Excusas

1312 Words
Elías estuvo mucho más pensativo durante el juego, logró ganar una vez a Lorenzo, quien por alguna razón es demasiado competitivo y muy astuto ante cualquier jugo y cenó junto a su familia comida preparada por la reina. —¿Han escuchado algo sobre Kamal? —Su hermano está pasando momentos muy difíciles, mamá y yo iremos a visitarle. —Puedo acompañarles. —No, esta vez iremos mamá y yo, en unas semanas podemos hacer unas visitas a Grecia o a una de las playas privadas en cualquier parte del mundo. —Ahh, yo quiero ver gente, no me he puesto ese piercings en el ombligo para que me lo conozca Max o Elías. —El piercings que se te infectó por necia y desobediente. —comentó la reina. —hay un tiempo para todo. —Aquí los piercings son venerados. —No —respondieron los tres hombres y todos rieron. —Elías queríamos saber si puedes quedarte a cargo del reino y de tus hermanos. —Mis hermanos, sí, de Farah, la princesa loca y desobediente, no. —Oye… —se queja y los tres ríen… —Claro, papá, me puedes dejar las indicaciones necesarias. —Fátima no estará a tu servicio, le he pedido el favor de cuidar a los niños por nosotros, Nala se hará cargo de tu habitación y de la de Farah. Porque yo tiendo sola mi cama y limpio mi habitación. —Dios te hizo mujer para algo —bromea Elías en espera de la furia de su hermana, en su lugar recibe un bollo de pan a la cabeza. Su tío comienza a quejarse de los pecados que cometen los hijos del rey, Lorenzo comienza a imitar el momento de manos de su tío, finalmente todos se ríen y deciden irse a sus habitaciones o pasar unos minutos más en la sala de juegos. Elías va a la cocina y busca algunos postres, toma unas cuantas tajadas y las mete en un plato, las sube a su habitación. Después va a la habitación en la cual guardan cosas para fiestas, busca unas vela por todo el lugar y encuentra unas anaranjadas. Nala siempre se ve preciosa de naranja y follarla bajo la luz de las velas, es uno de sus nuevos caprichos. El joven sube a su habitación por la escalera de los empleados, luego acomoda las velas por el lugar y prepara una baño de agua caliente. Le resulta más desastroso de lo normal, por lo menos, lo ha hecho solo. Nala ingresa a la habitación, casia las once de la noche con las sábanas y un carretillo. Encuentra la habitación oscura y mira alrededor las luces y los pétalos de rosa. —Hoy no puedo, tengo la regla —responde y Elías entrecierra los ojos. —Podemos hablar, Nala. —No sé si hoy quiera hablar. —¿Qué tienes? —Alana ha ido con las otras mucamas y ha comentado que he ofendido a la reina, mi papá me ha pegado, no me siento de humor de conversar —reconoce y sus ojos se llenan de lágrimas. Elías toma las cobijas de sus manos y enciende la luz de la habitación, ve las manos de Nala que tienen marcas de un cinturón, luego le pregunta donde más le han pegado. —No quiero que veas. —¿De qué se te acusa? —pregunta el joven con los ojos llenos de furia. —Fue por mi comentario de no querer bebés y la anticoncepción. Sabes, creen que tienes que tener los hijos, que Dios te envíe, yo no debí haber dicho nada —Elías le abraza, pero su padre le ha golpeado descontroladamente y a pesar de llevar ropa puesta cuando comenzó a lazar fajazos había soltado un par contra sus senos, luego le obligó a abrirse el vestido para pegarle por toda la espalda. —Esto es siempre o es la primera vez que pasa. —No es siempre, a menudo, cuando cometo algún error. —Nala, si te reclamo como esposa. —No. Tú podrías ser rey Elías. Si Kamal no se decide, si no cambia, si muere tú podrías ser rey y necesitas una reina. —Tú estás lista para ser mi reina, erres del pueblo, eres educada, inteligente, noble y me importas, eso es todo lo que el pueblo necesita. —¿Sabes que de querer disputarte el reino contra el heredero legítimo, tienes que casarte con la hija del Emir de Alazam para ganar fuerza? —A quien amo es a ti. —Nala le miró a los ojos y le acarició el rostro, la joven sonrió porque nunca habían usado esa palabra dirigida hacia el otro. Ella sentía lo mismo, pero entendía que Elías podría tener un futuro espectacular, extraordinario, y alimentar esos sentimientos entre el uno, y el otro, lo único que causarían eran más problemas. Kamal le ofrece tomar asiento en su sofá cama, él tiende la cama, pone los ventiladores y saca los postres. Nala mira al joven sorprendida y él le ofrece unas pastillas para combatir el dolor y agua. —Por qué tienes postres y velas. —Quería pasar una velada romántica contigo. —¿Tu romántico? —No puedo prometer que todos los días, pero, sí, muchos días. —Te parece si vamos al desierto, pides permiso para quedarte con Farah y te vas conmigo. —Creo que tendría que explicarle a Farah. —Ella guardaría cualquier secreto por ti. —No ese secreto, puedo decir que visitaré a mi hermana. —comenta. —Su esposo nunca está y mis padres no le hablan por casarse en secreto. —Bien, prepararé todo. —Oye, Nal, si estás dispuesta a decírselo al mundo yo también. —No estás con otras mujeres cuando vas a la universidad. —No es lo mismo. —No es lo mismo, significa que sí tienes sexo con otras, pero quieres decirle a mi familia que estás temporalmente conmigo. Elías, si mis papás se entera de esto me matan a golpes, los dos. Me tiene prohibido socializar contigo, mucho menos ser tu concubina. Sé que el rey Isam y la reina Eleonor son amables con mi educación y mi futuro. Estoy agradecida, pero mis papás no tienen la mente abierta como ustedes. Son tradicionales a muerte y juegan de progresistas, a lo más que aspiro es a ser traductora y sé que para ti es poco, para mí es todo, es lo único que me queda. —Tienes más opciones y no debes confórmate. —responde en un tono desiderativo. —Tú eres el que no elige algo que le gusta Elías. —Yo puedo elegir arte o arquitectura hoy mismo, pero tú como es eso que no te queda nada. —Sí, ya no soy virgen, no podré casarme y tampoco puedo irme a la universidad. —Mi tía convencerá a tus padres. —Yo pelearé por cumplir mis sueños si tú vas a la escuela de arte —propone Elías, el joven va a su cómoda, saca los papeles y los firma. Ya lo había decidido, sus tíos con todo el amor del mundo había estado haciéndole entender que ser el segundo hijo de un rey no era malo porque gracias a ello se gozaba de libertades que el primogénito jamás tendría. Elías podría elegir, y eso, por ejemplo, era libre de amar a quien quisiera, de tener hijo o no, de estudiar una carrera creativa o una más tradicional. Y después de leer sobre el programa de arte se sintió atraído a tal manera que pensó que su tía tenía razón, podía darse el lujo de divertirse, además ser arquitecto en un país en el cual las construcciones están realizándose constantemente era una forma fácil de ganarse la vida. Nala, era la mejor excusa para segur adelante y disfrutar de lo que sí tenía.
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