Oliver siguió el juego, sin saber realmente qué estaba pasando. A Suni siempre le gustaba exhibir su relación, y aunque a él no le importaba mucho, solo quería complacerla. Al menos, eso pensaba, hasta que su mirada se cruzó por primera vez con la de Mia. De repente, todo se le vino encima. Su expresión era fría, sin emoción. Sin embargo, no dejó de besar a Suni ni de mirarla a ella. Era como si él mismo ya se hubiera resignado. El corazón de Mia le pedía que apartara la vista, que dejara de ser tan masoquista, pero no lo hizo. Seguía torturándose mientras se repetía una y otra vez que Oliver era solo su amigo. En ese momento, se dio cuenta de que el ligero sentimiento que volvía a sentir por Silver era un desperdicio total, igual que la última vez. Ni siquiera valía la pena recordarlo; lo

