Enzo Di Santis
Mi día ha sido una completa mierda, las cosas no se han hecho de la manera en que las he ordenado por la maldita incompetencia de los demás y eso ha generado que tenga más trabajo que nunca.
Odio la maldita incompetencia.
Odio que las personas no hagan su trabajo como corresponde.
Odio que cambien mis planes a último minuto.
Y por lo mismo, en estos momentos tengo un genio de los mil demonios y no estoy para estupideces de nadie.
Cosa que todos se han dado cuenta y por eso nadie me habla o intenta cruzarse en mi camino.
- ¿Ya comenzó? – Le pregunto a Anne, mi fiel asistente.
- No señor, lo esperábamos a usted – me dice y yo asiento en respuesta y sin más, ingreso en el lugar donde se llevarán a cabo las elecciones para los extras que tendremos en mi nueva película.
En teoría, yo no debería de estar aquí, pero la persona que se suponía tenia que hacer su trabajo hoy, a ultima hora cancelo su participación lo que hizo que yo saliera de MI trabajo para estar aquí en esta maldita audición de la cual deseo salir corriendo.
Pero como soy el jefe, no me quedo de otra.
Ya no estoy para este tipo de trabajos, por eso tengo personas que trabajan para mi y hacen estas cosas, yo simplemente me encargo de la elección de los personajes principales, no de los extras o malditos secundarios que ni siquiera se notaran en las películas y que si no fuera porque son necesarios dentro de todo el proceso, ni siquiera los contemplaría.
Sigo a Anne y rápidamente me ubico en mi lugar y sin más, le doy la señal para que las personas hagan ingreso y demuestren sus capacidades, decir que cada una de las que ingresa es peor que las otras, es quedarme corto.
¡Son malísimas!
No tienen carisma, no tienen actitud y claramente no tienen el talento para siquiera interpretar a un personaje tan ínfimo como al que postulan.
¡Joder!
Por esta maldita razón es que odio hacer este tipo de trabajos y si a todo lo que ha sucedido hoy, le sumamos que no me he podido descargar sexualmente, me tiene malditamente frustrado.
Parezco un maldito león enjaulado, hace días que no tengo sexo, por lo que no me he podido descargar y mi amante preferida de turno, esta fuera de la ciudad lo que me tiene todavía peor.
Se que podría buscarme a otra, total un coño dispuesto a que lo llene hay en cualquier lugar pero ella tiene algo especial, sus ojos…esos ojos que me recuerdan demasiado a una persona que ha sido mi fantasía toda la vida, desde que soy un maldito niño que sueño con ella y el saber que ya no esta en esta vida me destroza por dentro.
Y más, cuando se cumplirán tres años desde que ella no está más en vida.
- Kira Lennox…- escucho a lo lejos como Anne llama a la próxima postulando, lo que me saca de mi burbuja.
¿Lennox?
Conozco muy bien ese apellido y algo en mi corazón me dice que no es coincidencia. Justo pensaba en la mujer mas perfecta que pudo haber pisado la tierra y el apellido Lennox se hace presente.
¿Podrá ser?
Y como por arte de magia, ingresa una chica de no mas de veinte años, luciendo completamente nerviosa pero a la vez segura, algo que me causa curiosidad.
Por algún extraño motivo deseo ver su rostro, sus ojos y ver si…
¡Maldición!
Mi corazón comienza a saltar de manera frenética en mi pecho, mis manos comienzan a picar por acercarme a ella y tocar su rostro, un rostro casi parecido a ella, pero sus ojos…joder, tienen los mismo ojos, ni parecidos o similares, no, ¡son idénticos!
- ¿Señor? – Anne me mueve el brazo ligeramente sacándome de mi ensoñación.
Carraspeo suavemente y con un asentimiento le indico que comience. Le da las instrucciones a la chica para que comience con todo lo que ya le deben haber indicado y así comencé a decir las líneas, que imagino, están ya ensayadas.
La chica comienza luego de sacar fuerzas y relajarse, respira profundamente y parece que eso la ayuda y mucho, por que comienza a desplegarse de una manera que hasta ahora no me había tocado ver y menos en alguien que no es una actriz profesional.
Claro, te puede gustar mucho la actuación pero tener las capacidades, conocimientos, herramientas y por supuesto, el talento necesario para sobresalir en este mundo, son cosas completamente distintas.
Y al parecer no soy el único que noto el gran talento que tiene la chica, y que me recuerda a ella…a la gran actriz por la cual me dedique a este mundo.
Decidí ser director por que deseaba conocerla, trabajar con ella codo a codo, poder solo tener la oportunidad de verla a diario, quizás hacerla reír con mis ocurrencias, pero la vida, la maldita vida antes de poder llevar a cabo ese sueño, me la arrebato como agua entre los dedos.
Odie aquel día, aquella noticia.
Sufrí como nadie tiene idea y lloré como un niño cuando caí en cuenta de lo que decían las noticias no era mentira, que su vida se había apagado y que ahora solo quedaba el dulce recuerdo de lo que fue ella en esta vida.
- Muchas gracias, Kira, te estaremos llam…- levanto la mano interrumpiendo a Anne.
- Un momento – digo en voz alta sin despegar mis ojos de la chica que me reproducen una especia de Deja Vu demasiado intenso.
- ¿Señor? – dice Anne pero niego con la cabeza sin quitar mis ojos de la chica.
- Da un paso adelante por favor – le pido a la muchacha de los bellos ojos y ella lo hace sin miedo, con la frente en alto y eso me gusta, aunque no lo pienso reconocer en voz alta.
- Dígame señor Di Santis – suelta con una voz que me eriza la piel, por que su voz…su condenada voz.
Quiero decirle un par de cosas que pasan por mi mente, preguntas que lo mas probable suenen completamente estúpidas para los demos y quizás lo sean, pero no puedo evitar fantasear con la respuesta que me encantaría escuchar de sus labios.
Labios que incluso a unos metros de distancia se ven apetitosos y al verla más en detalle, me puedo dar cuenta que es muy guapa, tiene un cuerpo en el que me encantaría perderme.
Pero no es eso lo que llama mi atención, son sus ojos, la manera en que me ven, con una atención que me encanta y que casi me tienen paralizado.
Unos ojos que son la copia exacta del amor de mi vida, porque si, ella era inalcanzable para mi pero eso no dejo o limito en que me enamorara de ella como un loco.
Por eso siento que necesito a esta chica conmigo, necesito ver esos ojos a diario, sentirlo encima de mi cuerpo.
Y por qué no quizás…
- Señor…- vuelve a llamarme Anne, cosa que me está cansando.
- Estas contratada…- le digo a la chica que abre los ojos como platos y sonríe de una manera que me recuerda a ella. Creo que debo estar alucinando -…nos vemos en unos días en el set de grabación. Anne te dará todos los detalles. Bue día a todos – suelto saliendo de mi maldita burbuja o embrujo, llámenlo como quieras y salgo como si el diablo me estuviera persiguiendo.
Salgo con el corazón en la mano, con la boca seca y con una local ganas de regresar y abrazar a la chica para ver si se siente igual como se debe de haber sentido tocarla…a ella.
¡Estoy loco!
Niego con la cabeza y sin mas me voy del lugar o lo mas probable, es que cometa alguna estupidez.
*
*
*
Llego al set de grabación donde se realizarán las escenas donde estará la chica, la de ojos bonitos.
Durante estos días no he parado de pensar en ella, en sus ojos, en la forma tan atenta en la que me miraba, como si pudiera atravesar mi alma y saber mis mas oscuros secretos.
Soy un idiota por pensar así, pero la manera en que me observaba quedo grabada en mi mente, incluso, en mi corazón.
Estos días intente mantenerme ocupado con otras cosas, por sobre todo el trabajo y en las grabaciones que se estaban llevando a cabo para no pensar en la chica.
Pero hoy, debo admitir que me levante con unas energías renovadas al cien por ciento, con una sonrisa que no tenia desde hace mucho tiempo y con un golpeteo intenso de nerviosismo, ansiedad y entusiasmo por ir a grabar, o más bien, por verla a ella.
¿Seguirá teniendo el mismo impacto al verla a plena luz del día?
Por que claro, las salas de casting no tienen la mejor iluminación del mundo y quizás, pensé en ella mas de lo que es en realidad.
Por eso estoy algo ansioso por verla y ver si mis ojos me engañaron o no.
- ¡Buenos días equipo! – saludo a todos apenas pongo un pie en las salas de maquillaje.
- Enzo, buenos días – dice Anne, dejando de lado las formalidades, solo las tenemos cuando hacemos casting, algo que no pedí yo, sino, que ella así lo quiso.
- ¿Cómo estas Anne? ¿Todo bien por aquí? – le pregunto sin ser demasiado obvio, ya que pregunto por que deseo saber solo de una persona.
- Si, todo bien. Los extras ya están siendo preparados por si deseas ir a echar un vistazo – me dice sin dejar de hacer sus cosas, por lo que asiento sin más.
-Bien, iré a ver cómo anda todo y por favor que nadie se retrase que deseo comenzar a la hora programada – le doy indicación y ella asiente siguiendo con sus tareas.
Mientras yo camino hacia donde se preparan los extras con los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos y las manos comenzando a sudar como si fuera un maldito niño de cinco años nervioso por ver a la niña que le gusta.
Es estúpido si lo pienso detenidamente, pero así mismo me siento y no lo puedo evitar.
Cada paso que doy se siente una maldita eternidad, hasta que a la distancia puedo escuchar el ruido de la sala de preparación y escucho su voz, esa voz que también me ha perseguido estos días, por que es demasiado parecida y la verdad, siento que ya me estoy volviendo loco.
¿Tanta es mi obsesión?
¿O será que todo esto me esta pasando porque deseo tanto que este viva que la estoy viendo en el rostro y cuerpo de otras personas?
Y si es lo segundo, creo que necesito ser llevado donde el psiquiatra.
- Señor Di Santis, buenos días – me dice una de las maquilladoras cuando pongo un pie en el lugar.
- Enzo, un gusto en verte – me saluda Melissa la que lleva el orden y todo en este lugar.
- Meli, un gusto en verte. Guapa como siempre – le digo, ya que entre nosotros hay bastante confianza. Nos conocemos hace años, cuando ambos íbamos a la misma universidad pero claro está, en carreras distintas.
Y mientras hablo con ella, siento los ojos de una persona y me giro para pegarme a aquella mirada y joder, a plena luz del día y a unos pasos de distancia puedo decir, que no lo imagine, que no los soñé y que son perfectamente iguales a los que tanto amo y anhelo.
La chica me ve por breves segundos y luego se concentra en la chica que la esta terminando de maquillar.
- Resalta sus ojos – le digo sin pensarlo y la maquilladora asiente en respuesta.
Nadie puede negarse a lo que pida, ya que todo lo que diga es orden y prácticamente una ley, soy el maldito director y se hace lo que yo pida.
El maquillaje finaliza y toca turno de la vestimenta. Me quedo a observar todo, veo cada prueba de vestuario que se hace y algunos los apruebo y otros no, hasta que doy con el indicado y es con el que se queda.
Debo decir que todo esto lo hago por que de alguna loca y extraña manera, deseo llamar su atención, cosa que al parecer no estoy consiguiendo, porque la chica solo me da rápidas miradas y nada más, algo que me tiene bastante frustrado.
Las grabaciones comienzan y no puedo evitar en enfocarme mas en ella que en alguien mas y mas cuando la veo coquetear con otro de los extras.
¡Maldita sea!
- ¡Kira! – la llamo de un solo grito y ella pega un salto en su lugar pero se acerca a mí. Tuve que preguntarle a mi asistente su nombre, ya que se me había olvidado.
- Dígame señor – dice Kira una vez se encuentra frente a mí.
- Le pago por venir a grabar y hacer su trabajo, no para coquetear con los hombres – suelto molesto y ardiendo en celos, porque si, son celos los que tengo y sin una justa razón.
Pero el solo hecho de pensar que esos hermosos ojos son admirados por alguien más, me molestan en demasía y no puedo tolerarlo.
Desearía que me viera a mi como veía a aquel chico, pero lamentablemente no lo consigo.
- Yo no…- va a defenderse pero no la dejo.
- No lo repetiré otra vez, haga su trabajo que para eso le estoy pagando ¿Esta claro? – le digo y ella asiente yéndose del lugar.
Las grabaciones continúan por el resto del día y en cada oportunidad que tengo, le llamo la atención, la busco, le pido que se acerque simplemente por que la quiero cerca mío y no por un motivo en particular.
Cosa que ha hecho que ella genere un rechazo hacia mí, no soy idiota y me logro dar cuenta que cada vez es mas esquiva conmigo y se intenta mantener lo más alejada de mi presencia, cosa que no dejo que suceda.
No sé si los demás se han dado cuenta, pero eso me tiene sin cuidado, porque tengo la imperiosa necesidad de mantenerla a centímetros de mi cuerpo, de sentir su perfume ingresar por mis fosas nasales, escucha su melodiosa voz a cada minuto y por supuesto, sentir esos ojos verme a cada puto segundo y que hacen que mi mundo se paralice cada vez que lo hace.
En rostro no se parece nada, son sus ojos y su voz, los que me tienen cautivados y soñando despierto.
Lamentablemente las grabaciones del día finalizar y puedo ver el momento exacto en que Kira sale casi que corriendo del lugar para cambiarse.
- Hey hombre ¿Qué te sucede con la pobre chica? – pregunta uno de mis mejores amigos y guionista de esta producción.
- ¿A que te refieres? – digo sin prestarle mucha atención al estar atento de los movimiento de Kira en la sala de maquillaje.
- ¿Cómo que a que me refiero? Todos nos pudimos dar cuenta de como fuiste con la chica, la estuviste molestando todo el santo día, llamando su atención de manera innecesaria y fastidiándola hasta el punto de que casi salió corriendo del lugar cuando se dio por finalizado el trabajo de hoy - dice y eso llama mi atención, porque si, fue exactamente eso lo que hice.
- Solo quería que hiciera bien su trabajo – me defiendo de manera absurda y estúpida.
- Claro, lo que tu digas pero siento que hay algo mas ahí, no por nada, te conozco desde hace mas de veinticinco años amigo mío. A mi no me engañas – suelta Pedro y yo lo veo con atención por un segundo pero no digo nada.
De pronto mis ojos captan una figura saliendo de los lugares de grabación y se que es ella, es como si tuviera un radar que donde quiera que ella va me condujera hacia su persona.
Suelto un suspiro agotador, porque quizás si me pase con ella pero bueno, lo hecho hecho esta y ya no lo puedo cambiar, al menos mañana la vere de nuevo y hare lo posible por comportarme de mejor manera.
Me voy a mi departamento a descansar, sin dejar de pensar en ella y más, cuando veo las imágenes que quedaron para el recuerdo de todos los mortales que seguimos en esta tierra, en esta vida.
Suelto un suspiro y con su imagen en mi mente me quedo dormido, soñando con sus ojos, los que comienzan con su rostro pero que poco a poco se van transformando en los de Kira, la chica que se ha vuelto en una forma de pesadilla para mi estos días.
Kira, Kira…Kira.
La alarma de mi teléfono suena despertándome de tan bonito sueño que estaba teniendo y con las mismas energías de ayer, me preparo para comenzar un nuevo día y espero hoy, comportarme a la altura.
Pero todas esas ganas de ser una mejor persona se van a la mierda cuando llego al set de grabación y veo que Kira no esta por ninguna parte.
- ¿¡Como que no está!? – le pregunto a Anne y ella se encoge de hombros.
- Quizás se espantó con tu actitud de ayer, yo también lo hubiera hecho – me reclama y yo maldigo por lo bajo.
Parece que todos se dieron cuenta de la manera tan irracional y animal en la que me comporté con la pobre chica, pero de verdad que ayer solamente lo hice para llamar su atención y por los celos estúpidos que me daban cada vez que la veía conversando con algún chico.
- ¡ENCUENTRALA! Tienes tres días para que aparezca – suelto enfurecido cerrando la puerta de la sala donde conversábamos con fuerzas, haciendo que todo retumbe a nuestro alrededor.
Y a paso rápido me alejo del como alma que lleva el diablo.
¡Maldición!