Antonella Bernaldi

Advertencia. Esta historia contiene material no apto para menores de edad, incluyendo contenido s****l (+18), violencia, lenguaje inapropiado, b**m y maltrato físico (deseado y no deseado) hacia la mujer. Se sugiere que, si es sensible a este tipo de contenido, por favor, evite leerlo. Bajo las sombras El apellido Bernaldi se ha convertido en una leyenda, un misterio. No solo para los altos empresarios, sino también para los líderes de la organización criminal más temida. Llevamos años comandando desde las sombras. Nuestros miembros son un anonimato, una leyenda de hace veinte años, manejándose como los vampiros líderes del mundo. Donde se escucha mi apellido, las personas tiemblan. Todos teníamos la opción de elegir y yo elegí ser la líder de la mafia, la sucesora de mi padre: más fuerte e implacable que la dinastía haya visto. Yo soy, como muchos me llaman, la reina de la mafia. Una red de agentes que traicionaron a mi familia me persigue. También me acosa la continua guerra con los rusos; sus herederos desean venganza. Lo que no saben es que estoy preparada para enfrentarlos a todos. Mi nombre hace temblar a quienes lo escuchan. Haré que el mundo tiemble a mi paso. Asfixiada. El placer en mi cuerpo no se detiene. Esa pulsera, el collar, las cadenas son como dopamina pura. Intento evitarlo, pero no puedo; quiero más. Mi mano derecha me tiene detrás. Me embiste ansiosamente, pero mis ojos están fijos en el hombre frente a mí, ese hombre que me tiene mojada. Me mira: abierta, expuesta, atada de manos y piernas, inmóvil e indefensa. Es una escena que no esperaba ver, pero a él le gusta. A mí también. Se levanta de su silla, apaga su cigarro a media calada en el cenicero y me suelta el humo en la cara. No me aparto. Dejo que el aire invada mi rostro mientras lo miro con una frialdad que no siento. “¿Me quieres sentir?” pregunta, tomando mi mandíbula. Sonrío. “¿Será que sí logras dominarme como dices?” “¿Quieres probarme?” Se baja la cremallera, amenazante. “Suéltale...” ordena al hombre que continúa embistiéndome mientras espera mi orden para detenerse. “No,” exclamo. Evito que mi hombre de confianza se mueva y enfoco al rubio alto de ojos verdes que me tiene ansiosa. “¿Te intimida?” pregunto, seductora. “Para nada,” responde deslizando su lengua por mis labios. “Entonces, demuéstrame de qué estás hecho.” Con esas palabras, él sonríe con maldad. Rápidamente, se suelta el pantalón, sacando a jugar a su cachorro. Y es aquí donde todo se vuelve interesante. Siento cómo Milán se abre paso en mi cavidad anal, mientras que Dylan se posiciona en mi feminidad mojada. Mi primer trío. Es más de lo que esperaba. Me encanta, y empiezo a creer que la tendencia poliamorosa no me queda mal. Aunque soy selectiva con quienes llevo a mi cama, ambos me complacen y me llevan al límite, regresándome al infierno de donde vengo. “¡Aaah!” Jadeo al sentirlo dentro. “¿Te gusta?” “¿Eso es todo lo que tienes?” “Te costará sentarte mañana,” exclama y me río. “Ya veremos, primero hazme venir.” Esa soy yo, la versión indomable de la familia. Una vida secreta, ajena a la mujer honorable y de respeto que todos admiran. “Ahí viene, abran paso.” La puerta del gran salón se abre, permitiendo mi ingreso. Al escuchar el sonido de mis tacones, todos se apresuran a tomar posiciones para recibirme. Mi primera impresión es ver a mi abuela sentada en su trono. Junto a ella, mi padre, mi madre y mi abuelo Maximiliano. “Bienvenida, mi niña.” “Buen día, abuela Emma…” Le doy un corto beso en la mejilla. “¿Cómo estás?” “Muy bien, mi niña, ¿cómo estuvo tu vuelo?” “Tranquilo. Papá, mamá, abuelo.” Saludo a cada uno sintiendo el calor que emana de ellos. Hace dos meses que no los veo y ya extrañaba estar en casa. “Cariño, ¿ya comiste?” “Ya comí, madre, tranquila.” Me siento en mi silla y de inmediato todo cambia. “¿Qué tenemos?” pregunto, enfocando la gran pantalla en medio del salón. “Tenemos información de que los rusos se han posicionado una vez más en Irlanda. Hace más de diez años que no tocaban territorio inglés.” “¿Aleksei?” pregunto analizando la información en la pantalla. “Parece que esta vez se trata de su hijo.” “¿Aún no tenemos información de su rostro?” “No, pero sí tenemos información sobre una reunión secreta. Habrá algunos miembros del partido de gobierno.” Me entregan una carpeta. Rápidamente la abro, lista para memorizar la información. “¿Me conseguiste un pase?” pregunto, indiferente, mientras hojeo las páginas. “Lo tengo. Serás del servicio de seguridad del gobernador,” responde Olivia, mi prima. “Perfecto, preparen al equipo. Quiero a todos listos por si el plan falla; la idea es identificar al objetivo, así sabremos qué medidas tomar.” “Sí, líder.” Enfoco mi atención en mi equipo. Mis primos y tíos están bajo mi mando. Desde muy joven me gané sus respetos y ahora trabajamos juntos en defensa de la familia. “Antonella…” Mi padre llama mi atención. “No te acerques demasiado, no sabemos el nivel de preparación que tenga. Es de suponer que nos han seguido los pasos; si es así, la persona con la que te encuentres puede que no sea un oponente fácil.” “No te preocupes, padre, sé cuál es mi objetivo. Mis intenciones no son matarlo sin antes averiguar qué trama. Ese encuentro es más que una reunión de líderes; necesito saber cuál es el objetivo. Si nos creen extintos, les daré un poco de realidad.” Mi expresión es perversa. Me caracterizo por ser una mercenaria. Aun así, a mi padre le cuesta asimilar que su hijo varón se hiciera empresario, siguiendo los pasos de mi madre Selin. Yo, a la que creían débil, me convertí en el dolor de cabeza de cada m*****o de la élite que desea mi lugar. No fue fácil. La decisión de mi difunto bisabuelo, Franco Bernaldi —el rey de la mafia italiana— me designó la sucesión. Su pérdida hace tres años fue lamentable; él era mi apoyo y mi guía. Puedo decir que de él aprendí el sesenta por ciento de lo que soy. Él me llamaba: el arma secreta de los Bernaldi: hermosa, inteligente y despiadada. Mi abuelo veía mucho más en mí. Tenía la esperanza de que yo terminaría con la guerra, y así me veo yo. Por eso, esta misión no es solo para eliminar al enemigo. Busco terminar con la guerra que ha desterrado a mi familia a las sombras. “Señorita, todo está listo, esperamos sus órdenes.” Me miro al espejo una vez más y me termino de arreglar el traje. “Estoy lista. Descubramos cuál es el misterio que los rusos guardan.”