Días después… Mila estaba sentada en la cama de su madre con la urna de las cenizas de Catherine entre sus manos, mientras le relataba en voz baja cómo había sido su ceremonia, quiénes habían ido a verla y la cena que se había ofrecido al pueblo en su honor. Le contó que la madre de John había organizado esa cena y que, junto con la hermana de él, habían decorado el lugar con flores. —Cuéntale también que no has estado comiendo bien —dijo Sarah, limpiándose las lágrimas. Cerró la puerta detrás de ella y se sentó a un lado de Mila. Mila apenas pudo esbozar una sonrisa. —Lo sabe, así como también que mi estómago no ha estado bien —respondió Mila. —Debes seguir intentándolo; en cualquier momento te descompensarás, no puedo seguir encubriéndote con John —le instó Sarah. Mila soltó un sus

