Capítulo 4.

1162 Words
Pili's POV. Las audiciones para Romeo y Julieta habían iniciado, eso quería decir que había mucho más caos en la institución. Yo quería participar, de hecho hace poquito había terminado mi audición, según yo me fue bien pero no se sabría nada hasta que lanzaran los resultados oficiales. Al principio no estaba convencida pero terminé cediendo, Carmela también había audicionando y si quedábamos ambas en la obra sería un sueño cumplido ya que siempre hemos hablado de interpretar juntas. — Espero que queden las dos, seré el primero en la fila apoyándolas y gritándoles, como si fuesen celebridades.— Dice Axel quién estaba caminando por todo el pasillo junto a mí, yo solté una carcajada gracias a ese comentario.— Te juro que lo haré. — De verdad no sé cómo las personas pierden la oportunidad de ser tus amigos, me siento privilegiada.— No mentí. Axel era todo un personaje, era gracioso y ocurrente, siempre me hacía reír incluso en los momentos que no debería. Él y Carmela se gustaban, incluso estaban en proceso de ser novios y es lo que más desearía en el mundo, son el uno para el otro. — No me subas el ego, Julieta.— Dice alzando sus cejas y yo volví a reír.— Digo Julieta porque ya lo eres, lo presiento y lo sé. — Eso está por verse.— Me encogí de hombros mientras nos deteníamos en mi casillero. Axel se despidió y desapareció de mi vista poco después. Mi siguiente clase era la de deportes, lo que significaba que tenía mi primera junta con las porristas. Esa tarde se vería quién sería la nueva capitana, yo rogaba para que no sea Antonella porque tenía la certeza de que me haría la vida imposible; Lo primero que hice fue pasar por el gimnasio, allí me vestí y corrí hacía la cancha en donde ya estaban las chicas, entre ellas se encontraba Carolina. Carolina fue mi mejor amiga junto a Renata y Carmela por muchos años, no la había vuelto a ver desde que entramos a la preparatoria, con ella no quedé en malos términos pero sí nos alejamos bastante, ni siquiera nos mensajeábamos. — Hey, hola.— Murmuró cuando me vió a su lado, me dió una pequeña sonrisa la cual le devolví un poco tímida, no habían más espacios así que tuve que ponerme a su lado obligatoriamente.— No sabía que estabas en esté club. — No tenía más opciones, siendo sincera.— Respondí dando un largo suspiro, allí culminó la conversación porque la maestra había llegado y porque ya no había nada más que decir. — Buenos días, chicas, que bueno que estén todas. — La maestra Ramirez hasta ahora era la que mejor me caía, se detuvo en medio de la ronda y nos miró a todas con su tablero apegado a su pecho.— Como sabrán debemos ser rápidas con la elección de la nueva capitana, el partido de apertura será en poco tiempo y necesitamos nuestras rutinas lo antes posible, por eso solo quiero que audicionen dos chicas que en realidad lo deseen. Solo dos personas, eso hacía las cosas más difíciles. — ¡YO QUIERO! — Renata se apresuró a decir pero Antonella la frenó, Renata se hizo a un lado y aclaró su garganta.— Digo...Antonella quiere. Rodé los ojos. — Muy bien, tenemos a nuestra primera candidata, ¿alguien más? — Dice la maestra mientras nos miraba a todas. Antonella estaba casi segura de que quedaría como capitana porque nadie más quiso anotarse, yo no quería que eso pasara. Carolina me lanzó una rápida mirada dándome a entender lo mismo, desde el principio dije que no quería verme envuelta pero estar en el grupo ya era demasiado, me pondría de candidata junto a ella. — Yo también quiero.— Alcé mi cabeza sin dejar de mirar a Antonella, está me sonrió falsamente y estaba más que roja de la ira, yo disfrutaba de eso. — Muy bien entonces vamos al teatro y allá hacen sus rutinas de prisa, chicas. Todas le seguimos los pasos a la maestra y nos acomodamos en el teatro, la primera en hacerlo por supuesto que fue señorita perfecta, debía admitir que lo había hecho de maravilla y dudaba en superar aquello pero no iba a permitir humillarme delante de ella. Daría todo de mí aunque supiera muy en el fondo que no quedaría. — Es muy buena.— Susurró Caro mientras me miraba, yo asentí sin decir nada. — ¡Tú sigues, Pilar! — Exclamó la maestra. Me levanté del asiento mirando a Caro y ella subió su pulgar dándome ánimos, suspiré muy profundo y subí a la tarima. Hice mi presentación lo más confiada que pude, al terminar la música dejé de moverme y suspiré muy profundo, Caro se levantó y empezó a aplaudir, la maestra me sonrió y me invitó a bajar. — Muy bien, las dos lo hicieron excelente así que será una decisión muy difícil, tuve la oportunidad de estudiarlas a ambas y aunque son muy diferentes, comparten el mismo talento.— La maestra empezó a hablar, yo me crucé de brazos mientras la escuchaba.— Es por eso que dejaré a ambas como capitanas del equipo, será un 50/50 y quiero que pasen sus diferencias por encima de todo al menos mientras estén en está clase, ¿cuento con ustedes? Lo pensé demasiado, nunca pensé que me darían aquella propuesta y a decir verdad no se escuchaba mal, mi único problema era Antonella pero ella debía acceder, no tendría otra forma de ser capitana y eso era lo que ella quería, la misma me miró intentando no ser grosera y me extendió su mano, yo la estreché por unos segundos. — Puedo poner eso como un sí, felicitaciones chicas.— Dice la maestra dando un corto aplauso para luego retirarse. Eso acababa de pasar, yo era la capitana junto a Antonella y no sabía qué pasaría con ello desde ahora. (...) Al salir de aquella clase teníamos el descanso del almuerzo, los chicos me habían dicho que ya estaban en la cafetería así que me apresuré para llegar y ordené mi almuerzo. Todos estaban emocionados mientras miraban la pantalla de sus teléfonos al igual que el resto de la preparatoria, confundida me senté en la mesa y dejé mi mochila sobre la misma. — ¿Qué sucede? — Cuestioné. — ¿CÓMO QUE QUÉ SUCEDE? — Carmela gritó alterada a lo que yo me confundí aún más.— ¡QUEDAMOS PARA LA OBRA! ¿Ya viste tu celular? Al escucharla paré en seco, busqué rápidamente mi celular y me entré a la página de la escuela, busqué los resultados y mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, perdí la noción del tiempo por unos largos segundos. — No puede ser...— Murmuré, los chicos me miraron. Yo era Julieta y Purre era Romeo, mi peor pesadilla se hizo realidad por segunda vez.
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