1<Verdadera Naturaleza

1100 Words
Capítulo uno Pov Natasha   Hoy es un día estupendo. Lo tengo que decir. Lastima que los llamados empleados que hay en la empresa me lo dañen con tan solo llegar a pisar con mis tacones el lugar. “Señorita le podría hacer llegar esto a su padre, es que está enojado” “Usted de verdad debe ser inteligente, ¿puede hacerme llegar por correo el acceso a la cuenta de su madre para sacar unos documentos que le he pedido y no me los quiere dar?” “Que bien se viste la señorita West, mire que hoy no sé cómo presentarme en la reunión, ¿podría ir por mí?” “Podría ayudarme con prestarme uno de los documentos de su padre en declaraciones de renta” Todo el día es así desde que llego hasta que estoy en la casa y apago el móvil de la empresa, de lo contrario también me molestarían mandándome correos a altas horas de la noche con el fin de que yo haga el trabajo que ellos deberían hacer. Entro a los estacionamientos de la firma y apago el motor al estacionarme fuera de mi lugar por un nuevo auto parqueado al lado del de mi madre. Ya hasta esto tengo que aguantar. Ruedo mis ojos y doy un largo suspiro, tomo mi cartera y la pila de documentos que tengo que revisar el día de hoy por el caso que llevo, me bajo del auto y cierro, camino hasta el elevador y subo presionando la undécima planta que es donde estoy reubicada gracias a mi padre con la intensión de que me dejen de usar como se les plazca. Aunque no sé yo si fue la mejor decisión en mandarme a ese lugar, ya que en esa planta es donde están todos los nuevos y practicantes del lugar. ­­—Solo espero que tu sepas lo que haces, padre —niego rotundamente y las puertas del elevador se abren. Serpentina cae desde mi cabeza hasta el piso dentro del elevador antes de salir y quedo atónita con lo que veo. Todos los que me piden que les resuelva sus cosas también están en la planta con una enorme sonrisa. —¡Bienvenida, señorita Natasha! —gritan efusivos y un pesimismo cae en mis hombros al salir —como nos dimos cuenta de que se mudaba a esta planta por ordenes de su padre, nosotros también nos mudamos con usted —me sacan del ascensor y volteo a ver hacia todos lados pensando que es una broma lo que me están diciendo. —Pero… ¿cómo es que ustedes? —los señalo con mi mano libre y mis ojos viajan a todos los nuevos integrantes hasta llegar a quedar absorta en los ojos verdes de un chico que nunca había visto en la empresa. —Muy fácil, señorita —el jefe del departamento en donde estaba me tira sus brazos por encima de los hombros —solo tuvimos que revisar la lista de personas que estaban asignadas para hoy en nuestro departamento y al no verla a usted nos alarmamos y la empezamos a buscar en todas las recepciones de los demás departamentos hasta hallarla en este y aquí estamos todos —los otros que vienen con él levantan las manos con alegría mientras sacuden los papeles que obviamente más tarde tendré que revisar. Al parecer si me va a tocar soportarlos. Trago grueso y sonrío falsamente mientras asiento por cortesía. —Sí… que bueno —el desanimo en mi voz es evidente, pero ellos siguen festejando como si nada. Bueno, tendré que sopor… —¿Acaso nadie ve que ella no quiere relacionarse con ustedes o están ciegos? —dice el tipo de aspecto serio con seguridad y el alma se me sale del cuerpo. ¿Cómo es que vio a través de mí? La piel se me eriza cuando lo observo acercarse y retrocedo pensando que es algún tipo de gurú el que está haciendo para leerme la mente. Lo siento, pero yo contigo no me quedo. ¡Patitas para que te quiero! Me meto nuevamente al elevador y presiono varias veces el botón de bajada a los estacionamientos, las puertas se cierran dejándome en un mal panorama para los presentes, no obstante, sé que hice bien con alejarme. Nadie debe saber como soy, nadie debe ver mi interior, y cuando digo nadie, es absolutamente nadie. Salgo del elevador con el corazón en la boca y me apresuro hasta estar en las puertas de mi auto, jondeo los papeles que tengo que revisar dentro del coche sin ver como se desordenan todos al caer, pongo las manos sobre el techo del mismo y bajo la cabeza hacia el suelo mientras cierro los ojos para no estallar en ira. Cálmate Natasha, cálmate. No dejes que la ira se adueñe de tu cuerpo. —¡Ahhhhhhhhhh! —chillo y zapateo con mis tacones, varias veces, el piso —¿Por qué todo el tiempo son los mismos de siempre? ¿Por qué simplemente no me dejan en paz? ¿Por qué tengo que soportarlos a todos? ¿Por qué me dejo de ellos? ¿Por qué? —agarro mi cabello con frustración y tiro de él con enojo —ojalá que les caiga mal la comida a todos por estar siempre encima de mí, —muevo las manos dramáticas —ojalá que les caiga un rallo —me giro —ojalá que me dejen en paz los inser… —el ruido de zapatos de hombre caminando en mi dirección me hacen callar y mis ojos inmediatamente lo enfocan a él, a esos ojos verde azulados brillosos. —Vaya, vaya —llega hasta estar a escasos metros —quien diría que la princesa a la cual todos tachan por bondadosa y buena, no es nada más y nada menos que una egocéntrica egoísta. Mierda. Ya es por gusto intentar fingir ser alguien que no soy. Ya me descubrió. ­—¿Qué es lo que quieres tú también de mí? —me cruzo de brazos y ruedo los ojos exasperada. De seguro quiere… —¿Dinero? ¿Fama? ¿Quieres algún documento extraoficial de mis padres? —desato mis brazos y me acerco al imponente chico de cabello oscuro y gafas de nerd —dime, ¿Cuál es el precio que tengo que pagar para callar tu bocota? —Trabajar para ti. Ese es el precio que pondré para callar —sube sus gafas —como tu dijiste —hace comillas —mi bocota. Sonrío. Este está loco. 
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