El caos se apoderaba de su mente como una tormenta de arena que no le daba tregua. El corazón de Aisha latía con una fuerza desbocada mientras intentaba juntar pensamientos dispersos. El dolor seguía allí, clavado en su muñeca y extendido en forma de punzadas por todo el cuerpo, pero no era lo que más la preocupaba. Apenas logró recuperar el aliento, una idea la sacudió con violencia: "Tengo que hablar con papá. Tiene que saber la verdad antes que Ashley se le adelante." Si alguien podía detener los planes de su tía Ashley era su padre. Su carácter protector, a veces terco hasta la irritación, podía ser su único refugio. Si no lograba convencer a Ashley, al menos tenía que asegurarse de que su padre no cayera en la telaraña tejida con tanta precisión. —¿Tío George también está aquí? —pre

