39.

1098 Words

Continuando con mi rutina debería estar en la oficina asegurándome de que todo este marchando tal y como se debe para el desfile de Mónaco, pero, por otra parte, mi bellísima esposa me ha pedido que me quedara en casa, y aquí estoy con mi hijo jugando con su abundante colección de cochecitos. Sé perfectamente que Valentina juega a hacerse la valiente pretendiendo que lo de ayer o todo lo que ha ocurrido anteriormente no le da miedo, pero al ver la manera que hoy me pidió que no me fuera de la casa, me doy cuenta de que está asustada, y no la culpo. Estoy muy concentrado moviendo el coche color azul lo más rápido que puedo, cuando de repente ella se queda parada bajo el marco de la puerta de la habitación de Amadeo y me mira fijamente —¿Qué paso? — pregunto confundido e intento no reír ant

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