Capítulo 2

4688 Words
Después de tomar un baño y tener un rico desayuno, Robbi me ayudo a salir del hotel por el ascensor que da con el estacionamiento. Evite a toda costa contarle lo que había ocurrido, como era el chico con el que pase la noche y lo que ocurrió en esa habitación. Mi intimidad duele, pero es ese delicioso dolor que de un modo u otro sientes gustoso. Dios mío, yo nunca había tenido en mi vida una noche tan loca como esa, pero para ser sincera no me arrepiento, la tristeza se apaciguo un poco, pero no lo suficiente. . – ¡¿Dónde diablos estabas!? –al abrir la puerta encuentro a mi hermana y la miro con un semblante de total preocupación. – ¿En la calle? Es obvio, ¿no crees? –tomo camino hasta la cocina y sirvo un vaso de jugo, veo el reloj en la pared y ya es casi medio día. –Samantha, no deberías irte de esa manera, nos preocupas, ¿sabes? –la miro y veo lo consternada que esta. –Lo siento ¿ok? Es solo que quería estar fuera de casa, era solo eso, fui a tomar al bar del hotel y me quedé a dormir con Robbi. –Mentirosa, tu... –me mira fijo, me escanea completamente. – ¡¿Has follado Sammi?! –comienzo a toser y niego. – ¡Estás loca! – ¿Ah sí? ¿Y cómo explicas ese chupón en el lado derecho de tu cuello? Porque no creo que Robbi lo hizo, ¿no? –me señala y mis ojos se abren totalmente, corro hasta el espejo de la sala y mi garganta se seca. –Mierda... –lo detallo completamente. –Es que acaso ese hombre tiene complejo de vampiro, ¿o qué? – ¿Que? ¿De qué hablas? ¡¿Qué hiciste?! No, no me digas que no recuerdas nada... ¡Follaste borracha! –comienzo a ver lo alterada que esta y niego. –Sí, definitivamente, tú estás loca. Comienzo a reír a carcajadas, camino hasta el sofá y me tiro sobre este, no puedo parar de reír. ¿Cómo es que no me di cuenta de ese detalle? Quizás era obvio, ese hombre me mordía, me chupaba, Dios mío, me dejo marcada, ese condenado, espero a ver hecho lo mismo, pero no, no recuerdo haberle chupado. – ¿Y? ¿Qué ocurrió? Me preocupas, Samantha, tu, no eres así... –me siento de golpe y cruzo mis piernas al estilo indio. –Folle con un desconocido, ¿ya? ¿Feliz? –sus ojos se abren totalmente y comienza a reír, ella no es normal. –Ufff creí que ese idiota nunca saldría de tu mente, creí que tendrías días grises, pero veo que mi hermanita si sabe cómo divertirse –la miro extrañada de cuando acá Raquel es comprensiva. –Me alegra saber que en definitiva tú no eres así y te sienta bien. – ¿Te encuentras bien? ¿No me vas a sermonear? –niega sonriente y se cruza de brazos. Mi hermana es de esas súper, híper, correctas. Creo que más que yo, para ella siempre debe existir un hombre que toque tu cuerpo, ese mismo debe ser tu compañero de toda la vida, y eso ocurre con su actual novio. Llevan tantos años juntos, pero creo que todo es por costumbre, ellos se demuestran amor y cariño, pero a veces mi hermana suele ser un poquito asfixiante. Por eso me sorprende el verla normal y tranquila con lo que le conté, yo siempre fui la más rebelde y de mente abierta de las dos. – ¿Y entonces? ¿Cuéntame cómo fue todo? ¿Cómo es el chico? Su nombre, que te dijo al despertar contigo, quiero todo con lujo de detalles –la veo emocionada y creo que no entendió la parte donde dije que es un desconocido. –Raquelita, si recuerdas ¿que fue un desconocido? –bufa y me observa quiere escuchar más, pero no, eso no pasara. –Simplemente desperté, tomé mis cosas y salí de esa habitación... –sus ojos color café me observan y su dedo índice me da un leve golpe en la frente. – ¿Y si esa persona era el amor de tu vida? –bufo y niego levantándome del sillón. –No le llamemos amor, a lo que solo fue una noche de locura, ¿ok? Me coloco de pie y tomo camino hasta mi habitación, escucho sus pasos detrás de mí, ambas entramos y yo me lanzo en mi cama. Ella me acompaña a un lado y las dos quedamos en total silencio, volteo a verla y ella mira el techo, yo decido hacer lo mismo. Se escuchan ambas respiraciones, quisiera hablar de lo ocurrido con la boda, pero siento como si esas palabras envenenaran mi boca, solo haré una pregunta, solo una. –No... ¿No supieron donde esta? –ambas volteamos y nos vemos a los ojos. –Suecia... –mi corazón da un vuelco, ese era nuestro destino para la luna de miel. –Bien... –me levanto de la cama, no quiero llorar, abro mi armario y quito mi vestido, mi hermana suelta un chillido al ver mi trasero desnudo. –Mierda, Samantha, hasta te dejo sin bragas –comienzo a reír a carcajadas y hace lo mismo. –Se la deje de recuerdo, toda una experta –volteo a verla y le guiño. – ¿Dónde iras? –Iremos, debo quitarme este estrés, vamos al gimnasio ¿sí? Además, ¿podrías acompañarme a comprar un móvil? Es que… – ¿Lo lanzaste al mar cierto? –Sí, jeje. Mi hermana se cambia de ropa, ella en ocasiones se queda conmigo y hay parte de su ropa acá en mi casa. Ambas nos ponemos ropa deportiva, recojo mi cabello en una cola alta y coloco una gorra rosa que va en conjunto con mi mono gris con rayas rosas a los costados y mi top deportivo del mismo color del mono. _ Las dos vamos en mi coche, decido colocar música para despejarme, solo debo mantener al margen, me espera una oleada de preguntas en el gimnasio, la mayoría de mis amigas van a ese lugar y de seguro algunas estarán allí, en espera de primicia. Solo debo dejar que mis palabras fluyan y evitar demostrar que odio a ese maldito que me dejo plantada. – ¡Hijo de su madre! –grito y mi hermana salta del susto. – ¿Estás loca? –la miro y le sonrió. Bufa y por mi lado busco una canción que me haga no sé, olvidar un tanto mientras la canto. Una aparece como por arte de magia, Elastic Heart de Sia, mi hermana es muy fanática de ella así que le da todo el volumen, yo no me quejo. Es lo que necesito para apartar los pensamientos de mi cabeza.   Después de todo el trayecto cantando una tras otra canción llegamos al gimnasio, tomo un suspiro al bajar del coche, aún no he entrado y ya puedo sentir las miradas sobre mí. Mi hermana toma mi mano y agradezco que este a mi lado, el solo hecho de entrar junto a ella me da un poco más de calma, al menos sé que ella golpearía la nariz de alguien que me diga un mal comentario. Entramos, y si, efectivamente las miradas de las personas que sabían que yo me iba a casar están sobre mí. De seguro el chisme ya se corrió como pólvora y están viendo en todo su esplendor a la chica abandonada en el altar. Carraspeo y mi hermana aprieta mi mano, me dirige hasta las bicicletas para calentar un poco y escucho un chillido. Volteo a ver y veo caminar con pasos acelerados a una morena de un metro setenta hasta mí, toda una modelo, ella se detiene y me rodea con sus brazos. –Estúpida, ¿dónde estabas? Me he dejado la puta vida marcándote desde ayer, me tenías preocupada desde que te marchaste de la iglesia –habla bajo para que nadie escuche, aunque no hay necesidad todos saben. –Yo... Bueno... Mi móvil. – ¡¿Otra vez?! ¿Lo lanzaste al mar? – ¿Cómo es que me conocen tan bien? –me cruzo de brazos y ella y mi hermana ríen. –Sera porque tú, querida amiga le has obsequiado aproximadamente cinco móviles al mar, si no es un mal de amor, es una borrachera, sino una rabieta... –suelo ser exagerada. –Emily... Me siento tan confundida, quiero y trato de comprender lo que ocurrió, pero es imposible –sus ojos grises me miran fijo y sus labios dejan un beso en mi frente. –No lo hablemos aquí, ¿te parece si al salir de acá vamos por un café? –asiento de acuerdo Mi hermana me observa y luego su mirada pasa a mi mejor amiga, sé que me está dando señales para que le cuente a Emily lo de mi alocada noche, pero sé que pegara el grito al cielo en cuanto lo sepa, así que, qué más da, igual lo hará en cualquier lugar que estemos. –Anoche... Tuve sexo con un desconocido... –sus ojos se abren que da miedo. – ¡¡Que!! ¡Samantha! –todos voltean para vernos y cubro su boca. –No exageres, Emily. –Oh Dios, oh Dios, quiero detalles ahora. Niego y subo a la bicicleta para comenzar a calentar, comienzo a mover mis piernas y ni me hermana ni ella dejan de mirarme. Bajo la mirada para evitar aquellos gritos mudos que ambas están proporcionando en su mente, comienzo a pedalear más rápido y mi respiración comienza a estar agitada. Subo ña mirada y ambas me están observando, miro a una y miro a la otra, ambas de brazos cruzados. – ¡Joder! Está bien, está bien. Las dos sonríen totalmente felices y esperando escuchar todo con lujo de detalles, me bajo un poco agitada de la bicicleta, la mirada de pronto pasa por encima del hombro de Emily. Mis ojos se abren tanto que podría estar a punto de salirse, es como si hubiera visto un fantasma, mi gesto es tan obvio, que Raquel y Emily voltean, ven a los dos chicos y vuelven a verme a mí. –El moreno que se come sólito es Connor Rowling tiene más dinero que mis padres y tus padres, y los padres de todos en este gimnasio –me quedo perpleja. –Y de toda la ciudad, claro, ufff y ni se diga el otro que esta que se come solito, el blanquito de cabello castaño y ojos verdes que podría darle unos mil hijos, es Cameron Tanner hijo de... –Christian Tanner dueño de la empresa textil más grande de la ciudad y con muchas sucursales en otras ciudades y países, es donde trabaja Eduardo, hermana, están forrados de dinero –Raquel abrió la boca y yo estoy en pleno colapso existencial. –Es él... –solo eso alcanzo a decir. –Yo... – ¿Que? ¿De qué hablas? –me agacho y mi mejor amiga por lo alta que es me cubre, yo siento el corazón en mi garganta. Veo a escondidas que ellos se marchan y comienzo a sentir que me falta el aire. –Debemos irnos, ahora... –Pero, si acabamos de llegar –tomo la mano de mi hermana y la fulmino con la mirada. –Igualmente no harías ejercicios eres una vaga –Emily ríe a carcajadas y las tres salimos del lugar. .. Para poder hablar bien y sin que nadie escuche vinimos a un café, por suerte no esta tan lleno y podemos hablar con tranquilidad. Mi hermana y mi amiga no tienen idea de lo que ocurre, yo sí, me comí a un hombre forrado en dinero, alguien conocido en la ciudad, pero es que tengo una jodida suerte que envidia que doy, ¿no? La chica nos trae nuestros cafés y panecillos, tomo un sorbo de mi café y me relajo un poco. –Fue con ese tal Cameron Tanner con el cual folle ayer por la noche. Lanzo aquellas palabras sin tabúes y subo la mirada, mi hermana tiene la boca abierta con su taza cerca de la boca y mi mejor amiga queda a medio masticar de su panecillo. – ¡No me jodas! –listo, los ojos de Emily han salido disparados – ¿Estás segura, Samantha? –Sí, segurísima, no podría olvidar esos ojos verdes y mucho menos sus facciones, por Dios estaba tomada, pero lo recuerdo –suspiro. –Es tan obvio, y ok sé que estaba ebria, pero no es para tanto, pero como es que jodidos yo no sabía de ese chico, ¿cómo es que nunca lo había visto? –Él no vivía aquí, Samantha, hace unos días llego a la ciudad, al parecer ahora trabajara en la empresa de su padre, eso es lo que escuche de mis padres –asiento levemente. –Él es exitoso al igual que su padre, pero eso era en Portugal, ha salido en revistas por Dios, pero como podrías estar pendiente de eso si estabas cegada por Bruno... –buen punto. –Bueno aquí el tema es que te lo tiraste hermana, Dios mío, follaste con uno de los Tanner. –No me jodas, ¿Cuántos son en esa familia? –Cameron, Roger, Elian y la única mujer, Pia –me cruzo de brazos y observo a mi mejor amiga. – ¿Cómo diablos sabes tanto Emily? –Nunca me subestimes querida amiga –me guiña y sonríe ampliamente. Mi cabeza se siente como un ovillo desordenado, bueno ya que, paso lo que tenía que pasar con el desconocido quien ahora se llama Cameron. Hasta sexy tiene el nombre, escucho un móvil, pero no me preocupo no es el mío, continuo en mi mundo tratando de asimilar todo. Osea yo le baile a ese hombre, yo me toque frente a sus ojos, me follo hasta el cansancio, yo le pedía más y le pedía más, mas, más y más. – ¡Me quiero moriiiir! –choco mi frente con la mesa. –Tú no estás bien claramente hermana. –Robbi dijo que aún no mueras, que esta noche tenemos fiesta en el hotel, ¿Te nos unes Raquelita? –Vayan ustedes, yo me iré a casa a tomar un baño y dormir, estoy procesando toda esta mierda –cierro con fuerza mis ojos. –No superare el hecho de haber follado con esa majestuosidad de hombre, Dios mío, no puede ser –ambas me miran fijo, niego repetidas veces. –Mis bragas, se la deje como recuerdo, ay Dios, que vergüenza. – ¿Las bragas? –escucho la voz confundida de Emily. –Sí, Sammi llego sin ropa interior, le dejo sus bragas de recuerdo a Cameron Tanner. Las carcajadas de mi mejor amiga no tardan en llegar, mi hermana se le une y yo trato de procesar todo. –Disfruten de la fiesta. Me levanto de la mesa y camino hasta mi coche, pego mi frente al volante y de pronto mi mentecita apaciguadora aparece. –No debes sentirte así Samantha solo fue una noche y ya–, si claro una noche alocada querrás decir, creí que ese chico era un huésped más de ese hotel y que solo estaba para algún asunto de trabajo y no le vería más, pero no, el tío es un huésped, está por trabajo, pero vivirá en la ciudad, que emoción, noten mi gran sarcasmo.   – ¿Quieres tenerlo dentro de ti? ¿Lo quieres? –Mastúrbate para mí... Hazlo… Niego – ¿Porque no lo harías? ¿No te gusta practicarlo?    ¡Oh Dios mío, trágame tierra! _   Abro mis ojos de golpe y veo a ambos lados, veo que la habitación aun esta iluminada, siento mi respiración acelera y el sudor correr por mi frente. Ese sueño va acabar conmigo, aprieto mi entrepierna siento una sensación extraña, salto fuera de la cama y presiono el pasador de la manilla. Sin pensarlo me desnudo, me meto dentro de la cama nuevamente, comienzo acariciar mis senos, juego con mis pezones apretándolos y jalándolos, muerdo mi labio inferior y un ligero jadeo sale de mi boca. Mi mano derecha acaricia mi abdomen y luego mi vientre, abro mis piernas, mi dedo índice y medio llegan hasta donde quería y no puedo creer lo húmeda que estoy. Comienzo a darme placer, mis dedos se mueven en círculos y yo cierro mis ojos, muerdo mi labio inferior. Su torso… Sus labios... Su espalda... Sus manos… –Cameron... Susurro muy bajo y acelero los movimientos, me estoy masturbando mientras pienso en todo de él. Yo, siempre que podía me daba mi momento a solas con mi cuerpo, pero nunca lo hacía con alguien en mente, ni con mi ex prometido, simplemente me imaginaba escenas de sexo con alguien, pero nunca imaginaba su cara. Solo es algo extraño que crea la mente en ese momento de lujuria. Siento que estoy por explotar, acelero más y más, muerdo mi labio aún más fuerte, mi respiración acelerada, algunos gemidos bajos y ocurre. Me vengo, mi cuerpo siente algo eléctrico, es como si toda tensión se fuera en ese momento, aun con mis ojos cerrados disfruto del placer que recién me di, aunque fue pensado en una persona de solo una noche. Quizás porque lo que ocurrió con él fue muy morbo, pero me encanto. . –No iré no insistan. Sirvo comida para las tres, después de haber tenido un momento para mí en mi cama con mi cuerpo, después de unos largos minutos, llegaron mi hermana y mi mejor amiga. Pasamos la tarde hablando de tonterías, Emily quiso tomar el tema de la boda, pero le pedí que aún no, no quiero ni siquiera pensar en eso, solo ha pasado un día de eso y aunque sonría y haga como si nada ocurre, por dentro mi mente no deja de buscar respuesta a lo que Bruno me hizo. El teléfono de casa suena, como siempre y por tener la mente en otro lugar olvide ir por un móvil. Mi hermana camina hasta este y contesta la llamada, yo mientras llevo una papa a mi boca, observo de pronto a Raquel, tiene una mirada perdida, encuentra la mía y con una seña le pido que me diga quién es, ella camina hasta mí y extiende el móvil frente a mí. –La madre de Bruno... –miro a mi hermana y niego, ella insiste, Emily hace lo mismo. Me levanto del taburete y camino a la sala, llevo el teléfono hasta mi oreja y me dejo caer sobre el sillón, tomo un suspiro y me dispongo hablar. – ¿Si, diga? –Samantha... –un silencio incomodo aparece. –No quiero que se siente mal... Necesito tiempo para superar lo que su hijo me ha hecho... Pero Amelia, usted no tiene la culpa de nada ¿ok? –No sé cómo pedir disculpas, sé que dices que no la tengo, pero... Me siento mal, es mi hijo, tu prometido, bueno, ex prometido, no entiendo que ocurrió, el demostraba siempre lo tanto que te amaba... Y que te deje en el altar, nunca lo imagine... –siento mis ojos arder. –Todo estará bien, por favor no se preocupe por mí, solo trate de comunicarse con él, sé que le hará bien, yo... Prometo estar bien, Amelia. Hablamos un par de cosas más y en cada frase iba una disculpa, creí que solo a mí me había afectado, pero veo que no fue de esa manera. Su familia no comprende al igual que la mía, siempre se dice que la relación es de dos personas, que los terceros no valen, pero ahora veo que la familia si tiene mucho que ver en las relaciones de sus hijos. Nos despedimos y prometí visitarla en cuanto me sienta bien, volver a esa casa es como desordenar los recuerdos y lo menos que quiero es darme yo misma, puñaladas en el corazón. Dejo el teléfono sobre la mesita y vuelvo para terminar mi comida, veo a mi hermana y Emily hablar de la noche de hoy, veo el reloj de la pared y son cerca de las nueve de la noche. Tomo una papa y la llevo a mi boca, tomo un sorbo de mi jugo y las observo a ambas entusiasmadas. – ¿A qué hora debemos irnos? –las dos me miran sorprendidas, pero emocionadas. – ¿De verdad? ¿Iras con nosotras? –No tengo nada más que hacer... Iré con vosotras... Luego pasamos prepararnos, estuvimos un largo rato eligiendo que ponernos, mi mejor amiga toma uno de mis vestidos. Emily tiene un hermoso cuerpo, es un poco más alta que yo, así que mis vestidos que se ajustan a mis piernas a ella se le ajustan en los glúteos, lleva uno color blanco, unos tacones de color rojo y un pronunciado, pero hermoso maquillaje. Mi hermana como es más tranquila a la hora de vestir, lleva una falda verde que se ajusta a sus caderas y una camisa mangas largas color salmón, sus sandalias y un suave maquillaje. Yo tomo un vestido de túnica color amarillo, unas sandalias negras, mi cabello en una cola alta y algunos mechones por fuera. Un maquillaje que resalta mis ojos y un labial color rojo, me miro en el espejo por décima vez y sin más, salimos de casa. Vamos en mi coche, siento un cosquilleo en mi estómago, volver al lugar donde la noche anterior pasaste una noche inolvidable y loca, te descontrola.   –No me jodas, ¿Qué diablos es esto? –veo un afiche algo grande, con las palabras, Noche Oculta y par de ojos bajo un antifaz. –Robbi nunca se cansará de tener fiestas temáticas, me encantan los gays y sus maneras de hacer fiestas. –Pero Robbi pudo haber sido un poco más original con el nombre de la fiesta ¿no crees? –mi hermana y Emily ríen, una chica se nos acerca y nos da a escoger entre tantos antifaces. –Esto es tan excitante... –miro a mi hermana sorprendida. – ¿Qué hiciste con mi hermana? ¿Dónde le has dejado? Mis compañeras ríen y colocan su antifaz, yo hago lo mismo y nos alejamos de la chica. Entramos al lugar y mis ojos están totalmente abiertos al ver toda la decoración, Robbi no deja de sorprender a la hora de hacer fiesta y decorar, tiene una mente muy increíble. Hay grandes y largas telas que caen del techo, hay como tres de esas personas que hacen acrobacias en tela, los candelabros con la luz baja, música alternativa de fondo y todas las personas con antifaz. Caminamos a través de la gente para ver donde sentarnos, pero en el camino mi hermana toma tres copas de champagne a un mesonero, una para cada una y como ella dice, ya estamos armadas. Vemos por suerte una mesa al fondo desocupada y caminamos hasta ella. –Esto es muy excitante, siento ganas de follar… – ¿qué clase de acompañantes tengo yo? –Coincido contigo, Emi, creo que le seré infiel a mi novio. –Tu ni siquiera le eres infiel con tus dedos Raquel, no me jodas. Mi mejor amiga suelta una fuerte carcajada y yo tomo de mi copa, mi hermana me fulmina con la mirada y yo me encojo de hombros. –Odio cuando tienes razón –le guiño.   ¿Sabes ese momento donde quieres ir a un lugar, pero luego que estas allí quieres marcharte? Bueno yo estoy pasando por eso mismo en este momento. Emily y Raquel están hablando con unos chicos, yo solo tomo champagne en solitario, a cada mesonero que pasa le tomo una de la bandeja, me dedicare a tomar solo eso, no quiero emborracharme en una fiesta llena de gente prestigiosa. Lo bueno de llevar antifaz es que nadie te reconoce, solo tendrías que hablar para que sepan quién está detrás del antifaz. En este momento me arrepiento tanto el haber tirado mi móvil en la playa, creo que hubiera pasado mi rato en **, mientras se pasan las horas y mis compañeras dejen de ligar. – ¿Porque tan sola? –me asusto y volteo, me sonríen y golpeo su hombro. –Robbi, para la próxima avisa. –Nena, que ocurre, ¿porque estás sola? ¿Y las chicas? –estoy por señalarle donde están, pero para mi gran sorpresa ninguna esta. –Decía la leyenda que ambas estaban allí, de seguro se fueron a bailar. Él me sonríe y en cuanto esta por hablar alguien le llama, se disculpa y yo le sonrió. Se marcha entre la gente y yo vuelvo a quedar sola, comienzo a ver por todo el lugar y veo una cortina de color rojo a mi lado derecho. Veo que las personas entran y salen del lugar, sonrió de lado porque tengo algo en mi mente que me dice que debo levantarme y ver de qué se trata. Eso hago, tomo mi copa y camino entre la gente hasta llegar a esas largas cortinas. Las abro y mis ojos se abren totalmente, el lugar está iluminado solo por la luz de las velas. Hay como especie de cubículos hechos por telas negras y rojas, rio al ver semejante cosa, Robbi es increíble, algunos jadeos se escuchan, rio sin hacer ruido. Tomo un sorbo de mi copa y veo una de las cortinas abiertas, entro y cierro la cortina detrás de mí, veo un largo sillón en forma de L me siento y veo que también hay bebida gratis. Estiro mi mano y abro la botella, lleno mi copa y me levanto nuevamente para ver mejor el pequeño espacio muy bien decorado. –Hola... –doy un salto del susto y mi mano en el pecho. –Dios, me has asustado... –el hombre frente a mí, con un hermoso traje y un antifaz blanco me sonríe, es imposible ver sus ojos por la poca luz que hay, pero... –Lo siento... –su voz, siento que la he escuchado. – ¿Qué quieres? –digo con tono amable. –Yo pague por este cubículo... –ok, siento que voy a morir. –Mierda, lo… lo siento tanto, enseguida me iré –sonrió apenada, dejo mi copa en la mesita donde está la bebida y paso a su lado. Su mano toma mi antebrazo de repente y me hace voltear. –No me molestaría compartir contigo –miren a esté. –En realidad, la utilizaría solo contigo. –Lo siento, yo... –que es esta manera tan sumisa que tengo, ¿Qué me pasa? –Creo que no soy lo que buscas, sabes a lo que me refiero. Él sonríe y asiente, su mano derecha rodea mi cintura y toca mi espalda, su pecho esta frente a mi cara, subo de a poco la mirada y él lleva una sonrisa amplia. Cierra sus ojos y huele mi cabello, hace un sonido de satisfacción con su respiración y a mí me está poniendo muy nerviosa. –Pero... –susurra en mi oído. –Creo que ayer por la noche era todo lo contrario, mi flor... – ¿Que mierdas dijo? Forcejeo con él, pero me tiene agarrada tan fuerte que me es imposible luchar con semejante hombre. –Qué triste, que lo has olvidado todo... –su frente choca con la mía, sus ojos cerrados, su respiración esta acelerada. – ¿Podrías soltarme? –niega y pasa su lengua por mi labio superior. –Ayer me pedías que te hiciera olvidar, que te diera, más y más y más y más... –el tono de su voz es ronca y excitante, abre sus ojos y mi garganta se seca. –Cameron Tanner... –susurro cerca de sus labios. –Hola, mi flor...
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