Capítulo dos: "De las manos"

1069 Words
Era lunes y Zack entro corriendo, buscando a su amigo con la mirada, a su mejor amigo. Lo busco por todas partes sin exito alguno. Sentía las lagrimas acumularse, pero el no quería llorar, no era un bebe. Así que se encaminó hacía su maestra, que se encontraba anotando algo en su cuaderno. —Seño Mía, ¿y Laurie?—preguntó Zack, cuando se encontró a su lado. La mujer lo miró, esas eran las palabras de Zack. Y eran las que el niño más sabía. No tenía nada de malo, pero el niño solo tenía cinco años, casi seis y dependía de Laurie de una manera increíble. Y Laurie igual, o más que el moreno.  Ella se alzo de hombros, atrayendo a su pequeño alumno en un abrazo. Zack pareció ajeno, no le gustaba mucho el contacto físico. —No lo sé, Zack pero estoy segura de que Laurie llegará en cualquier momento—contestó Mía, tratando de tranquilizar al hermoso niño de ojos color almendra. Zack asinió, como si entendiera. Mía lo soltó sonriendo para luego dejar un beso en su frente. —Mientras, ¿por qué no juegas con tus compañeros?—preguntaba Mía, sutilmente. El moreno negó rápidamente—No quiero. Mía hizo una mueca—Pero será muy divertido, puedes jugar con ellos hasta que llegué Laurie. Zack solo negó, sin decir nada esta vez. Su maestra lo quedo mirando, antes de preguntar. —¿Por qué no?. —Porque yo quiero jugar con Laurie—contestó Zack, simple. La señorita Mía sonrió, sin remedio. Zack parecía un niño odioso, debido a que siempre decía "yo quiero, no quiero" , pero no lo juzgaba, ella sabía perfectamente la razón de por cual el era así. Se levantó, ya debía empezar la clase. Reunió a todos los niños en una ronda, para empezar la mañana como todos los días. Diviso como Zack se sentaba a su lado, con un semblante triste. Suspiró y antes de que pueda empezar, tres golpes en la puerta la interrumpieron. Ella dijo un suave "adelante" y la puerta no tardo en abrirse. La señora Parrish entró sonriendo una disculpa, para luego mirar hacía afuera. Zack la miraba expectante, era la mamá de Laurie. Su amigo entro unos segundos después, con algo blanco cubriendo casi todo su brazo excepto los dedos de su mano.  Laurie levantó la mirada, solo para buscar a Zack con ella. El moreno se levantó rápidamente, corriendo hacía Laurie. La señorita Mía lo siguió, llamándolo. —Zack cuidado, podrías lastimar a Laurie—decía Mía, acercándose a la señora Parrish. El moreno se detuvo, quedando frente a Laurie. El jamás lo lastimaría. Lo miró, Laurie le sonrió, como si tratara de tranquilizarlo, y lo hizo.  Rachel le explicó que durante el fin de semana, Laurie había tenido un accidente. Había caído fuertemente sobre su brazo, sobre unos de los escalones de la escalera de su casa. Y su brazo no había tardado en ponerse morado y Rachel tuvo que llevar a su hijo a urgencias, donde le habían colocado un yeso, este empezaba desde un poco abajo de su codo hasta sus nudillos, dejando sus dedos libres. Y con una tela colgando de su cuello para sostener el yeso. Zack escuchaba atentamente a la mamá de Laurie, apesar de que apenas podía entender lo que ella decidía, pero aún así la escuchaba, sin despegar su mirada de su mejor amigo. —¿Te duele?—preguntó Zack, tocando con su dedo el yeso. Laurie negó—No siento nada. El moreno observó el brazo derecho de Laurie, notó lo morados que estaban sus deditos. Y ninguno de los dos dijo nada. Cuando Rachel se despidió de Laurie, miró hacía Zack, pidiéndole. —¿Lo puedes cuidar, Zack? Laurie no va a poder jugar, no puede mover mucho su brazo enyesado—hablaba Rachel, agachada a la altura de Zack. El niño de cabello color azabache, tardo en entender a Rachel pero cuando lo hizo asitió rápidamente. —Yo lo cuido—contestó Zack, sonriendo de lado. Rachel le sonrió agradeciéndole, para luego irse. Mía trató de tomar la otra mano de Laurie, para acercarlo a la ronda y sentarlo a su lado, pero Zack se lo impidió. Zack tomó rápidamente la mano libre de Laurie, evitando así que su maestra lo haga. Laurie le sonrió a Zack, con sus ojos mieles brillantes y sus mejillas levemente coloreadas de un color carmín.  La señorita Mía los observó, observó como Zack se sentaba en la ronda ayudando a Laurie a sentarse a su lado, sin soltar sus manos. Ella volvió a la ronda, comenzado con su clase. Mirando de reojo al niño moreno y al niño castaño, que durante todo el tiempo que ella estaba hablando, estuvieron de las manos.                                                                                        *** A la salida, Laurie y Zack eran los únicos que quedaron. La señorita Mía se encontraba en la puerta, esperando a que una de las madres de uno de los niños aparecierá.  Miró hacía ellos, quienes se encontraban de las manos con sus mochilas en el piso y Zack tenía su cabeza apoyada en el hombre de Laurie , esperando junto a el. La mochila de Laurie era de Toy Story y la de Zack del conejo Bugs Bunny.  Cuando Leslie apareció, se enterneció ante tal imagen. Saludo a la maestra y se sorprendió cuando su hijo no saltó a sus brazos como siempre lo hacía, Zack quién ya había visto a su madre llegar, no se movió de su lugar ni soltó la mano de Laurie. —¿Vamos amor?—preguntó Leslie, acercándose a ellos—¿Laurie qué te paso? —Me caí—contestó Laurie, triste—ya no puedo jugar. Leslie observó como su hijo se abrazaba más a Laurie, como tratando de darle consuelo. Fue ahí cuando recién noto que sus manos estaban entrelazas y que su hijo estaba apoyado sobre Laurie, sobre su brazo izquierdo, el que se encontraba en buen estado.  —Estoy segura de que pronto estarás mejor. Laurie—sonrió Leslie para luego mirar a su hijo—¿Vamos, Zack? Zack dudo, asintiendo despacio. Leslie le tendió la mano, observando como Zack se alejaba de Laurie, difícilmente. —Adiós, Laurie—se despidió Zack, soltando levemente la mano de su amigo. Laurie le sonrió, despidiéndose. Zack suspiró, caminando de la mano de su madre hacía la salida.
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