CAP 7

1199 Words
Pasan las dos semanas con las mismas rutinas, y llega el día de esa estúpida reunión. Lev entra a mi habitación y me da algo de maquillaje. —Espero que sepas maquillarte. —Lo intentaré —murmuro irritada. Lev se ríe de mi irritación y sale de la habitación. Me pruebo los tacones que estaban en el armario; No usé tacones desde hace tiempo, y recientemente me estoy mejorando de mi tobillo. Me pongo los tacones: eran negros con rojo en la parte de abajo, muy elegantes a comparación de la ropa cómoda que me gusta usar. Camino con los tacones con cuidado para practicar y bajo las escaleras. Al bajar, me asomo a la sala para ver a algunos hombres viendo la TV. Al asomarme, veía noticias de mi desaparición; no había pistas y era complicado mi caso. En una parte, entrevistaban a mi madre; Estaba llorando y preocupada. —No sé qué ha pasado, mi hija era una chica tranquila. ¿Por qué repentinamente desaparecería así? No sabemos si está viva o muerta, o si nunca la podrá ver. Solo quiero saber si está bien… —hablaba mi madre en la tele entre lágrimas y temblor. Al ver a mi madre, se me partió el corazón y me sentí muy mal. Lloré, pero regresó a mi habitación. —Prometo intentar escapar… —murmuro para mí misma. Llega la noche y me maquillo y me visto. Al terminar, escucha un fuerte grito. —Anya, baja ya —Lev grita desde abajo. Bajo las escaleras con cuidado, el vestido n***o ajustado rozando mi piel como una segunda prisión. Lev me espera al pie, vestido con un traje impecable que resalta su figura militar. Sus ojos me recorren de arriba abajo, una sonrisa posesiva curvando sus labios. —Estás… perfecta —dice, extendiendo una mano para ayudarme, pero en realidad para controlarme. Ignoro su mano y bajo el último escalón sola, tambaleándome ligeramente en los tacones. Él me agarra por la cintura, atrayéndome contra su cuerpo duro. —No seas terca, cariño. Esta noche, serás mi esposa perfecta. Si te portas bien, quizás tu madre reciba una señal de que estás viva… eventualmente. Su aliento cálido en mi oído me hace estremecer, una mezcla de amenaza y algo más oscuro que odio. —Suéltame —murmuro, intentando apartarme, pero él aprieta más, sus dedos clavándose en mi cadera. Lev ríe suavemente, guiándome hacia la puerta. Mientras caminábamos 3 hombres con traje nos seguían desde atrás. —esto es un circo? Por qué hay 3 putos payasos. —Lev se ríe sin gracia —estos payasos se asegurarán de que no escapes. Gruño con fastidio y los hombres se dirigen a la camiones negra pero lev me llama —tu y yo nos iremos juntos. Lev me toma de la mano y me dirige hacia un garaje, el lugar era grande y al encenderse las luces mis ojos brillan, había varios autos deportivos de lujo y yo era una fan desde pequeña, había coches, japoneses americanos, e italianos. —de donde sacas tanto dinero? —murmuro con la boca babeando. Lev se da cuenta de mi fanatismo. —en cual quieres ir? —pregunta de forma coqueta. Por dentro estaba gritando, pero mantenía la compostura. Y camino por el lugar y al ver mi coche favorito casi exploto. —en este —señalo fríamente. —el jesko absolut? —rie suavemente —no sabia que tenias buenos gustos eh? Fríamente entro al auto y cuando me siento me derrito en el asiento sintiendo su calidez, este tipo era un imbécil pero tiene muchos autos. Lev arranca el auto directo a la reunión o fiesta yo que se. Al llegar, lev se baja del auto y extiende su mano para apoyarme, pero lo ignoro y me bajo sola, Lev frunce el ceño y y me toma con fuerza mi cintura —recuerda que tienes que comportarte si quieres que tu familia este bien. Gruño, pero no protesto y entramos a la fiesta La mansión está iluminada con luces tenues y doradas, música clásica. Invitados elegantes nos rodean, comandantes con medallas relucientes y sus esposas en vestidos ceñidos, riendo y charlando. Todas las miradas se posan en mí y Lev al entrar, principalmente por su presencia grande mientras rodeaba su brazo en mi cintura. Mujeres me observan con envidia o curiosidad, sus ojos bajando a mi vestido n***o que abraza mis pequeñas curvas, mostrando mi espalda expuesta. Hombres me miran con lujuria velada, sus pupilas dilatadas por el alcohol y el poder. Siento sus miradas como dedos invisibles rozando mi piel, haciéndome estremecer. Lev nota las atenciones y se tensa, su mano en mi cintura apretando dolorosamente, sus dedos clavándose en mi carne como garras. —Sonríe, Anya —susurra en mi oído, su aliento cálido enviando un escalofrío por mi cuello—. Eres mía, y todos lo saben. Si veo a uno mirándote demasiado… —Su voz baja —lo matare. —de qué te quejas si tu me diste este vestido —murmuro cerca de él. Lev ríe, una risa oscura que vibra contra mi piel, y me gira para mirarlo de frente, sus ojos ardiendo con celos. —Te di este vestido para mostrar lo que es mío, no para que otros babearan como perros —susurra, su mano bajando por mi espalda expuesta, trazando la curva de mi columna con dedos posesivos que dejan un rastro de calor prohibido. Me aprieta contra él, su cuerpo duro presionando el mío, sintiendo cada músculo tenso bajo su traje. —Qué estupidez… Levanta el ceño, pero rápidamente cambia su cara fría al ver a un hombre mayor acercándose. —¿Qué tal, Lev? —sonríe un coronel que parecía ser del mismo rango que Lev y se dirige a su esposa—. Este es el hombre que te contaba: es joven y aun así alcanzó a ser el mejor y el más inteligente. Su esposa ríe sorprendida, y Lev sonríe fríamente, tomando las manos de los dos para saludar. Toma mi cintura para presentarme. —Quiero presentarles a Anya; es mi pareja —sonríe Lev y me acerca al coronel y su esposa. Los dos me ven y me sonríen con calidez. —Qué hermosa eres —el coronel y su esposa toman mi mano para saludar, y les devuelvo el saludo con una sonrisa fingida pero cálida. —Eres muy suertuda; Lev es un buen chico, con disciplina y valentía —habla el viejo coronel mientras me sonríe. —Sí, claro —río falsamente mientras pensaba en todas las veces que Lev me hizo sufrir. Lev se queda con el hombre y se acercan más para saludarle, y luego me alagaban con que era suertuda. Mientras él se quedaba conversando con gente importante, yo me excuso para ir al baño y caminaba mientras los payasos de Lev me vigilaban de lejos. Al entrar al baño, quería golpear el espejo, pero mantuve la calma. Una mujer apareció y se lavaba las manos; Me quedé viéndola, pero finalmente tomé valor. —Hola, perdona, soy Anya y he sido secuestrada —tomo la mano de la chica y ella frunce el ceño.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD