John caminaba de un lado a otro dentro de su oficina, sintiendo un malestar creciente en su interior. No era su estilo romper reglas; al contrario, siempre exigía que se cumplieran. Ahora, era un hombre casado, con una hermosa joven de ojos verdes, y la guinda de todo esto: era virgen. Por primera vez, había sido el primero de alguien. Exactamente de Mila. Solo pensar en otro hombre posando siquiera sus ojos en ella encendía una furia interna en él. ― ¿Qué te pasa, John? ―se pasó ambas manos por el rostro, intentando aliviar la tensión. Apenas podía concentrarse en la oficina. Lanzó una mirada a su reloj de pared y se dio cuenta de que el tiempo avanzaba lentamente. Era como si el tiempo se burlara de él, alargando la espera para ver a Mila. ―Señor Harper, aquí tiene... ―su secretaria se

