó en la mejilla, Nathaniel la miró y pensó que sería una pena dejar a Liana por culpa de su descuido.
—No pienses mucho en esto —se burlaba Liana entre risas.
Nathaniel se hipnotizó por esa sonrisa, el cabello de Liana era un poco rizado ahora mismo y se movía suavemente por el viento. Él la agarró y la abrazó, los brazos de Liana fueron directamente hacia el cuello de su novio con unos ojos llenos de amor.
—No seas tan brusco, solo hace un momento se recuperó —dijo angustiada la señora Smith, pero después se calló al recordar que Liana pidió que no dijera nada.
—¿Qué pasó contigo? —preguntó Nathaniel preocupado.
—Solo tenía un poco de dolor de cabeza, pero ya tomé un analgésico y ya estoy bien— respondió volviendo a darle un beso.
—Aah~ la juventud —suspiró la señora con una sonrisa —por cierto el avión ya está listo y también el hermoso lugar que está completamente decorado al gusto de ambos, los invitados estarán maravillados por la espectacular boda que tendrán.
Janet la Tía de Nathaniel vivía en Las Vegas y organizó todo para que la boda sea ahí, ya que era un lugar hermoso para casarse y además de paso ya estarían de Luna de miel, Nathaniel no estaba seguro, pero Liana lo Convenció, porque siempre quiso ir a visitar ese lugar.
—Falta poco para que nos casemos mi amor —habló Liana llena de dulzura en los brazos de su futuro esposo
—Espero que la novia no se arrepienta y me abandone en el altar —bromeó Nathaniel sintiendo como las emociones subían cada vez más
No podía estar más feliz en su vida