CAP 11

1134 Words
Lev se paraliza, sus ojos oscureciéndose con furia, pero luego sonríe torcidamente, agarrando mi muñeca con brutalidad. —Otra vez? —gruñe con burla, inmovilizándome contra la cama, su cuerpo presionando el mío, su erección dura contra mi muslo. Sus dientes en mi cuello, mordiendo lo suficiente para dejar marcas rojas, mientras me mantiene clavada al colchón. sin piedad con un empujón salvaje, entra dentro de mí, desgarrándome por dentro, su grosor estirándome hasta el límite del dolor. Se mueve con una velocidad que no me deja tiempo ni para jadear, ni respirar. Cada embestida es como un martillo, golpeando mis entrañas, haciéndome temblar y convulsionar debajo de él. Siento como si un camión me estuviera atropellando una y otra vez, mi cuerpo traicionándome con espasmos involuntarios, mi piel ardiendo por el roce constante. —Lev, ¡déjame ya! ¡No quiero tus putos bebés! —grito, mi voz quebrada por la desesperación, las lágrimas brotando sin control. Este enfermo va a arruinar mi puta vida! Intento empujarlo, arañarlo, pero sus brazos son como barras de acero, inmovilizando. Su masa muscular me aplasta, su peso un recordatorio constante de mi impotencia. De repente, su mano se cierra alrededor de mi garganta, apretando con fuerza, cortándome el aire mientras acelera sus movimientos. Es más salvaje que nunca parecía un maldito toro encima de una oveja, sus caderas chocando contra las mías con un sonido húmedo y obsceno mientras apretaba y golpeaba mi trasero. Mis pulmones arden, puntos negros aparecen en mi visión, y justo cuando creo que voy a desmayarme, él se pega aún más a mí, corriéndose dentro con un gruñido fuerte. —Sii!! Esto me gusta… —Grita Lev mientras tiembla inundando su polla aún más, asegurándose de que cada gota se quede ahí, profunda, irrevocable. Mis ojos se ponen en blanco, mi cuerpo convulsionando en un orgasmo forzado y traicionero, el placer mezclado con el horror absoluto. Lev se mantiene dentro de mí por un largo rato, su respiración pesada contra mi oído, susurrando en voz baja. —Vas a llevar a mi hijo, No hay escapatoria. Finalmente, se retira lentamente, pero no del todo; me toma con una ternura falsa, casi paternal, colocándome encima de él con cuidado de no salir aún, pegando mi cara contra su duro pecho, cubierto de sudor y cicatrices. Su corazón late como un tambor de guerra, y yo estoy inconsciente, mi cuerpo marcado por moretones, rasguños y el dolor punzante entre mis piernas. Lloro suavemente, sintiendo su líquido dentro de mí, caliente y pegajoso, una invasión que me hace sentir sucia, usada, rota. La vergüenza me consume, un fuego que quema desde adentro, recordándome que soy suya, que mi cuerpo ya no me pertenece. Pero Lev no ha terminado. Mientras yace ahí, con mi cabeza contra su pecho, su mano baja por mi espalda, acariciando con falsa dulzura, y murmura —Descansa, cariño. Pronto sentirás las patadas. Y si no... volveremos a intentarlo. Quería golpearlo, gritar, pero estaba débil y me quedé dormida rápidamente. En la madrugada sentí como Lev se movía, antes de despegarse de mí, me besa la cabeza y sale de la habitación dejándome sola y tirada en la cama, pasan las horas y el sol empieza a salir, su reflejo golpeando y quemando mi cara, me siento en la cama con mareos y al levantar mi cabeza veo al doctor que había atendido mi tobillo anteriormente. —por fin despiertas —habla el anciano con frialdad. —Lev me ha mandado a revisarte, dice que fue muy rudo contigo esta vez… mhh, y se preocupa? —murmuro incrédula. El anciano se acerca a mi fríamente, revisa mi cuerpo lleno de moretones y mi centro roto pero con una expresión fría un poco preocupada. —Lev me ha dicho que ustedes tendrán hijos, ¿no? Felicidades. Miro al anciano con enojo pero hablo fría y calmada —No quiero hijos hijos, nunca los quise, no entiendo porque mierda me secuestra a mi y no molesta a otras mujeres, soy yo quien tiene que cargar con esta mierda, y Lev quiere llevarme a rusia y separarme aun mas de mi familia —temblaba de la rabia mientras hablaba y aguantaba mis lágrimas. el anciano me mira fijamente con ojos fríos, sin ninguna expresión —Lev nunca quiso tener pareja ni hijos, nunca experimentó amor de pequeño pero, el un día estaba revisando las cámaras buscando a un hombre que bueno, ya se encargó de el. —ríe suavemente el doctor pero su expresión cambia —pero… te vio a ti, Lev empezó a revisar las cámaras de las calles donde caminas y madrugaba para verte afuera de tu universidad y hablaba de ti conmigo, jamás lo había visto así, un hombre frío y cruel que muestra interés por alguien que no conocía… Miro al anciano fríamente y mi expresión se suaviza pero inmediatamente recuerdo todas las veces que me hizo sufrir —Pues tu maldito jefe me hizo la vida imposible. Me trata como un maldito objeto, está enfermo, loco. ¡¿Por qué es así?! —levanté la voz, mi cuerpo temblando. El anciano me veía fríamente mientras levantaba la voz, cruzando los brazos, y finalmente habla de él. —Sus padres eran militares en Rusia. Su padre, un hombre frío y perfeccionista, lo entrenó desde los 10 años, y su madre era doctora del ejército, casi nunca estaba con él. Un día fueron llamados para una misión importante pero, ambos murieron en una misión cuando Lev tenía 15 años. Yo me quedé con él y me hice cargo. A los 17 años entró a la fuerza militar. Aunque era joven, fue de los mejores, subió de rango rápidamente y consiguió gran parte de su fortuna gracias a operaciones encubiertas y contratos secretos en la inteligencia militar rusa. Hasta que un día su escuadra fue enviada a una misión que terminó en desastre, todos murieron excepto él. La misión fue un fracaso y Lev fue expulsado. Con el dinero que había ganado, se trasladó a España y creó su propia base con hombres leales, entre ellos yo. Mientras los rusos lo habían desechado, aquí lo consideran muy útil para misiones encubiertas y tráfico de armas. Ahora quieren que regrese, y Lev, sin dudarlo, acepta. Te llevará con él, Anya. —el anciano se acerca con un susurro frío. —Eres su posesión ahora, y ese niño que llevaras en tu vientre… será su legado. El doctor sale de la habitación cerrando la puerta suavemente dejándome sola. Mi respiración aceleraba, no quería ese futuro, ahora entiendo porque Lev es un idiota pero aun lo odiaba por obligarme, por hacerme sufrir, pero principalmente pensaba como podría escapar de este psicópata, no quería alejarme mas de mi familia, y no quería ese futuro con el.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD