El día ha llegado

2706 Words
Mi celular comenzó a vibrar una, otra y otra vez, estire mi mano para alcanzarlo pero no llegaron ni los dedos, con todo el dolor de mi alma me toco parame de mi calientita cama, para tomar el celular y ver de quien eran los molestos mensajes, era Henrry me dijo que me vería en el comedor en 30 minutos. Me puse lo de siempre unos shorts cortos y una blusa ligera que quedara bien con mi chaqueta jean, para rematar mi look me hice una coleta, mi cabello castaño cada vez estaba más largo y rebelde. Tomé las lleves de mi cuarto y Salí, caminaba hacia el comedor pensaba que ya ha pasado un mes desde que vi ese dragón en la playa y no lo he vuelto a ver. Al llegue al comedor vi que no había nadie, ni siquiera Henrry, quien fue que me cito a vernos, me pareció extraño, las luces estaban apagadas, buscaba mi pistola, en la cintura pero no la había llevado. Entre silenciosamente al salón viendo de un lado para el otro, me acerque al interruptor para prender las luces pero no funciono, camine más adelante y en una de las mesas del lado izquierdo vi un bulto en el suelo, era una persona. Después de ver eso era lógico que estaba muerto, no me acerque más, fui saliendo del restaurante corriendo y prendí la alarma de emergencia, segundos después de que la pulsara sonó otra alarma de emergencia que venía de la zona 13, donde Henrry me llevo aquella noche. Al parecer se les escapo alguna de esas raras especies, corrí hacia mi habitación para tomar el arma, pero a mitad de mi destino la sirena se silenció, por los parlantes habló el comandante Stive. - Guarden la calma, todo está bien, el problema ya se solucionó. Escuchar eso me enojo tanto, a veces ponía en duda si realmente les importa el bienestar de la gente que vive en estas paredes o si lo único que le interesa es estudiar esas criaturas. Pero no soy nadie para criticar sus ambiciones de conocimiento, tal vez con sus investigaciones puedan ayudar algún día –pensé- - ¡Cierto! Vi un cuerpo en el comedor, tengo que avisar cuanto antes. Aumente la velocidad de mis pasos y en la mitad del camino escuche un grito de dolor, era la voz de Henry, en el patio donde trotamos cada mañana, con los compañeros de entrenamiento había un poco de gente acumulada alrededor de algo, me acerque rápido pasándome entre la multitud, vi a Henry sobre una camilla, su pierna estaba mordida, sangraba demasiado, me corrió un frio por toda mi espalda ver su pierna en ese estado. Todo fue rápido, los camilleros se lo llevaron a la enfermería, yo quería seguirlo, pero mi amiga Margaret se acercó a preguntarme lo que había pasado, hasta eso ya lo subieron en el jeep verde. - ¡Scarleth! ¿Porque tocaron la sirena? - Luego te cuento tengo que irme. Salí corriendo para la enfermería, estaba súper lejos, era al otro lado del campo de entrenamiento, empecé a correr, pero mi ritmo cada vez bajaba del cansancio, cuando llegue, no me dejaron pasar, Michael estaba esperando afuera, me senté a su lado esperando. Vi que Michael estaba muy molesto, le pregunte, cuál era su problema, Michael me conto sin darse cuenta de que me estaba revelando información confidencial y de esa manera afirmo mis sospechas, que en efecto se les había escapado una de esas criaturas que tienen cautivas en la zona 13. - Esa criatura que mordió a Henrry era un bocontron - dijo Michael- El Broucotron es una criatura carnívora, su altura es como la de un niño de cuatro años, anda en cuatro patas, su piel es muy dura como la de un tronco, dan mucho miedo por sus dientes afilados y uñas largas como las de un perezoso. - Como si no hubiera bastantes de esas vestías a fuera, trajeron a uno aquí. Espero que lo capturen. - Sí, ya lo encerraron de nuevo, no te preocupes. Antes de que pasara esto Henry te tenía buenas noticias para ti. - ¿Que noticias? -Pregunte. Michael me dijo que ya acabé con mi entrenamiento, ya podía acceder a la zona 13 y al fin podría salir de la fortaleza a cazar con los demás, sentí una mezcla de emociones como de miedo y angustia pero al fin podría cazar, defendería a las personas dentro de esa fortaleza y a mis amigos, no dejaría que a otras familias les pase lo que a mí me paso. La doctora salió, dijo que todo estaba bien, le cogieron 12 puntos en su pierna.- - Ahora está algo desorientado por la pérdida de sangre, solo necesita descansar aquí por 3 días, luego podrá irse. Dijo la doctora Michael y yo agradecimos a la doctora, pasamos a ver a Henry. Me acerque a su lado, lo cogí de su mano, sin decirle nada. Henry con voz de moribundo - Tranquila no me voy a morir. - Siempre tan sarcástico mocoso- le respondí - Amigo debes tener más cuidado la próxima vez -exclamo Michael. Michael y yo nos quedamos hablando un rato con Henry, Michael se fue, lo llamo el comandante Steve, el superior que se encarga de nuestro entrenamiento riguroso. - Porque no vas a descansar, mañana es tu día, te entregaran la tarjeta roja. Dijo Henrry Henry se dio cuenta que no tuve algún tipo de reacción cuando me dijo la noticia. - De seguro ya te dijo Michael, traicionero. - Tranquilo, no voy a ir, voy a quedarme a cuidarte. Henry insistió que no debería quedarme, para no darle la contra me fui, todavía era temprano para acostarme a dormir, tome una manta y audífonos, me dirigí a la playa, extendí la manta cerca de la orilla del mar, me acosté mirando el cielo mientras escuchaba música, recordando los momentos felices que viví junto a mi familia. El tiempo paso rápido, mire mi celular ya eran las nueve de la noche, me retire los audífonos; cuando sacudía la arena vi que algo que estaba en el mar no podía ver bien por la oscuridad. Encendí la linterna del celular, era una persona nadando. - ¡Oye!, son las nueve de la noche, no es prudente que nades a estas horas. -Le grite. Esa persona salió del agua, yo retrocedí, para guardar mi distancia ya que no sabía quién era, ni lo que pretendía hacer. Cuando se acercó, lo pude ver mejor, quería seguir interrogándole ¿Por qué se encontraba nadando en la playa a estas horas de la noche?. Pero cuando lo vi de cerca, me quedé sin palabras. Mis ojos no apartaban de sus hipnotizantes ojos color azul que destacaban debajo de esas cejas marcadas negras, el brillo de su mirada no parecía ser los ojos de un humano normal, su color de ojos alumbraba la oscura noche como si se tratara de los ojos de un felino u otro animal. Me lo quede viendo como una boba por un largo y extendido rato a este chico muy atractivo. - Oye, jamás te había visto por aquí. No es común ver que la gente salga a estas horas de la noche a nadar en marea baja y menos cuando es hora en la que los broncotrons a tacan. - Lo siento, se me fueron las horas nadando. - Me respondió con su voz tan masculina y grave. - Debes tener cuidado, el toque de queda empieza a las cuatro de la tarde, debes volver a tu hogar. - Si, comprendo. Pero también estas violando el toque de queda y sobre todo estas siendo imprudente al acercarte a un desconocido por la noche. Eso también es peligro, me lo dijo acercándose a mí, con una gran sonrisa en su rostro. Su repentino acercamiento hacia mí me puso en alerta, sentí como si me fuera hacer daño, lleve mi mano lo más discretamente posible hacia al bolsillo de mis jeans cortos para tomar la pistola de corriente. - Muchacho, yo no soy un civil cualquiera, soy una cazadora y estoy haciendo guardia a diferencia de ti, yo sí puedo estar aquí y puedo defenderme de esas criaturas porque estoy entrenada para esto. - se lo dije para ver cuál era su movimiento-. - Me iré – dijo el muchacho- - Pero antes de irme te acompañare hasta ese lugar de dónde vienes. - A que te refieres con de donde yo vengo? ¿tú no vives en la fortaleza? Pregunte. Algo no anda bien con este extraño, nunca lo he visto en la fortaleza y aquí no quedan casa ni pueblos por aquí cerca, pero y lo más raro es que él estaba nadando en esta playa en la noche, . (Pensé) Caminamos juntos hasta la fortaleza, ya faltaba como tres cuadras y el no quiso acercarse más. - ¿Oye, adónde vas? ¿no vives aquí? –Pregunte, para saber que me iba a decir, o ver si se ponía nervioso. Con tranquilidad me respondió - No, no vivo aquí. - ¿Entonces de dónde eres? Por aquí no hay pueblos cerca ni tampoco casas. Lo dije con toda la seguridad, porque sabía que no podría hacerme daño, ya que me encontraba muy cerca de la fortaleza, si él se atreviera hacerme algo yo con solo gritar los de vigilancia me escucharían. (Pensé) - Soy humano, así que no desconfíes de mí, ahora me voy a mi casa, ya deben estar preocupados por mí. Él se marchó, sin responder. Llegue a mi cuarto, sudada con arena pegada en mis piernas. Tome una ducha antes de acostarme a dormir. Mientras me jabonaba el cuerpo me acorde de aquel extraño chico y en lo que me dijo “soy humano, no desconfíes de mi” - Es un tipo raro pensé- Mi celular comenzó y yo seguía con jabón el cabello, me enjuague rápido, cerré las llaves de agua, tome rápido una toalla para colocármela. Pero cuando tome el teléfono ya dejo de sonar, tenía tres llamadas perdidas de Henrry. Le escribí diciendo que ya estaba dormida, por eso no conteste a la llamada, le pregunte que si necesitaba algo, pero me dijo que no, solo quería saber si yo ya había llegado a mi habitación. Mi alarma sonó, me desperté en mi cama con la tolla aun puesta y mi celular tirado en el suelo, me había quedado dormida escribiendo a Henrry. Hoy era el día, tenía que ir al despacho del comandante Steve a hacer mi juramento y recibir mi tarjeta roja para tener acceso a todos los lugares que solo puede acceder un cazador y por fin podré salir a cazar. Al llegar al despacho de comandante mi amiga Margaret me hizo señales para formarme a su lado, nos entregaron una hoja de cartulina donde estaba los juramentos que teníamos que hacer antes de entregarnos la tarjeta y el uniforme. - Les doy la bienvenida mis nuevos reclutas, por favor reciten en voz al y al mismo tiempo el juramento dijo el comandante Steve. En resumen de nuestro juramento era proteger a los más débiles y guardar todos los secretos y las investigaciones de la zona 13 sobre todo que esconden bestias peligrosas dentro de estas paredes. Mientras leían lo que estaban jurando se quedaron impresionados, acepto yo, debido a que yo ya entre a ese lugar gracias a Henrry. Después del juramento nos dieron los uniformes de color café con verde y un chaleco anti balas. Nos lo colocamos encima de la ropa por orden del comandante, después no entregaron la famosa tarjeta roja, antes de la entrega nos advirtieron que por nada teníamos que perderla ni tampoco separarnos de ella. - ¿Que podría pasar si se nos pierde, cual es la sanción? Pregunte - Su sanción es ir a la cárcel, por romper con todos los juramentos. Que sería la revelación de los secretos, con esa tarjeta cualquiera podría entrar a las zonas que los civiles no pueden entrar. Respondió el comandante. Todos mis compañeros estaban conmocionados y ansiosos de conocer la zona 13, antes solo la podíamos observar desde afuera ya que los vigilantes no te dejaban entrar ni a la puertas del pabellón, ahora el comandante Steve nos está llevando a ese lugar, en cuanto llegamos al lugar, nos hizo formarnos, por orden de lista nos hicieron reconocimiento de rostro en la máquina para tener acceso a la primera puerta donde hay un largo y angosto corredor con tres puertas, en la primera puerta esta ese ascensor, donde aquella noche vi aquel dragón encima de la mesa metálica, ese lugar es como un laboratorio equipado con vitrinas llenas de instrumentos escalofriantes para cortar, destazar a diferentes tipos de tamaños de criaturas, de tan solo acordarme meda mucho miedo. - Síganme por acá- dijo el comandante Steve, no nos detuvimos en la primera puerta fuimos directo a la segunda puerta, yo también estaba ansiosa de ver que había, cuando terminaron con la lista, el comándate nos dijo antes de abrir la otra puerta teníamos que estar preparados para lo que lo que vamos a ver tras esa puerta. La única indicación que nos dio es que no topáramos nada ni que nos arrimemos en ningún sitio para evitar accidentes, por que lo que van a ver son las variedades de criaturas que se les han podido capturar gracias a los cazadores más entrenados y veteranos de aquí. En cuando escuchamos eso todos nos quedamos en silencio, como que meditándolo o procesando si escuchamos bien o mal. Uno de los muchachos alzo la mano y dijo con voz temblorosa - escuche bien comandante, usted dijo que detrás de esta puerta hay de esos animales que se devoran a las personas. - Pues si escuchó muy bien cadete Smith - Pero no se supone que nosotros los matamos? No comprendo estábamos viviendo con monstruos todo este tiempo- dijo Karen compañera de entrenamiento y hermana menor de Michael, Karen, y Margaret tiene mi misma edad 20 años. Los demás compañeros también tiene la misma edad o son también un poco mayores la diferencia es que solo Margaret, Karen y yo somos las únicas chicas, los demás solo son muchachos. Lo bueno es que solo somos ocho en total. Todos mis compañeros empezaron a comentar entre ellos sobre lo que acabaron de escuchar. - SILENCIO- con voz fuerte e imponente dijo el comandante Steve- ya no son unos bebes, si se están graduando como cazadores fue por su propia decisión, con un documento que al firmarlo estipulaba que su vida podría terminar ahora, mañana o en cualquier momento, ustedes creen que toda la información y el conocimiento que tenemos de estos animales o criaturas como quieran llamarlos es porque estamos cruzados de brazos, pues no es así, toda esa información se tiene mediante la experimentación y la investigación que se han realizado bajo estos laboratorios hace años atrás, con todas las seguridades.- hizo una pausa y continuó -Así que no tienen de que preocuparse. Todo lo que vean aquí no podrán comentarlo con nadie, ni sus familiares aunque la mayoría que se nos unen no tiene familia, pero tampoco pueden comentar de esto con amigos que no sean cazadores, tampoco lo podrán hacer con los rangos inferiores, esto solo se revela a los que se gradúan y son capacitados para esto, ¡¡¡ENTENDIDO!!! ? - SI CAPITÁN -exclamamos todos al mismo tiempo. Los miedos e inseguridades se les fue rápido, me sorprendió como el discurso del comandante les motivo tanto, como para olvidar que aparte de nosotros vive gente que no es entrenada para protegerse e incluso que corren riesgo sus propias familias, al menos cuando yo me entere no pude dormir 3 noches seguidas, puede que también estén asustados pero no lo expresan, pero en parte tiene razón el comandante, nosotros firmamos por cuidar al prójimo aun cuando muramos en el intento. El capitán acerco la tarjeta roja hacia el panel, la puerta se abría lentamente. Alimentando nuestra curiosidad por ver lo que había en el interior de esa habitación, hizo que rompiéramos el orden y nos amontonáramos en primera fila.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD