El hombre permaneció en silencio durante varios segundos, segundos que se convirtieron en minutos. Aparté la mirada de él, dedicándole mi atención al mundo que se hallaba tras la ventanilla del coche. Mi mirada vió a lo lejos a dos jóvenes jugando, haciéndome recordar con ello a Simon, quien se había enfadado por yo haber tomado una desición tan tonta... Ni siquiera me tuve tiempo a despedirme del pelirrojo. —¿Por qué quieres saberlo?— habló finalmente JT. —Es injusto que tu sepas todo de mi... Y yo no puedo saber ni tu estúpido nombre.— me encogí de hombros. —¿Cuánto estás dispuesta a dar por él?— cuestionó, mientras que levantó una de sus cejas. —¿Qué? ¡¿Acaso no me has quitado ya suficientes cosas de mi vida?!— levanté la voz, logrando con ello poner nervioso al conductor, ya que

