Capítulo 6

673 Words
Molinari me esperaba sonriente, haciendo brillar sus ojos. Estaba guapo con su camiseta bien pegada, su pantalón jean y su pelo cortadito. Vi sus músculos empinándose muy varoniles en su cuerpo y me entusiasmé bastante viéndolo tan lindo y avasallador. -Guau qué guapa estás-, me dijo él sonriente, besando mi mejilla. Yo me había puesto una minifalda negra, botines marrones con flecos una minifalda verde y me hice una cola con mi pelo. También llevaba pantimedias. Fuimos caminando junto al malecón, escuchando reventar las olas y el chillido intenso de las gaviotas flotando sobre nosotros. -Es difícil enamorarse sin horario fijo, siempre saliendo, trabajando a veces todo el día-, se quejaba él. Noté mucha desilusión en sus ojos. -Siempre he dicho que el amor es impredecible. Cuando menos lo esperas, llega, incluso, cuando se piensa que es difícil enamorarse-, intenté darle ánimo. Molinari me miró detenidamente a los ojos. -Lo que yo pienso es que un policía solo puede amar a una policía-, dijo de frente, resoluto. No supe qué decirle. Junté mis rodillas y suspiré. -Podría ser, pero mi padre se casó con una profesora-, eché a reír. -Tu padre es famoso, un héroe-, me recordó. -Yo quiero ser como él-, eché a reír divertida. Volvimos a caminar. Molinari no dejaba de mirarme. Se entretenía mirando mi pelo amarrado en una larga cola, mi naricita chiquita, incluso quería cerciorarse del tamaño de mis caderas y de mis pechos. Eso encendía mis fuegos. -¿Eres de enamorarte rápidamente?-, le pregunté. Me miró, quiso adivinar que había detrás de mis ojos. -No tanto, pero por ejemplo, tú eres una mujer muy interesante-, me disparó a quemarropa. -¿Por qué interesante?-, nos sentamos en una banca. Crucé las piernas y Enrique se deleitó buen rato mirándome los muslos. Ensanché mi risita. -Eres guapa, seria, responsable, me gusta tu forma de ser-, dijo turbado cuando lo sorprendí admirando mis piernas. -No soy seria, sino divertida-, me reí, sacando la lengüita. -¿Y tú crees que soy interesante?-, volvió él al ataque. Junté los dientes. Miré sus brazos grandes, su pecho amplio. -Bastante interesante-, le murmuré sin despegar los dientes. Fuimos a una hostal a desbordar la pasión, que de repente, había brotado, como llamas, entre los dos. Molinari fue vehemente desde un comienzo, impetuoso, febril. Me quitó la ropa en un santiamén y empezó a lamer todo mi cuerpo con desesperación y enconó. Mordió mis pechos, me hizo gritar y luego puso su mano en mi boca, mientras seguía devorándome, por completo, hasta el último rincón de mi cuerpo. Yo era una llama intensa, una antorcha en sus brazos, chisporroteando fuego por todos mis poros. Impetuoso, Molinari navegó en todo mi cuerpo, llegando hasta las fronteras más lejanas, sin dejar de acariciarme y besarme con insistencia, desembarcando, una y otra vez en mis profundos abismos con pasión y deleite. Se apoderó de mis tantísimos puntos débiles, enardeciéndome y volviéndome, de inmediato, en cenizas. Yo hundía mis uñas en su espalda, desesperada, sintiendo su virilidad invadiendo mis profundidades igual a un huracán incontrolable. No dejaba de gemir y suspirar, gritar y jalarme los pelos, cuando sentía su furia llegando hasta los profundos extremos de mis vacíos, haciéndome delirar, obnubilada, sumida, totalmente en la inconsciencia. Por fin pudo constatar el tamaño de mis caderas. Los estrujó en sus manos comprobado sus grandes dimensiones, su firmeza y redondeces, satisfecho, feliz, febril, emocionado pero siempre iracundo, vehemente y viril. -Qué rica-, decía una y otra vez y eso despertaba más llamas en mis entrañas, me sentía yo puro fuego, hecha candela, gimiendo, suspirando, gritando sin cesar mientras se apoderaba de mí por completo. Me jalaba los pelos con ira, desesperada, por la forma cómo avanzaba hacia mis máximos límites. Todo mi cuerpo se contraía en deseos, en ansias y emoción. Me ahogué, entonces, entre sus brazos, perdida en un mar de pasión y emociones diferentes, distintas y cada vez más excitantes que desataban mi más absoluta sensualidad y feminidad justo en el momento máximo que fui suya.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD