Algebra acabó y Charlie salió del salón de clases con Sean a su lado.
-¿Fue mi idea, o Sullivan se veía bastante molesto? -preguntó Sean y Charlie puso los ojos en blanco.
-Como no se iba a molestar si no dejaste de interrumpir toda la clase.
Sean bufa.
-¿Quién los entiende? Si no participo está mal, y si participo también está mal -negó e hizo una mueca-. Después dicen que yo soy el dramático.
Charlie soltó una risita y continuó su camino hacia la cafetería. La mañana se había sentido pesada para el chico, pero esperaba que las siguientes horas de clases mejoraran. Llegaron a la mesa donde ya se encontraban todos sus amigos, sin embargo, Charlie se detuvo en seco cuando vio que nuevas personas se habían incorporado a su mesa.
Cuatro personas, en particular.
Brenda, Lexa, Andrea y Maya se habían sumado a la mesa con sus amigos y parecían estarlo pasando bastante bien debido a las risas que Charlie pudo escuchar mientras charlaban animadamente entre todos.
Charlie se sorprendió aún más cuando notó que Sara parecía estar siendo amable con Brenda.
Sean le dio un codazo y lo miró con una sonrisa divertida.
-Una tarde en tu casa y ya parece como si fueran amigas de toda la vida -bromeó.
Charlie puso los ojos en blanco y lo golpeó en el hombro. Se alejó del chico que chillaba y, decidiendo no darle más vueltas al asunto, caminó hacia la mesa con la intención de sentarse en el espacio que había entre Jane y Maya.
Pero antes de acercarse lo suficiente, las dos porristas cerraron el espacio intencionalmente y lo obligaron a sentarse en el espacio que había entre Maya y Brenda.
Jane le lanzó una sonrisa cómplice cuando lo vio suspirar. Charlie negó con una sonrisa divertida y se dejó caer en el asiento junto a Brenda.
-Oye -saludó la rubia y Charlie se atoró al ver la deslumbrante sonrisa de la porrista tan de cerca.
-O-Oye -respondió nerviosamente y esquivó la mirada.
Sara carraspeó y enarcó una ceja.
-¿No comerás nada?
Charlie negó.
-Estoy bien -dijo y se encogió de hombros.
Los demás continuaron charlando animadamente, ahora con Sean, cómodamente sentado junto Lexa, involucrado también, pero los nervios atacaron a Charlie y le impidieron mantenerse sereno. Apenas oía lo que los demás hablaban, ya que los fuertes y rápidos latidos de su errático corazón taponaron sus oídos. No se sorprendería que alguien más en la mesa pudiera escucharlo, solo rezaba porque no fuera Brenda.
-¿Estás bien? -preguntó la porrista preocupada y Charlie asintió enseguida.
-Si, todo bien -respondió.
-Te veías algo perdido.
Su brillante cerebro hizo cortocircuito cuando notó esa extraña sonrisa en Brenda.
-S-Solo pensando -murmuró-. Ya sabes -continuó cuando vio la ceja arqueada de la chica-, el trabajo de Historia.
Brenda asintió y buscó en su mochila. Sacó dos manzanas y le dio una a Charlie.
-No creo que no tengas hambre -bromeó-. He visto cómo puedes devorar una hamburguesa de un solo mordisco.
Charlie aceptó la manzana y sintió como sus mejillas enrojecían al ver los ojos de la rubia brillar con diversión.
-Gracias -dijo.
Brenda se encogió de hombros y le dio un mordisco a la fruta sin dejar de mirarlo los ojos, y si Charlie pensó que la sonrisa de antes le había causado un cortocircuito al cerebro, la sonrisa que veía ahora, junto con esa mirada llena de picardía, lo iban a llevar a la tumba.
Tuvo que desviar la mirada porque lo que estaba sucediendo con su cuerpo no era normal. Sin embargo, no se perdió la suave risita de la porrista.
Mordió su propia manzana y deslizó sus ojos por la cafetería, buscando entretenerse con alguna cosa que lo ayudara a apaciguar el brillante sonrojo de sus mejillas mientras los demás continuaban charlando con las porristas como si eso fuera lo más normal del mundo.
Aunque quizá no era tan extraño como podría pensar Charlie, después de todo dos de sus amigos eran parte del equipo de futbol y dos de sus amigas estaban en las porristas también.
Quizá el hecho de que Brenda parecía un ser inalcanzable en el imaginario de Charlie hacía que la situación le pareciera sorprendente, cuando era tan simple.
Tuvo una extraña sensación y deslizó su mirada por las mesas a su derecha hasta que se tropezó con otro grupo de porristas en una mesa aislada. Solo estaban tres chicas sentadas en esa mesa, y Sofía lo miraba desde el centro con mucha atención.
Un escalofrió, diferente al que siente cuando Brenda lo mira, atravesó su cuerpo al notar la sonrisa que la chica le lanzó. Charlie frunció el ceño y enseguida desvió la mirada. Sofía nunca le había agradado, y después de haber aguantado por mucho tiempo sus tontos juegos, definitivamente no empezaría a agradarle ahora.
*
Era viernes y el último periodo finalmente había acabado. Charlie tendría que encontrar a Brenda en el estacionamiento después de las prácticas para continuar con su trabajo de historia.
Esperó junto a Sara y Paul mientras miraban al equipo de futbol practicar. Se había vuelto un pasatiempo desde que Jacob fue removido como quarterback.
-Cada vez es más gracioso ver sus rabietas -bromeó Paul y Sara soltó una suave risita, asintiendo de acuerdo.
-No creo que el entrenador lo soporte por más tiempo -dijo ella.
Charlie bufó.
-Me conformaré con que lo dejen en la banca para el juego contra los Knights el próximo mes.
Media hora después, las porristas habían terminado y ambos se despidieron de Paul en el estacionamiento. Brenda no tardó mucho en salir, y Charlie tuvo que controlar su respiración al ver el cabello húmedo de la chica.
Era tan injusto que fuera tan hermosa.
-Lamento si los hice esperar -dijo la rubia.
Charlie negó y Sara solo se encogió de hombros mientras se subía a la camioneta. Ambos se sorprendieron que no hiciera una rabieta y en su lugar parecía estar siendo más amable cada día con Brenda.
Ninguno iba a discutirlo porque no querían estar en el lado malo de Sara.
-Está bien -dijo Charlie.
Brenda sonrió.
-Hice un tiempo récord -bromeó-. Usualmente soy la última en salir -echó una mirada hacia el campo-, pero veo que nadie más ha salido todavía.
Charlie asintió y notó que solo estaban ellos alrededor.
-Si, será mejor que vayamos para trabajar lo más pronto posible -respondió.
Brenda asintió y se subió en la parte trasera. Charlie se movió nervioso y rodeó su camioneta para llegar a su lado.
-Oye, Loyer -escuchó que lo llamaron y se giró para ver a Jacob acercarse corriendo junto a sus amigos.
Todos tres llevaban aun el uniforme del equipo y Charlie frunció el ceño y suspiró.
-¿Qué quieres Jacob? -preguntó cuando el jugador llegó hasta él.
Lo vio sonreír maliciosamente y escuchó que las puertas de su camioneta se abrían enseguida. Jacob miró hacía Brenda.
-Pensé que tenías un nuevo auto -se burló.
La chica puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.
-Eso no es de tu incumbencia -dijo y se acercó para estar junto a Charlie- ¿Qué es lo que quieres?
-¿Me gustaría saber por qué mi chica está yendo con el fenómeno de Loyer?
-No seas idiota -respondió Brenda.
Jacob se acercó y la pegó a su cuerpo.
-¿Qué dijiste?
Brenda lo miro con ira.
-Dije que no seas un idiota -repitió-. Y será mejor que me sueltes ahora.
-No te soltaré -respondió-, porque tú debes regresar conmigo.
-Estás loco si piensas que volveré contigo -dijo-. así que déjame en paz de una maldita vez.
Charlie apretó sus manos en puños y dio un paso adelante.
-Ella dijo que la sueltes -dijo con voz seria.
Jacob suspiró y soltó a la porrista. Dio un paso atrás y miró en su dirección con la cabeza ladeada.
-¿Sabes Loyer? -gruñó-. Deberías mantenerte a raya, esto no tiene que ver contigo. Es entre mi novia y yo.
-Ex -dijo Brenda enseguida-. Recuerda Jacob, tú y yo ya nos somos nada.
Jacob la miró con furia y Charlie se preparó para intervenir en cualquier momento.
-Eso no lo decides tú -respondió el chico-. No puedes decidir terminarme de un momento a otro -recalcó con enojo y la agarró del brazo con fuerza.
Brenda se estremeció.
-Suéltame -chilló-. Me lastimas.
Charlie puso su mano sobre la de Jacob.
-Te ha dicho que la sueltes -su voz sonó estrangulada por la forma en que apretó los dientes con furia.
Allen se acercó para quitar la mano de Charlie y Brandon lo alejó. Vio por el rabillo del ojo a Sara apunto de acercarse, pero le lanzó una mirada que la detuvo.
-¿Qué crees que haces, fenómeno? -dijo Allen con desagrado.
Charlie gruñó con fastidio.
-Será mejor que me suelten.
Allen negó.
-Por tu culpa mis padres me quitaron el Jeep -dijo.
Los ojos de Charlie se incendiaron de rabia y preocupación al escuchar un gemido de dolor por parte de Brenda.
Jacob le lanzó una sonrisa llena de soberbia mientras pegaba a Brenda a su cuerpo.
-¿Qué sucede Loyer? ¿Tienes miedo? -canturreó Brandon.
-¿De ti? -bufó-. Nunca.
-Mira, fenómeno -gruñó Brandon cerca de su oído.
-Pareciera que no tienen nada nuevo que decir -se burló y Allen lo tomó del cuello de la camisa.
-No vuelvas a …
Pero fue interrumpido por un golpe en toda la cara.
-Suelten a mi hermano, idiotas -gruñó Sara y llevó su mano para acariciar sus nudillos.
Charlie suspiró y negó. Vio a Allen girarse y mirar a su hermana menor con los ojos llenos de ira.
-Así que me estas desafiando -dijo mientras repasaba con su mirada el cuerpo de Sara.
Charlie sintió asco.
-Aléjate -le dijo Sara.
Charlie carraspeó.
-Será mejor que no des un paso más -advirtió, sonando tan enojado como se sentía. Sus ojos fueron a Jacob-. Suelta a Brenda y has que el idiota de tu amigo no se atreva a tocar a mi hermana.
Jacob bufó y Brandon reforzó el agarre en Charlie.
-Y si no lo hago.
-No quieres saberlo.
Jacob sonrió.
-Pruébame.
Allen tomó a Sara del brazo y Charlie vio rojo. Se soltó del agarre de Brandon y fue directamente a Allen.
-Te dije que a mi hermana no la tocaras -gruñó y le lanzó un puñetazo en la cara.
Allen respondió, pero Charlie lo esquivó y contraatacó con una fuerte patada directa al estómago que lo dejó sin aire. El jugador cayó de espaldas, algo atontado, y Brandon intentó volver a atrapar a Charlie, pero pudo escabullirse después de que Brenda gritara para alertarlo, lo que le ganó una cachetada por parte de Jacob cuando Brandon terminó en el piso cayendo con todo el peso de su propio cuerpo y se revolcó gruñendo por el dolor en su espalda y cabeza.
Charlie enseguida se giró a su hermana y le entregó las llaves de la camioneta.
-Enciéndela -le avisó y Sara corrió.
Charlie fue furioso hacia Jacob al notar la mejilla enrojecida de la rubia. Sabía que en cualquier momento el estacionamiento se llenaría con el resto de miembros de los equipos que habían estado entrenando, y Charlie quería irse antes de que se convirtiera en el personaje de otro video viral en las r************* .
Tomó la mano de Jacob y apretó con fuerza, obligándolo a soltar a Brenda.
-Ve al auto -le ordenó, pero Brenda negó.
-Charlie…
-Ve -gritó y la rubia se alejó.
Charlie notó que tanto Allen como Brandon estaban levantándose, así que atrajo a Jacob agarrándolo del cuello de la camisa.
-No quiero que vuelvas a acercarte -le dijo-. Deja en paz a Brenda, porque no seré paciente la próxima vez.
Jacob apretó la mandíbula, pero no dijo nada.
-Y espero que Allen no intente acercarse nuevamente a mi hermana.
Lo soltó y trotó hacia su camioneta donde Sara esperaba lista para salir.
-Maneja, maneja -le dijo a su hermana.
Cuando se alejaron del estacionamiento, Charlie miró hacia el asiento trasero donde Brenda sostenía su viejo bate de baseball, y no pudo evitar soltar una risita.
-¿Qué pensabas hacer con eso? -preguntó.
Sara miró por el espejo retrovisor y sonrió divertida. Brenda miró el bate en sus manos.
-Supongo que lo tomé por precaución -respondió, pero igualmente sonrió divertida.
Charlie asintió.
-Supongo que habría funcionado, pero me alegra que no lo hayamos necesitado.
Sara bufó.
-Ellos no te dejarán en paz -dijo.
Charlie hizo una mueca porque sabía que su hermana tenía razón.
-Me encargaré de eso cuando suceda.
Sara negó.
-Espero que así sea.
Charlie no respondió y dejó que Sara siguiera conduciendo.
-Gracias -susurró Brenda de repente.
-¿Eh? -pregunto distraída Charlie.
-Gracias por defenderme de Jacob -aclaró-. Fuiste muy valiente.
Charlie se sonrojó.
-No tienes por qué agradecer.
-Nunca nadie había hecho algo así por mí -dijo y se encogió de hombro-. Y esta es la segunda vez que me salvas.
Charlie la miró con sorpresa en los ojos.
-Lo recuerdas -comentó.
-Si -afirmó-. Lo recuerdo, y sé que esa noche no tuve oportunidad de agradecerte, pero … -suspiró- … pero cuando intenté acercarme yo no … yo no pude hacerlo. Ahora sé que es tarde, pero te estoy realmente agradecida.
Sara lo miró con una ceja arqueada, pero Charlie negó-. Además -se encogió de hombros-, ya sabes lo que dicen, más vale tarde que nunca.
Brenda soltó una armoniosa risita y aceptó.
-Más vale tarde que nunca -repitió.