Capitulo 3

1618 Words
—¿Qué vamos a hacer? Este hombre no nos va a poner fácil las cosas —digo frustrada. —Pues casarnos para que sea más creíble, está asociación aparenta ser legal, pero tú y yo sabemos que no es más que tráfico de infantes, el acta de matrimonio la necesita para hacer ver legal la adopción y cubrirse las espaldas. Me pongo muy nerviosa solo de imaginarme casada con este Rebelde, pero creo que tiene razón es la única manera. —Está bien, cuando lleguemos a New York lo hablaremos con el comandante, por ahora no podemos hacer nada más, regresaremos mañana por la mañana —comento sin tener más opciones. Ya que tenemos la mayor parte de la tarde libre llamo a mi hermano mientras vamos al hotel. —Hola Taylor ¿cómo estás? —Bien hermanita, ¿ya estás aquí? —Si, precisamente para eso te llamo, voy al hotel a cambiarme y de ahí me voy a tú casa. —Perfecto hermanita, estamos preparando algo delicioso para comer, te va a encantar, ya verás, por cierto, puedes invitar a tú compañero, tanto he escuchado hablar de él que me interesa conocerlo. Volteo a ver a Morgan y sonríe, obviamente está escuchando —Si te acompaño, yo nunca rechazo una buena comida. Mi hermano también sonríe al escucharlo. —Perfecto, nos vemos en un rato, te quiero. Cuelgo y volteo a ver a Morgan. —Morgan, si no quieres ir no te sientas comprometido. —Claro que quiero ir, sólo que después, tú me acompañaras a ver a mis padres, tal vez así no me den muchos sermones porque no vengo a verlos más seguido. —Mira, así que era plan con maña ¿eh? Él me sonríe y asiente. Llegamos al hotel y me pongo un vestido más cómodo para ir a visitar a mi hermano, me retoco el maquillaje y cepillo mi cabello para darle un poco más de volumen. Morgan está esperándome con impaciencia. —No sé para que tenías que cambiarte, si te veías muy bien como estabas —bufa. —Ya estoy lista, deja de quejarte. Voltea a verme y se queda por un momento con la mirada en mis piernas. —¿Qué pasa Morgan? —le pregunto pensando que se me ve algo mal. —¿Por qué no usas vestido más seguido? Tienes unas piernas hermosas, jamás me lo hubiera imaginado, valió la pena que te cambiaras, me has sorprendido, ¿qué otras cosas tiene escondidas Sra. Morgan? Su comentario me hace sonreír. —Morgan, cómo voy a ir a trabajar con vestido y pistola, además trabajo en su mayoría con hombres. El reacciona después de que ya me reviso de pies a cabeza. —Tienes razón, sería muy mala idea que vayas con vestido, si con traje te dejan una flor, con vestido no me quiero imaginar como estaría mi oficina. Los dos sonreímos y nos vamos. Mi hermano vive en una zona muy exclusiva en Atlanta, cuando llegamos Morgan se sorprende un poco. —¿A qué se dedica tú hermano? —Es neurocirujano, y es el director del hospital St. Michaels, mi cuñada es obstetra, trabajan en el mismo hospital. Apenas estamos por tocar el timbre y mi hermano ya está abriendo la puerta, al verme me abraza y me levanta dándome vueltas. —Por fin hermanita, como te haces del rogar. Me emociono mucho al verlo, él es mi única familia, así que no puedo evitar que me de un poco de nostalgia, y antes de que empiece a llorar le presento a Morgan. —El es mi compañero, Morgan. Son casi de la misma estatura, aunque Morgan es más robusto que mi hermano, se saludan con cortesía. —Mucho gusto Morgan, bienvenido. —Igualmente Taylor, gracias. Cuando entramos viene mi sobrina Mía a abrazarme muy contenta, de inmediato la levanto para abrazarla y hacerle arrumacos. Morgan al verla se sorprende. —Es igualita a ti Terry. Yo sonrió porque siempre me dicen lo mismo, la mayoría de la gente piensa que es mía, saco mi cabello rojizo y mis ojos verdes, viene mi cuñada y nos abrazamos, saluda a Morgan y me invita a la cocina mientras Taylor se lleva a Morgan al porche, para seguir cocinando. —Vaya, vaya, cuñadita, con razón no quieres venir a visitarnos, si tienes ese compañero de trabajo yo trabajaría tiempo extra, es más creo que cometería un delito con tal de que me esposara. Las dos soltamos una enorme carcajada cuando entran los chicos. —Vamos, ya está todo listo para comer —dice Taylor. Salimos al hermoso porche, mientras la pequeña Mía está sentada comiendo a mi lado, Morgan me observa con curiosidad. —Serás una excelente madre Terry. Su comentario me pone un poco triste, y mi hermano para distraerme empieza a platicar con Morgan. Maya toma mi mano y la presiona para darme ánimos, yo le sonrió con tristeza pero le quito importancia, seguimos disfrutando de la velada, mi hermano y Morgan se llevan muy bien, incluso tienen muchas cosas en común, cosa que me sorprende ya que mi hermano es un hombre muy centrado y Morgan todo lo contrario. Pasan algunas horas y nos despedimos para ir a casa de los padres de Morgan, no sé porque pero me siento un poco nerviosa. —No te pongas nerviosa, mis padres no comen gente. Me da un beso en la nariz y le sonrío, es extraño como ha llegado a conocerme tan bien, siempre puede notar mi nerviosismo, para este hombre soy completamente transparente. Los padres de Morgan viven en una hermosa casa a las afueras de la ciudad. Cuando llegamos, Morgan abre la puerta y su madre corre hacia él. —Darrel cariño ¿por qué no avisaste que vendrías? Te hubiera preparado algo especial. Ella me ve con una enorme sonrisa y me abraza muy efusivamente. —Tú debes de ser la famosa Terry que trabaja con mi Darrel ¿verdad? Su comentario me sorprende un poco, le devuelvo el abrazo y asiento. —Espero que lo de famosa no sea porque lo mal que nos llevamos. Ella sonríe encantada. —Jeffrey, Dean vengan a ver quien llegó —grita emocionada. A los pocos minutos sale un hombre que me imagino que es el padre de Morgan porque se parecen mucho, se abrazan y después llega un jovencito muy guapo corriendo a los brazos de Morgan. —Tío qué bueno que llegaste, tengo que enseñarte mis juegos nuevos, están padrísimos. Morgan lo abraza con cariño y le sonríe. —Claro campeón, en un rato vamos para que me enseñes todo. El Sr. Morgan se acerca a mí para saludarme y me pone un poco nerviosa porque su semblante es serio. —Mucho gusto señorita, soy Dean Morgan, el padre de Darrel. —Un placer Sr. Morgan. Por fin entramos y me sorprendo porque es una casa enorme y preciosa, decorada con un muy buen gusto. —Wow Sra. Morgan, su casa es hermosa. Ella me sonríe. —Llámame Susan y muchas gracias, soy decoradora, así que aunque ya no trabajo, en mi casa sigo poniendo en práctica mis conocimientos. Morgan y su padre se van a lo que parece una oficina y se encierran, por un momento seguimos platicando Susan y yo cuando se empiezan a escuchar gritos, ella muy avergonzada se disculpa. —Lo siento Terry, siempre terminan discutiendo, los dos tienen un carácter muy fuerte, mi esposo siempre quiso que Darrel estudiara arquitectura, y como puedes ver es un rebelde, así que tomó un camino contrario, yo creo que por eso casi no nos visita, porque cada vez que viene terminan discutiendo, las cosas empeoraron desde que falleció nuestra hija Eli. Me da un poco de tristeza por Morgan nunca me hubiera imaginado que tenía una mala relación con su padre. Morgan sale y se ve rojo, me imagino que por el coraje que tiene, sube las escaleras y desaparece de mi vista. El Sr. Morgan sale de la oficina y también se ve molesto, se sienta al lado de su esposa. —No puedo entender cómo pueden trabajar en algo tan peligroso, Darrel podría estar a cargo de mi compañía en lugar de andar exponiendo su vida —rebate molesto. —Pues me va a disculpar Sr. Morgan, pero su hijo es un excelente detective, gracias a él muchos delincuentes están tras las rejas, así que creo que es la mejor decisión que ha tomado en su vida, y usted debería sentirse orgulloso de él en lugar de estarle reprochando algo que obviamente no va a cambiar. Me pongo de pie un poco molesta y me doy cuenta que Morgan está a mi lado observándome con orgullo, el Sr. Morgan se ve un poco sorprendido con mi comentario, pero la Sra. Susan me sonríe agradecida. Nos despedimos y cuando vamos subiendo al taxi Morgan me toma de la mano. —Gracias por defenderme, siento mucho que tuvieras que presenciar algo tan desagradable. —No te preocupes, creo que no dije nada que no pensara. Él sonríe y me besa la mano. Como lo noto un poco triste se me ocurre tratar de distraerlo. —¿Qué te parece si vamos a tomar algo? —No sé, no tengo muchos ánimos. —Anda anímate, mañana el vuelo sale a medio día, así que podemos levantarnos un poco tarde. —Está bien, vamos —me dice sonriendo. Le da la dirección al taxista y llegamos a un bar, hay muchas personas para ser un día entre semana, cuando logramos entrar nos sentamos en la barra ya que no hay mesas desocupadas, Morgan pide dos cervezas y va al baño.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD