03

1697 Words
Por la mañana Sophie siguió la misma rutina de siempre. Se vistió, para después peinarse y ponerse las lentes. Bajó las escaleras y preparó unas tortitas como desayuno y cuando terminó fue a buscar a Shawn. Para su sorpresa, ya estaba despierto. Bajaron a la cocina y desayunaron de nuevo en silencio. En terminar Sophie se puso la placa en la cintura y comprobó que el arma estaba en su bolso. ─Me voy a mi apartamento─dijo Shawn, mientras ella estaba cogiendo sus cosas.─Gracias por la cena y el desayuno. ─Espero que no te metas en más problemas. ─No hace falta que me vengas a buscar si tanto te molesta. ─¡Shawn! ─Papá seguro que diría que pasar la noche en el calabozo me haría reflexionar. ¿Por qué no compruebas su teoría? ─Porque yo soy tu hermana, no papá. Sus teorías de castigo no son algo en lo que creo. ─Pero si eres poli como él. ─¿Y qué? No por eso tengo que estar de acuerdo con todo lo que decía y hacía. ─Pero eres la razón por las que era de esa forma conmigo, así que… tus palabras me suenan como hipocresía en estado puro. Ya nos veremos, Soph. ─Espera, ¿quieres que te lleve? ─Vete a trabajar, yo me valgo por mi mismo. ─Cuando no vas drogado, sí. Shawn puso los ojos en blanco, se giró y salió por la puerta, cerrándola con tanta fuerza que resonó por todo el pasillo. Sophie suspiró, terminó de coger sus cosas y justo cuando iba a salir vio la carta en el recibidor. La cogió y la puso en su bolso, salió y se fue al trabajo. Cuando llegó a su despacho Aidan ya estaba ahí. Sophie miró al reloj detrás de él y vio que pasaba un minuto de las nueve. Le saludó y se sentó en su silla y nada más hacerlo abrió su bolso y sacó la carta, aunque su compañero la interrumpió. ─Pareces cansada, ¿lo sabes? ─He dormido poco. ─No me digas que hay un chico. ─Sí. Se llama Shawn y como siempre no deja de meterse en líos. ─¿Tu hermano? ¿Qué ha sucedido? ─Anoche le detuvieron por alteración del orden público… En otras palabras, iba drogado con unos amigos y gritando o haciendo quién sabe el qué por la calle. ─Deberías dejar que se responsabilice de sus actos. Siempre le estás salvando el culo. Eso no le será útil. ─Si no lo hago y Shawn se mete en grandes líos, solo será peor para mi madre. A él no parece importarle nada. Solo me culpa de que mi padre solo tuviera expectativas para mi y que a él solo le regañase. Ni siquiera podía hacer nada en ese entonces, y menos con mi padre. Era muy cabezota. ─Culpar a otros es una forma de intentar no darse cuenta de que estás equivocado─comentó Aidan.─Además de ser de crío. Mi hijo hace eso. Culpa al perro de lo que rompe él. ─¿Me estás comparando con un perro?─preguntó Sophie, aunque riendo. ─Jamás diría eso de ti─contestó su compañero, también riendo.─Como sea… no podrás ayudarle siempre, ni tampoco debes. ─Solo no va a salir de las drogas. ─Cuando te conocí, fumabas. Y lo dejaste. ─No es lo mismo. La muerte de mi padre y todo lo que ocurrió después me hizo perderme, pero seguí adelante con un solo mal hábito que jamás terminó de gustarme. A Shawn le encanta la sensación de estar anestesiado y no recordar una mierda─dijo ella.─Y no compares el tabaco con drogas fuertes. Y si solo fuera yerba, no me importaría. Pero se mete… no tengo ni idea de qué coño se mete. ─Sophie…  ─Hablaré con alguien que sepa tratar las adicciones… igual consigo algo. ─Si Shawn no quiere colaborar ni rehabilitarse, vas a estar perdiendo el tiempo. ─Necesito probarlo. ─No te digo que no lo hagas… solo te aviso de algo que puede ocurrir. ─Lo sé. ─Cambiando de tema. ¿Qué es esa carta? ─No lo sé. Anoche estaba en mi buzón… no tiene remitente, dirección ni nada… solo mi nombre. ─Eso significa que alguien ha ido adrede a tu casa a dejar la carta. ─Quizás es algún conocido. ─¿Y por qué no mandarte un mensaje? Estamos en la era informática por algo. ─Aún hay gente hecha a la antigua, ¿qué quieres que te diga? Sophie abrió la carta y vio que dentro solo había un papel doblado cuidadosamente. Lo abrió y encontró que no había nada escrito, sino que en vez de eso había un dibujo hecho muy meticulosamente, y si no fuera por el contenido, incluso lo hubiera considerado muy bueno. Se quedó observando el tan realista dibujo de un crimen, completamente perdida, y supuso que por su expresión, Aidan se levantó y se acercó a ella. Se inclinó por su espalda y miró el dibujo. En notar su respiración en su mejilla, Sophie se sobresaltó. ─Joder, no te me acerques tan de repente. ─¿Te molesto? ─Es solo que estás muy cerca─murmuró ella, mirándose las manos. Notó que le apartaban un mechón de pelo para colocarlo detrás de la oreja y después acariciarle la mejilla. Sophie contuvo la respiración sin darse cuenta pero terminó girándose para mirar a su compañero.─Aidan… deberías parar… ─Eres tan vergonzosa… ─No es por eso y lo sabes─cortó ella, golpeándole la mano.─Estás casado y tienes un hijo. ─Mi mujer no fue un impedimento aquella vez. ─Fue un error, apenas nos conocíamos y aún no éramos compañeros. Y ahora para. Aquello fue hace mucho y no pasará nunca más. ─Lo siento, no quería incomodarte─contestó él, apartándose de Sophie.─Pero ese dibujo da miedo. ¿Es de algún crimen que hayas resuelto? ─No me suena de nada. Creo que le preguntaré a Niall que busque huellas. ─¿A Smith? ¿El de la científica? ─Sí. Hablamos de vez en cuando y parece buen tío. ─Claro, pero no sería mi primera opción. Mejor alguien con experiencia… ─Su trabajo me ha ayudado a resolver crímenes. No te metas con él porque sea bastante nuevo. ─¿Te acostarías con él? ─¿A qué viene eso? ─Nada. Perdona. Anoche discutí con Molly…─murmuró Aidan─por eso hago todo eso. ─Da lo mismo. Como sea, iré al laboratorio a que analicen el dibujo. No me apetece que me manden estas cartas. ─Yo me espero aquí. Sophie sonrió y salió del despacho. Cogió el ascensor y fue a la primera planta donde había unos laboratorios y se acercó donde estaba Niall. ─Necesito un favor─dijo ella en llegar a su lado. ─Lo que quieras. ─Me han mandado un dibujo tenebroso. ¿Puedes probar de sacar huellas? ─Déjamelo. Sophie le tendió el papel, pero por su reacción supo que algo le extrañaba. Quizás era normal debido al contenido del dibujo. Niall lo miró de cerca y segundos después la miró a ella. ─Es una fotocopia del dibujo original. Quizás está hecho adrede para no dejar huellas, pero lo intentaré. ─Gracias. ─No hay de qué. Te llamo cuando tenga algo. ─Perfecto. Te debo una. Niall sonrió y Sophie volvió a su despacho. Se sentó para revisar su correo, pero no había nada. Volvió a mirar los informes del asesinato de su padre, pero como siempre, nada parecía útil. Cuando el mediodía llegó, Aidan y Sophie salieron del despacho y fueron a la cafetería. Cogieron un par de platos y se sentaron juntos a comer.  ─¿Puedo preguntarte  por qué discutiste con Molly? ─Es porque quiere cambiar a Callum de colegio pero yo no creo que sea buena idea… Ahora tiene amigos en su clase y puede que en otro sitio le cueste más adaptarse. ─Ya veo… Eso quizás deberíais hablarlo con él.  ─Molly no cree que Callum pueda tomar esas decisiones. Es pequeño y debe hacer lo que ella quiere…  ─¿Te ha dicho a qué colegio quiere mandarle? ─No recuerdo el nombre, pero es bastante religioso. Ya sabes que ella cree mucho. ─Me dí cuenta cuando la conocí. En eso no nos parecemos en nada. Hace mucho que no creo en nada. ─Lo mismo para mí. En general nunca lo he hecho creo yo… y no quiero que Callum crezca obligado a nada. Pero Molly es muy testaruda. No piensa en nada más que su opinión. ─Siento no poder hacer nada...─murmuró Sophie. ─No pasa nada. Es algo entre ella y yo… Aunque el tiempo nos ha cambiado a ambos. Antes ella era diferente…  ─Dudo que debas quejarte. Sabes bien que la engañaste… ─Me vuelve loco desde que nos casamos. No aguanté más… además, eras tú. Sophie dejó de comer y miró a su compañero. Estaba completamente serio, mirándola fijamente. Normalmente incluso cuando decía algo importante lo hacía con una sonrisa, pero ahora no, y eso no le gustaba a Sophie. Sabía a qué se refería con lo de “eras tú”. Se lo había dicho antes de que supiera que estaba casado. “Tienes algo… especial… me gustas…” le había dicho en una de las fiestas de la policía, las cuales seguía sin entender para qué se hacían. Respiró profundamente y se levantó. ─Te he dicho mil veces que fue un error. ─Sé que te llevas bien con Molly, pero no puedes negar lo que sabes. ─Déjalo ya, Aidan. A mi esos juegos no me gustan. A pesar de que aún tenía comida en el plato, fue a dejarlo junto a todos los platos sucios que había y salió de la cafetería para volver a su despacho. ─Doyle─era la voz de Murphy. Ella se giró y le vio a unos metros por detrás en el pasillo.─Tenemos algo que hacer. ─¿Ha ocurrido algo?─preguntó Sophie. ─Un asesinato. Coge tus cosas y te espero abajo en tres minutos. ─Entendido, jefe. Sophie llegó a su despacho, cogió la pistola y el bolso y bajó rápidamente por las escaleras. Una vez en la calle vio a Murphy apoyado en su coche y ella se acercó. Entraron y él arrancó para ir a la escena.
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