— ¿Te confundo? —Mila asintió con sus mejillas muy rojizas. — ¡Sí! Me confundes tanto que creí que mi virginidad era preciada para ti. —John sintió estar en un lugar inexplorado, ¿Desde cuándo una mujer le echa en cara lo que ella misma cedió a entregarle? Tragó saliva, no tenía palabras, la había deseado como nunca había deseado a una mujer, para su sorpresa, no era una sumisa. La sumisa de su pasado y que había ocasionado un problema entre Jack y él, lo había vuelto de una manera más fría, más controladora, pero ahora con Mila, no sabía qué hacer, ¿Si deja a un lado sus reglas y cede a sus verdaderos deseos por ella? El solo pensar un poco, ya le provocaba una gran erección. —Si tan solo fueses una sumisa…—murmuró para él mismo pero ella escuchó claramente. —Nunca seré una sumisa de n

