Cuando Pamela llegó a su casa, se encontró a un John completamente furioso, estaba cansado de las mentiras de su esposa, ¿Qué es lo que se estaba creyendo? —Ahora mismo me dirás, ¿A dónde demonios estabas? ¿Qué es lo que te crees que soy? —Estaba con mi amiga, recuerda que hoy fue Mardy Gras, así que como estaba aburrida, ella me acompaño un rato. John se le acercó, pegó su nariz a su cuello, después hizo lo mismo con su cabello. —No soy tonto Pamela, tienes impregnado en ti el olor de otro hombre. —Ja, ja, ja, ¿Sabes cuantos hombres habían en el carnaval? No cabían en las calles, apenas y se podía pasar entre ellos. Afortunadamente Pamela era de pensamiento rápido, y no titubeaba al contestarle, si el juego de la infidelidad se le daba muy bien a su marido, ahora serían dos los juga

