Advertencia: Este capítulo puede contener material desagradable o vulgar para algunas personas.
No me hago responsable por las mentes traumadas.
Capítulo veintiséis
Sus besos son adictivos.
Además de que sus labios suaves se amoldan con los míos perfectamente en una sincronía que solo detenemos cuando nos hace falta la respiración gracias a lo agitado que ambos estamos.
Llevo mis manos de sus hombros a la parte trasera de su nuca y subo hasta su cabello revolviendo cada parte de él, mis piernas a los costados de su cadera se aferran cada vez con más fuerza al ir notando su entrepierna crecer con cada beso mientras que él recorre cada centímetro de mi piel por debajo de la camisa que prácticamente la tengo fuera del cuerpo.
Su caminata, que no sabia que estaba haciendo, hasta el s
