Tu vida

968 Words
Actualidad Kamal Kamal era una de esas personas que no sabía darse por vencido, pero aunque no lo dijera en voz alta nunca, sabía cuándo cometía un error. Él sabía por qué sus hermanos estaban molestos, sabía por qué su tío quería oírse y que él había retrasado el proceso y lo más importante, él sabía que había herido a la mujer cuyo corazón había majado cuando estaba roto. Selene tenía una carrera, era una mujer estudiada e independiente, maestra de primer grado de escuela, respetada en su comunidad y también había estudiado negocios porque le gustaba muchísimo. El mismo día que su esposo regresó a la ciudad fue a hablar con el abogado y este le leyó el prenupcial que había firmado años atrás con letra clara expresaba: “Si cumplían diez años juntos, Kamal debía devolverle por completo el negocio de su familia, una indemnización millonaria y su casa, mientras que se iba en ese momento, si se divorciaba de su marido, acabaría perdiéndolo todo”. Ella nunca estuvo con él por dinero, ni siquiera por posición, le había querido demasiado y por eso se había casado, y por eso había esperado eternamente a que regresara, pero esa arrogancia, la manipulación, el ego tan enorme de su marido, simplemente le estaban asfixiando y orillando. Su familia no le hablaba desde hace tantos años que ya ni recordaba bien por qué les seguía queriendo. En especial, su madre. Kamal entró en casa y miró a la mujer que insistía en ignorarle, llevaba un ramo de rosas para Selene y estaba dispuesto a darle el espacio que necesitara, pero durante el mes que llevaba en el pueblo. La gente no tardaba en recordarlo buena, lo dulce, lo inteligente que era y sobre todo lo mucho que le había dolido su abandono. —Me equivoqué. —¿Tú? —Al dejarte, sé que me equivoqué y que es una mierda, un imbécil total. De verdad, quiero ganarme tu perdón. —Kamal, no tengo dieciocho, soy una mujer adulta que no puede permitirse perder, cinco años más de su vida esperando al príncipe de oro. —Te quiero. Te amo, Selene. Estoy tan arrepentido Ella había decidido no discutir porque entre más le rechazaba, le ignoraba o le daba mano duro, más su esposo se empeñaba en ser felices toda la vida y ella simplemente quería negociar su casa y que no tomara repercusiones contra el restaurante de su familia. —Está bien. —¿Lo vamos a intentar? —No creo, tú necesitadas una reina y Tierra del sol heredero. —Tal vez no puedas darme un hijo, pero sí cultivarlo, nadie tiene que saber. —¿Sabes lo dolorosa que es esta conversación? —pregunta irritada. — Hace seis años yo propuse lo mismo. —No quiero pelear —grita Kamal. El teléfono de Kamal suena, él se aleja de su esposa disgustada para tomar la llamada en el exterior de la casa. —Kamal, es una videollamada. —Estoy afuera, no hay luz casi. ¿Cómo están? —Bien, mamá y papá se van de viaje con los peques y yo quiero ir a Nueva York a conocer a mis sobrinos y pensé que tú querrías ¿y… tu esposa? Tal vez venir. —¿Qué opina, Elías? —¿Elías está de acuerdo? —Bien, iremos. Kamal regresa al interior de la casa y escucha la ducha corriendo en la habitación principal. El joven abre la puerta y ve a su exmujer desnuda, ella continúa bañándose concentrada en intentar relajarse. Él cierra la puerta y va a hacer una maleta. Toma sus cosas y espera sentado en la cama. Serene se seca y se pone una bata, sale a la habitación porque no soporta el vapor que se ha formado en el baño y se acuesta en la cama. —Estoy cansada de pelear Kamal, pierdo diez años cada vez que peleamos. No puedo perdonarte de la noche a la mañana, pero, puedo intentar y el sillón es muy incómodo. —¿Entonces quieres dormir conmigo? —No, voy a dormir en mi cama, puedes dormir tu incómodo o en otra habitación. —Kamal sonrió porque jamás había dormido incómodo en la vida, había escuchado todos los problemas para dormir que tenían sus hermanos, él, sin embargo, lo tenía muy fácil, cerraba los ojos y pasaba a descansar eternamente, a veces lo que se le dificultaba era despertarse. El joven empujó su maleta debajo de la cama, fue a tomar una ducha bastante larga, se llenó de aceite para proteger la piel y se colocó un bóxer antes de pasar frente a su esposa. Selene vio injustamente el envejecer de Kamal, estaba mucho más musculoso, mucho más grande de alguna goma, se veía mucho más sexi, y ella había engordado y tenía cicatrices en algunas partes de su cuerpo. Él notó los ojos lloros de la mujer y fue corriendo hacia ella, se arrodilló a su lado de la cama y le tomó de la mano. —¿Qué pasa cielo? —No me pasa nada. —Puedes decírmelo, sé que estoy muy sexy —Selene río en medio de sus lágrimas, ella le abraza para no tener que encararle y Kamal dice en un tono dulce: —Los dos hemos crecido, ágape, es muy probable que yo me haya obsesionado con el gimnasio, pero tú has sobrevivido a una enfermedad aterradora, sola, no importan las cicatrices o los kilos de más, estás viva. Eso hay que celebrarlo. —Kamal le da un beso en la cabeza y la abraza con más fuerza, de forma protectora y ella se queda en silencio disfrutando de su calor y del contacto físico, pero la tristeza le embarga, amar a alguien para sentir tanta soledad resulta tremendamente doloroso.
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