El hombre sin decir nada se levantó y se acercó a una pequeña mesita de madera, sobre la que dejó el libro. Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y con pasos inseguros se acercó de nuevo al sofá en el que me encontraba. Tras aclarar su garganta me miró fijamente a los ojos y me ofreció su mano derecha. Le observé con desconfianza, pero terminé aceptándola. Estaba a solo unos centímetros de él, lo que me ponía nerviosa, tenía dudas y necesitaba respuestas... Y no estaba segura de que JT quiera cooperar. En su rostro apareció una sosa sonrisa, a la fuerza rodeó mi cintura con su brazo izquierdo y me acercó más a su cuerpo, terminando con los últimos centímetros de distancia que nos separaban. Sin ningún aviso se inclinó hacia mi oído, su aliento chocaba con él, dejándome nerviosa.

