1. No vuelvas

1507 Words
Reno, Nevada, Años antes [James Martin] —Te lo digo Frank, esto… es lo mío…. ¡quiero ver un nueve! — grito al ver a Frank el crupier del casino lanzar las cartas, mi corazón se detiene al ver como caen las cartas de póker sobre la mesa y mis ojos se abren tan grandes como platos cuando la carta marca el número a mi favor, la sonrisa se extiende por mi rostro ¡gané! ¡gané cincuenta mil dólares! Toda la noche me la había pasado contando al veintiuno, lo había leído en un libro y me había funcionado —qué suerte tuvo esta noche señor Martin— me dice Frank al entregarme las fichas color n***o, asiento sin prestarle atención, no puedo creerlo, había tenido una mala racha toda la semana, pero esta noche, era mi noche. Salí de la mesa de póker con una enorme sonrisa y las fichas en mano, le extendí una ficha equivalente a cien dólares a Frank y caminé hasta la recepción para cambiar mi dinero, con esto podría cambiarme de ropa, beber y cenar decentemente y dormir en un hotel lujoso con alguna chica linda y volver a casa en la mañana para retomar mi camino a New York, me han dado trabajo en un importante bufete de abogados, quise pasar mi ultima noche en Reno para despedirme de esta vida. —Jimmy, que gusto verte por aquí, supimos que ganaste algo de dinero esta noche ¿crees que puedas pagar algo de tu deuda? Debiste haber ganado mucho para que estés tomando de este Whiskey y le hayas dejado una buena propina a Frank— Rick, uno de los encargados del casino llega hasta mí, me encontraba sentado en el bar, bebiendo una pequeña copa de whiskey —ho…hola Rick, bueno… no gané mucho, es Whiskey barato, sabes que tengo muchas deudas y esto me servirá para pagar unos cuantos meses de renta y para los servicios, sabes que tengo a mi madre enferma y…— me interrumpe, poniéndome de pie —acompáñame un momento afuera— me dice apretando los dientes y tomándome con fuerza de los hombros, paso saliva y le hago caso sin rechistar Salimos por un pasillo hasta un callejón que daba a las afueras del casino, estaba medio oscuro, solo iluminado por unos faroles cuyas luces titilaban suavemente, el ruido del casino se esfumó, todo estaba en silencio, así que me fue imposible ver el primer golpe, directo a la mejilla —¡estuviste contando cartas! Te vimos por las cámaras— me grita Rick, escupiendo saliva en mi cara, niego —¡no lo hice! ¡lo juro! — grito, pero de nuevo me golpea ahora en una costilla, siento como soy sostenido de ambos brazos por otros dos hombres, inmovilizado —¡Rick, suéltalo! Así no atendemos a nuestros invitados— Lorenzo Frizz, el dueño del casino, un hombre alto, moreno, de cabellera gris y vistiendo un elegante traje gris sale del casino, paso saliva al verlo, es verdad, le debo mucho dinero, hace algunos meses me habían hecho un préstamo, una gran cantidad de dinero para poder seguir jugando, les había dicho que les pagaría, pero la salud de mi madre empeoró y no pude pagar a tiempo. Los hombres me sueltan, haciendo que caiga al piso, justo a los relucientes zapatos del señor Frizz, me mantengo arrodillado, sin hablar, la primera regla es no hablar hasta que él te lo ordena —Jimmy ¿cómo estás? no me digas que traes mi dinero— me pregunta con tono burlón, acercándose lentamente a mi, niego bajando la mirada, este hombre realmente me da miedo —no gané lo suficiente hoy señor Frizz, no podría pagarle ni aunque quisiera, ni siquiera una cuarta parte de lo que me prestó— respondo mirando aún sus zapatos, suelta una pequeña risa y entonces siento de nuevo como soy alzado por los hombros para quedar frente a él, entrecierra sus ojos azules, su mirada es penetrante, siento un escalofrío recorrer mi espalda... —entonces déjame ver si entendí, estuviste haciendo trampa al estar contando cartas en el blackjack, robándome cincuenta mil dólares, no traes los trecientos mil que me debes y no piensas entregarme el dinero con el que te estás quedando— me dice demasiado cerca del rostro —le pagaré señor Frizz, lo juro, pero necesito este dinero, lo usaré para ir a trabajar a Nueva York, con mi sueldo le pagaré hasta el último centavo— le digo casi suplicando, lo veo sacar un arma, me apunta con ella en la frente y entonces comienzo a llorar —no te quiero volver a ver aquí, nunca, no volverás, me quedaré con las escrituras de tu casa como garantía y…—lo interrumpo, primer error —¡no! Mi casa no, ahí viven mi madre y mi hermanita, ella está enferma, señor Frizz, por favor, no con mi casa, le pagaré, le pagaré, gané cincuenta mil, por favor— le entrego los billetes que me dieron en la recepción, él sonríe y me los arrebata, entregándoselos a sus matones —Jimmy, esto… no es suficiente, debiste pensarlo antes de mentirme, soy una persona comprensible, no soy un monstruo— su serenidad al hablar me ponía nervioso, tanto que no me doy cuenta cuando me oriné en los pantalones, tenía miedo, miedo de sus acciones, miedo de lo que pudiera hacerle daño a mi madre o a mi pequeña hermana —¡miren, se orinó en los pantalones! — Rick gritó al verme, quería llorar de la vergüenza, mi cuerpo se tensó de inmediato, escuché las risas de los demás, el señor Frizz se dio media vuelta y al verme negó con la cabeza —súbanlo al auto— ordenó, un hombre que me doblaba la estatura me tapó la boca y me cargó sin ninguna dificultad y me llevó hasta un auto antiguo en color n***o, no me sirvió de nada pelear contra el hombre, era claramente más fuerte que yo… El señor Frizz, Rick y Duncan manejaron por la avenida principal de Reno, por la ventana del auto podía ver que las luces de los casinos eran cada vez más potentes, debían ser las dos o tres de la madrugada, la música y la algarabía estaban a tope, personas entraban y salían de los restaurantes, de los casinos y las diversas tiendas, nadie se imaginaba que llevaban a un mentiroso ladrón en un auto, de pronto comencé a conocer mejor el camino por el que íbamos, paso saliva al ver el letrero que indicaba que estábamos llegando a la calle donde yo vivía, comencé a respirar agitadamente, esto… quise gritar al ver que Rick se bajaba del auto y cruzaba la calle hasta quedar frente a la puerta de mi casa, mi madre seguramente se encontraba dormida y Mili… mi hermana de tan solo ocho años debe estarlo también… Abrí los ojos como platos al ver que mi madre abrió la puerta, llevaba su camisón para dormir en color blanco, el cabello despeinado y se veía pálida, grité, grité lo más fuerte que pude, quería advertirle, quería gritarle a Rick que no lo hiciera, que no le hiciera daño, pero la venda que cubría mi boca me impedía soltar sonidos, Mili salió también al porche, mi corazón se quería salir del pecho y entonces…. Dos disparos, las lágrimas caían de mis ojos y me nublaban la vista, grité de nuevo, pegando mi frente al cristal de la ventana, el dolor que sentía al ver a mis únicos dos familiares muertos me golpeaba con demasiada fuerza… Rick entró nuevamente al auto, acomodó el espejo retrovisor y nuestras miradas se cruzaron, grité algunas groserías inentendibles a lo que el solo respondió con simpleza —tenía que hacerlo Jimmy, esa casa ahora es del jefe y la usaremos en unos días, esas mujeres no te extrañarán— dijo casi sonriendo, por mi cuerpo subía el odio demasiado rápido, los odiaba, odiaba a Lorenzo Frizz más que a cualquier persona en el mundo, juro que me vengaré, así sea lo último que haga, me las pagarán Rick volvió a conducir, ahora con destino desconocido para mí, ya no quería seguir vivo, mi madre y mi hermana estaban muertas y había sido mi culpa, yo las maté con mi obsesión con el dinero, al igual que a mi padre, ellos siempre me advirtieron que tuviera cuidado con las apuestas, pero no lo hice, debí detenerme cuando mi padre me lo pidió, pero no lo hice… Algunos minutos después, el auto se detuvo en medio del desierto, la carretera estaba desolada, seguramente me matarán y esconderán mi cuerpo, nadie me encontrará nunca, pero al menos estaré con mi familia… me hicieron hincar, aun con las manos atadas y los ojos cerrados, recordé la única oración que mi madre me había enseñado, les pedí perdón, me arrepentí de mis pecados y entonces... un disparo, un dolor en el pecho y un horrible ardor en el cuerpo, había muerto…
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