Nicoló Habían pasado tantas cosas en este tiempo. Manulito estaba recuperándose; prácticamente era un niño normal. Solo recordar cómo lo veía jugar en el jardín me hace sonreír. Me había enamorado como un idiota de Connie, la mujer que pensé que era igual que su madre, la peor del mundo, y qué equivocado estaba. Pensé que por mi forma de tratarla me despreciaría, y vaya que lo merecía si ella lo hacía, pero la verdad es que tiene un enorme corazón, y eso le agradecía a Dios. Me había dado la oportunidad de estar al lado de ella, de conocerla y de volverme loco cuando estaba en sus brazos. Sí, ese efecto tenía en mí. Cuando me mostró la demanda donde Manulito tenía que estar con Mireya, vi su miedo y desesperación. Sabía que esa mujer no merecía nada bueno en este mundo, y ese niño lo er

