Capítulo XIX Les narré en detalle estos dos episodios para mostrarles la manera que él mismo tenía de encarar las nuevas condiciones de su vida. Hay muchos otros por el estilo, más de los que podría contar con los dedos de las dos manos. Todos tienen el mismo matiz de altivo absurdo de intención que hace que su inutilidad resulte profunda y conmovedora. Desprenderse del pan de todos los días con el fin de tener las manos libres para enfrentar a un fantasma puede ser un acto de heroísmo prosaico. Otros hombres lo hicieron antes (de nosotros, que hemos vivido, sabemos muy bien que no es el alma acosada, sino el cuerpo hambriento el que lo convierte a uno en un proscrito), y hombres que comían y pensaban comer todos los días aplaudieron esta apreciable locura. Por cierto que era un desdichad

