(Dos días después)
El fin de nuestro increíble fin de semana en el yate ha llegado a su fin, eso es lo malo de todo lo bueno en esta vida, es efímero y te deja con ganas de más, pero lamentablemente la realidad nos vuelve a atrapar entre sus brazos y es por eso que estoy aquí subiendo el ascensor para llegar a mi oficina —señor Mancini, bienvenido— me dice Fabiola cuando ya estoy pasando frente a su escritorio.
—Muchas gracias, ¿alguna novedad? — cuestiono antes de seguir caminando.
—Hay una mujer esperándolo en la sala de juntas, me dijo que era un asunto muy importante, pero no me quiso dar su nombre— me informa y si hay algo que me molesta es que hagan este tipo de cosas, pero en este caso estoy de demasiado buen humor como para ponerme a discutir con Fabiola acerca de este tipo de s
