7: En el centro comercial

3594 Words
—Aries ¿puedes pasarme el ketchup? —Aquí tienes—se la pasa Acuario. —¿Dónde están Tauro y Sagitario? se están tardando—pregunta Libra esparciendo un poco de mostaza en su hamburguesa.  —A lo mejor andan en el baño—le responde Géminis.  —¿Los dos juntos?—ella frunce el ceño.  —¡AQUÍ ESTÁ!—grita una voz masculina muy conocida para las chicas. Todas giran y ven a Capricornio, Cáncer, Leo y a Escorpio, quién está rojo y no falta mucho para que espuma comience a salir de su boca. —¡Un ogro!—gritan varios niños y salen corriendo despavoridos.  La rubia se levanta y trata de salir pero Escorpio corre detrás de ella y sin escapatoria su último recurso es subirse a los jueguitos. Se mete rápidamente y Escorpio la sigue. —¡Mierda! —¡Dame las llaves de mi auto ahora que estoy controlado! —¡¿Controlado?! ¡Pareces chimpancé rabioso! Sigue escalando hasta llegar a un pequeño cubículo atrás de ella se escuchan los pesados pasos de Escorpio. Voltea a todos lados buscando a dónde escabullirse y encuentra unos toboganes.  Acuario: 1 Escorpio: 0 —¡Nos vemos!—se despide victoriosa de él y se desliza por el tobogán más cercano. —¡Hey! ¡Ven aquí! Rápidamente al estar abajo se pone de pie y sale corriendo a donde están las chicas mientras ellas ríen, Leo graba todo, Cáncer se devora una hamburguesa y Capricornio tiene cara de querer matarse. —¡Chicas! ¡Vámonos!— Acuario las empuja hacia la puerta de salida. —¡Mierda! ¡Creo que me atoré!—grita Escorpio desde adentro del tobogán.  —Perfecto, tenemos tiempo para escapar—la chica sonríe aliviada y las empuja a la salida con más prisa. —¡Esperen!—las detiene Capricornio —. Tenemos que sacarlo de ahí.  —Bien—la chica bufa y se cruza de brazos—. Pero si me pasa algo será tu culpa. —De acuerdo—se pone frente a ellos—. ¿Quién tiene el cuerpo más pequeño? —Cáncer—dicen todos sin pensarlo dos veces. —¿Qué? ¡No es verdad!—protesta él.  —Sube y trata de sacar a Escorpio— le ordena Capricornio.  —Bien, cuídame esto—le da su media hamburguesa a Leo. —¡Ya va Cáncer a ayudarte!—grita Libra ahuecando las manos alrededor de sus labios. El chico se quita los zapatos y sube al juego. —¡Escorpio! ¿Dónde estás? —¡Por aquí!—contesta alterado y Cáncer rueda los ojos. —¿Dónde es aquí? —¡En el tobogán rojo!, ¡Tienes que subir por el cuadro azul, irte al verde, pasar por el túnel amarillo dar vuelta a donde esta otro cuadro verde, el helicóptero y subir hasta el morado! —¿Es dónde hay una ventana? —¡Si! Él sigue buscando el tobogán amarillo cuando pisa un pedazo de pan lleno de mostaza a lo que hace un gesto de asco. —¡Creo que soy claustrofóbico! ¡Cada vez siento que se reduce más! No... puedo respirar... El chico llega hasta un cuadro morado y ve dos toboganes donde se detiene con las rodillas adoloridas. —¿Escorpio? —Por aquí—agita su mano. Se acerca al tobogán y estira su mano hacia él. —Dame la mano. —Eres un debilucho, ¿crees poder ayudarme? —¿Prefieres quedarte aquí?—le contesta algo molesto por su comentario. Él pasa saliva y se le queda viendo por unos segundos hasta que le da su mano sudada. Cáncer trata de jalarlo pero es muy débil para poder con el peso del pelinegro. En eso se escucha unos golpeteos detrás y aparece Aries. —Eh venido a ayudar—dice en un tono cantarín. —Genial, solo tenemos que jalar su mano—le hace señas.  Ambos agarran la mano de Escorpio y comienzan a jalar. —¡Estás gordo!—le dice Aries haciendo un gran esfuerzo. —¡No es verdad, es puro músculo! Seguimos jalando hasta que poco a poco va saliendo por él mismo. —Salgamos de aquí—dice Aries tomando el mando y un poco de aire. —¿Ya lo sacaron?!—nos grita Leo con voz burlona. —¡Ya vamos! Salimos con dificultad por culpa de Escorpio que no sé como carajos pudo subir. —¡Estoy vivo!—grita emocionado y agita fuertemente a el de los hombros —Ya, ya—trata de empujarlo antes de que se mueva de lugar su cerebro.  —¡Hey! ¡Yo también ayudé!—Aries hace un puchero. —Ya vámonos, estamos llamando mucho la atención—dice Capricornio ya irritado. ... Aries se escabulle secretamente a la cocina asegurándose de que nadie esté cerca. Abre la puerta del congelador lentamente y agarra la paleta de chocolate de Tauro, tiene ahí dos días y se dijo que si hoy la volvía a ver se la comería.  Sube para ir a su habitación y se queda quieta con la mano en la perilla al escuchar ruidos adentro. —¡Ouch!—se queja al parecer Sagitario—. ¿Podrías hacerlo con más amor? —Cállate y deja de moverte que no puedo frotártelo bien—le dice Géminis.  Aries se pega como chicle a la puerta tratando de asegurarse que está escuchando bien. —¡Pero me duele! Hazlo más despacito—pide él. —¿A sí? —¡Oh si! ¡Sigue! Se siente caliente y tus manos están muy suavecitas. —Pero mi mano está pegajosa ¡puaj!— hace una pausa—. Aunque huele rico. —Listo, ya está, ahora ponte la camisa. —Ay, apenas lo estaba disfrutando. Sin aguantar más la pelirroja gira la perilla y abre la puerta de golpe dispuesta a confrontar a esos dos pervertidos. —¿Qué están hacien- Se queda con las palabras en la boca cuando encuentra a Sagitario acostado boca abajo sin camisa en la cama de Géminis y a ella con un aceite de almendras en las manos, ambos ven a Aries confundidos.  —Hey, que tal Aries—la saluda Sagitario poniéndose de vuelta su camisa. La chica voltea la mirada a otro lado nerviosa—. ¿También quieres un masaje? —¿M-masaje? —Si, Géminis cuando se lo propone es buena masajista—él ríe.  —Nada mas lo hice por lo que paso ayer. —¿Qué fue lo que paso?—pregunta confundida. —Bueno, Tauro y yo escapábamos del pelón, nos perdimos en una calle y pensamos que estábamos salvados, pero un enorme perro pitbull se soltó y nos persiguió por cinco cuadras, saltamos una cerca y cuando tratamos de salir de esa casa un viejo salió con un rifle y lanzó dos tiros al aire, de ahí corrimos como nenitas tropezado y cayendo un par de veces hasta llegar aquí—agarra aire—. Me lastimé el cuerpo así que le pedí a Gem que me diera un masaje. —Ah—suspira aliviada internamente —. Y ¿cómo está, Tauro? —Bien, creo que mejor que yo, él solo se hizo un raspón y yo me hice uno en el brazo. —Si ya te dije que ahorita te pongo algo de alcohol.  —Si... si quieres yo puedo ayudar— Aries se ofrece tratando de ocultar sus nervios. —Oh, ¿en serio harías eso?—la mira sorprendido. —Está bien, todo tuyo—Géminis le entrega el aceite de almendras que sí está pegajoso—. Tengo que lavarme las manos. ... —¡Voy a morir!—grita Tauro exageradamente—. ¡Háblale a mis padres y diles que los amo más que a nada.... bueno no más que a la comida... pero igual los amo! —¿Te callas? Es solo un inofensivo raspón en el pecho—la rubia aplica algo de alcohol en la bolita de algodón y lo presiono en su herida. —¡Auch! ¡Duele, duele, duele!—cierra los ojos con fuerza—. ¡Arde! —Eres una princesa—ríe por debajo. —No es verdad, si fuera una princesa estaría llorando, solo me quejo masculinamente.  —Si, claro—quita el algodón y le pone una curita sobre la pequeña herida—. Ya esta, más tarde sí te duchas, solo quítala y te pones otra. —Gracias Acuario—le regala una sonrisa. —¿Cómo te lo hiciste? —Me tropecé por huir del perro... ¿o fue del loco del rifle?—se pone un dedo en la barbilla pensativo. Acuario solamente sonríe y él se pone su camisa gris de nuevo. —Libra me dijo sobre lo de Escorpio. —Ah si, Cáncer y Aries tuvieron que sacarlo de un tobogán—no puede evitar reír al recordar—. Parecía un gorila rabioso. —Hubiera pagado por ver eso—ríe también. —Leo lo grabó, ahora está en todas las redes conocidas.  Él se levanta y la chica lo acompaña a la puerta para seguir viendo televisión tranquilamente como lo hacía antes de que él llegara y la obligara a curarlo. Pero se gira de repente hacia ella haciendo que se detenga de golpe, Acuario lo mira con el ceño fruncido. —No hubiera dejado que Escorpio te hiciera algo. —Si Escorpio me hubiera hecho algo, no hubiera visto la luz del día de nuevo—le sonríe. ... Cáncer llega y toca la puerta de Escorpio así que el pelinegro le pausa a la película.  —¿Quién? —Soy yo.  —¡Pasa!—le grita sentándose rápidamente en la cama tomando el libro que tenía rodando por ahí y abre una página al azar. Él abre la puerta y entra sin decir una palabra. —¿Qué quieres? —Vengo a pagar el dinero que me prestaste—deja el dinero sobre el escritorio. —No quiero tu dinero. —Bien, entonces me voy—agarra el dinero de vuelta y se lo guarda en el bolsillo dándose la media vuelta. —Espera, si me vas a pagar, pero no con dinero—lo detiene el mayor. —¿Entonces que quieres?—él lo mira confundido. —Quiero que me compres una hamburguesa el sábado.  —No jodas el sábad- —Es tu cumpleaños, lo sé—sonríe de lado—. ¿Tienes algo mejor que hacer? —No pero...—se queda pensando. Escorpio sabe que no tiene nada que hacer y que es la oportunidad para salir con él, ver que es un chico en todo el sentido de la palabra y dejar de sentirse atraído por el cangrejo. —Está bien, pero jamás vuelvo a pedirte un centavo—ríe resignado. —Bien, ya vete que estoy viendo una película—le dice haciéndole una seña con la mano regresando a su cama. Él se marcha y escorpio deja salir un largo suspiro.  ... —¿Entonces como te fue?  —Muy buen, Virgo me llevo a comer a un lindo lugar—dice tímida mientras juega con sus dedos. —Ow, que lindo—dice Libra en un tono empalagoso—. ¿Y luego que hicieron? ¿Cositas malas? —le da una mirada pícara y se inclina más cerca de ella. —No, sólo nos regresamos a casa después de comer—dice Piscis con una sonrisa avergonzada. —¿En serio? ¿Solo eso?—se deja caer en el sofá—. Aggh que aburridos. —¿Qué querías que hiciéramos?  —No sé ¿unos besitos?—hace un ademán de lanzar besos al aire. —¡Claro que no! Virgo y yo somos amigos.  —Si ajá. —¡Lib!—la llama el rubio. —¿Si Leo? —Acompáñame a comprar unas c- —¿Compras?! ¡Vamos!—la morena se levanta inmediatamente del sofá y agarra a Piscis de la mano tratando de levantarla—. ¡Vamos Pececita! —No sé, no me gusta mucho ir de com- —¿Ya estás listo, Leo?—Virgo baja las escaleras con las llaves de su auto en las manos. Leo y Libra voltean a ver a Piscis. —¡Iré por mi mochila!—corre hacia las escaleras. —Que tierna, ni disimula—dice Libra. —¡Oh yo quiero ir necesito comprar unas cremas!—grita desde arriba Aries quien baja las escaleras junto con Sagitario.  —¡Chicos! ¡vamos a ir al centro comercial!—anuncia la morena para que todos la escuchen. Todos comienzan a bajar rápidamente hasta estar reunidos en la sala. —¡Ahora si! ¡Vámonos! ... Se van en dos autos. En el auto de Escorpio va cáncer, Aries, Acuario, Géminis y Tauro. Y en el auto de Capricornio van Piscis, Virgo, libra, Leo y Sagitario. Todos llegan después de diez minutos y se bajan entrando escandalosamente al centro comercial mientras Capricornio se prepara mentalmente para cualquier cosa. —Yo iré a buscar las cremas —dice Aries y mira al chico de su derecha—.¿Sagitario me acompañas? —Pero Géminis y yo íbamos a r- —No digas estupideces y ve con ella— le dice Géminis empujándolo. —Bien, vamos—le dice él y la pelirroja sonríe de oreja a oreja llevándoselo con ella. —Libra ¿me acompañas a escoger unas camisas?—le pregunta Leo. —Bien pero si tu me acompañas a buscar unos zapatos y después un vestido que convine—dice ella emocionada.  —¡Si, si!—Leo y ella salen como alma que se las lleva el diablo.  Si algo tienen en común es el amor a las compras. —Piscis y yo iremos a caminar por ahí —dice Virgo llevándose a la rubia con él.  —Qué ahora todos andan muy románticos—le comenta Escorpio a Géminis y ella asiente. —¡Acuario vamos al comedor!—Tauro se pone frente a ella. —No gra- —Te compraré ese la última de pizza que querías la otr- —Deja de hablar y camina—dice ella llevándose a un feliz Tauro arrastras.  —Quiero buscar si aquí tienen el libro que quiero —comenta Cáncer—. Los alcanzo después.  —Si quieres te acompaño—se ofrece Escorpio enseguida. —Uhm, claro—el chico se encoge de hombros. Solo se quedan Capricornio y Géminis, la espontánea chica y el reservado chico jamás se han llevado bien. —Yo... iré a sentarme en una banca. —No—lo detiene ella—. Acompáñame.  No es que Géminis quisiera convivir con el chico, pero tampoco quiere quedarse sola. —Bien...pero ¿qué quieres que haga? —Vamos a ver esa tienda—señala ella. —¿Cuál es esa tienda? —Una que vende cosas muy divertidas. Géminis agarra a Capricornio del cuello de su camisa y en contra su voluntad se lo lleva a la tienda. Al entrar una fuerte música Punk suena por toda la tienda de paredes rojas.  —Nunca había visto esta tienda de este tipo—dice Capricornio viendo los trajes sexuales en la pared. —Está divertida.  Pasaron por varios estantes donde había todo tipo de juguetes sexuales habidos y por haber. —¿Por qué...por que todo tiene forma de pene? —No es verdad—ella niega tomando unas camisas del estante.  —Estos aretes tienen un pene rosa. —¿Puedes dejar de decir tanto la palabra pene? Pareces un loco obsesionado con ellos —¡No es eso!...¡Olvídalo me largo! —¡Qué no me dejes sola!—lo retiene ella—, la última vez que me dejaron sola me perdí.  —Ah es verdad—él se frota el rostro resignado—. Te espero en la puerta pues. Escorpio sigue a Cáncer quien recorre los pasillos de la librería. —Este libro está genial—dice Cáncer agarrando varios libros—. Y este también, pero está muy caro, jodida pobreza. Escorpio solo lo mira desde su lugar con las manos cruzadas, a él no le gusta mucho eso de leer, pero le gusta ver al chico emocionado por los libros. —¿A ti no te gusta leer Escorpio?— pregunta el menor sin apartar la mirada de los libros. —Um, no soy muy fanático de los libros. —Deberías leer, es como tele transportarse a una aventura, pierdes la noción del tiempo—el pelinegro sonríe.  Cáncer toma un libro y se lo lanza a Escorpio quien por sus buenos reflejos lo alcanza a agarrar.  —¿El pequeño ejecutador?—él alza la ceja al leer el título. —Es de aventura, está excelente, yo te lo compro, espero y lo leas. Escorpio sonríe. Claro que lo leerá. En el segundo piso se encuentran Aries y Sagitario dentro de una tienda de productos de belleza. —¿Cuál debería llevar? ¿Esta que dice para piel reseca o esta que dice crema humectante? —¿Qué no es lo mismo?—Sagitario alza la ceja confundido.  —Claro que no—ella rueda los ojos y suelta un suspiro. —Cuestan lo mismo. —Pero son diferentes. —Entonces.... ¿esta?—él señala la que es para piel reseca. —Pero es que esta parece de mejor calidad. Sagitario rueda los ojos. Lo bueno es que la "bipolaridad" de Géminis le a ayudado a ser paciente.  —Bien entonces esa de ahí.  —¡Bien!—ella chilla y la pone en la pequeña cesta—. Ahora vamo- —Oye, que tal si vamos a hacer algo... divertido.  —¿A qué te refieres? Esto es divertido. —Algo divertido para los dos. —¿Me estás diciendo aburrida?—ella alza una ceja ofendida. —Si, ahora compra esa crema y vámonos de aquí—él la agarra de la mano y se la lleva arrastrando a la caja registradora. Mientras tanto Acuario y Tauro están llegando al área de comidas. —Me encanta la pizza de este lugar. —¿Ya viste la fila? ¡Es ridículamente larga!—se queja Acuario. —Vamos, vale la pena—dice el chico. —Pues si lo vale—ella se cruza de brazos asintiendo—. Pero si esto dura más de media hora me largo de aquí.  —¿Y si nos metemos en la fila?— propone Tauro.  —Trata de ligarte a esas chicas de ahí— ella señala un par de chicas que conversan a unas cuantas personas adelante de ellos. —Lo haré sólo por el pie—dice como si estuviera haciendo un sacrificio. Pero todo sea por ese pie y la oportunidad de comerlo con Acuario. —Te espero en esa mesa entonces y suerte —ella le alza el pulgar y sale de la fila. Tauro agarra aire, valentía y camina como todo un galán hacia el par de chicas. Mientras sus ganas de comer ese famoso pie de pizza los mantiene en la fila. Nuestra pequeña Piscis y el perfeccionista Virgo dan un paseo en todo el centro comercial.  —¡Mira entremos a esa tienda! ¡Quiero ver los animalitos!—Piscis corre emocionada a la tienda de mascotas, dejando atrás al chico de lentes quién la sigue con una sonrisa. Al entrar ella se pone a admirar los pececillos de diferentes colores y tamaños. Mientras Virgo solo analiza el lugar desde donde está con las manos cruzadas sobre su pecho. Nunca ha sido muy amante de los animales, comenzando por su alergia a los gatos. —¿Te gustan los peces? —Si, son muy lindos y realmente no necesitan de mucho cuidado—ella ríe —. Soy muy distraída... ¿a ti te gustan los animales? —No realmente, pero si tengo que escoger uno, sería... una tortuga. —¿Una tortuga? —Si, al igual que los peces no necesitan mucho cuidado y son lindas. —Compremos una—propone ella sonriente.  —¿Ahora? —Si, que sea nuestra, tuya y mía.  Él la mira sorprendido, es una oferta tentadora, algo que compartan los dos. —Vamos a escogerla. Mientras tanto en la tienda Paquita's con Leo y Libra se estaban dando vuelo con las compras. —Quiero estas sandalias, son justo lo que necesito y ni siquiera me tomo veinte minutos encontrarlas—dice Libra satisfecha sosteniendo las sandalias. —¡Mira este cinto!—Leo alza el cinto como si hubiera encontrado el aguacate perfecto —. ¡Lo quiero, lo necesito! —¿Qué no estabas buscando unas camisas?—ella frunce el ceño.  —Ah si, pero me encontré este cinto y es perfecto, ahora necesito una camisa que combine con el. —Yo te ayudo, pero claro, si tu pagas mis compras—sonríe batiendo sus pestañas. —Solo por está vez aceptaré eso... ¡Oh mira esa camisa! —Entonces me aprovecharé y agarraré este perfume de Dior... ¿o este de París Hilton? ¡Oh Dios, los dos huelen delicioso! Las compras para los signos apenas están comenzando. ¿Alguien irá a prisión esta vez?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD