Capitulo 2

1092 Words
La puerta se abrió y Carlos dejo los documentos. ─Señor Morgan, es hora─ Carlos se levantó de su asiento de cuero, acomodo su camisa y tomó del perchero su saco color azul marino, se abotono este y se dirigió a la salida de su oficina. Junto a él iba Krystal, tomaron el ascensor y se dirigieron al piso catorce. Una vez llegado a su destino, salieron y caminaron por un estrecho pasillo, pasaron por una oficina grande, las ventanas eran transparentes, por lo que se podía ver las personas que trabajaban en esa sección. Ambos se quedaron afuera observando desde el pasillo. ─Está es la sección de recursos humanos Señor Morgan, si gusta podemos pasar... ─No─ Carlos prefería ver desde afuera y no molestar a los demás en su trabajo. Todos en la oficina no se percataron de la presencia de su presidente. Esta es la primera vez que conoce más de cerca a sus demás empleados, por cuestiones de citas, agenda apretada y eventos no tenía noción, solo poca, de la gente que trabajaba, pero si sabía que eran los mejores, también gracias a ellos y la excelente administración de la sede, Paradise Inn había llegado a ser de los mejores hoteles del país. Carlos los observaba a todos detenidamente, sin embargo, su mirada se fijó en una mujer que acomodaba los papeles en su escritorio. Era morena, piel lisa, con el cabello café oscuro. Carlos vio que se levantaba de su asiento y pudo observar mejor su cuerpo. Traía una falda pegada negra que le llegaba un poco abajo de sus rodillas, una blusa blanca con botones en frente, Carlos sin ninguna pena observó que la chica morena traía un brasier n***o, por la blusa blanca que traía puesta, su mirada bajo hacia su falda, su trasero era notorio, pero no podía evitarlo, un hombre poderoso significa un hombre solicitado y deseado por mujeres de todo tipo, pero está en específico lo había cautivado. No podía llegarse a imaginar miles de cosas con las cuales podría hacerla suya, las invitas maneras de llevarla al orgasmo, de disfrutar de ese cuerpo tan caliente que se escondía de esa ropa que la hacían a lucir demasiado atractiva y sexy. Digamos que era algo natural en Carlos. Él había estado con mujeres que hicieron que su placer se extendiera y que el pudiera disfrutarlo, de ahí de que Carlos era un hombre con un cuerpo de infarto, podrían imaginar como estuviera todo lo demás. Era un jodido dios del Olimpo, este título catalogado por mujeres que soñaban y deseaban tener algo con él. ─Señor Morgan, un gusto volver a verlo─ Adam, el director del departamento se acercó y lo saludo. ─Veo que todo sigue igual, fue una buena decisión darte el puesto─ El millonario decía la verdad. Cuando se trataba de la empresa, buscaba poner al mando de cada posición a los mejores, gracias a ello estaban donde estaban. ─Agradezco sus buenos comentarios señor Morgan, si gusta podemos pasar ahora a la sala de juntas. Adam abrió y dejo que Carlos y su secretaria ingresarán a la sala. El millonario tomó asiento en la cabeza de la mesa de juntas y a su lado su mano derecha. Una vez que ingresaron todos los empleados que estaban el oficina, su mirada busco a la morena, hasta que la vio tomar asiento, un poco lejos de él. Su pelo se movía con tan simples movimientos, su rostro con poco maquillaje le daba un toque mejor, la volvía más deseable, y eso hacía que Carlos deseara tenerla con él. Si, era demasiado rápido por querer tenerla, pero no podía evitarlo, no cuando tenía a una mujer hermosa, con un cuerpo deseable, simplemente era instinto, para él y para su polla. La junta paso de manera rápida, no tenía problema en si ponía atención o no, ya que Krystal tomaba nota de lo más relevante de la junta, en esos momentos esa mujer era la prioridad, más que la jodida junta. En cuanto la junta termino, los empleados comenzaron a salir, entre ellos la morena, moviendo sus caderas al compás de sus pasos, sin percatarse de que el presidente la observaba con total excitación y deseo. Carlos se levantó, Krystal detrás de él, regresaron al piso y ambos ingresaron de nuevo al despacho, la mujer dejo unos papeles en el escritorio. ─Si no necesita más Señor, me retiro─ Krystal tomó su habitual agenda que siempre cargaba. ─Espera, necesito un favor─ era momento de saber el nombre de la morena─ necesito que me entregues los expedientes de cada uno de los empleados de ese departamento, quiero realizar algunos ajustes dentro de la empresa, así que los necesito de inmediato. ─Pero eso no... ─Se lo que dirás Krystal─ ahí estaba de nuevo su penetrante mirada hacia su secretaria─ pero esta vez quiero hacerlo, es mi empresa, estoy a cargo de ustedes y de mi depende quien esté en cada departamento, así que necesito que me los entregues, sin excepción alguna y no más respuestas. Krystal logro sentirse intimidada por él, soltó un largo suspiro, aceptando las ordenes de su jefe. ─Está bien señor, ¿Algo más que necesite? ─ Carlos negó ─entonces me retiro. Krystal abandono la oficina, Carlos tomó un profundo respiro, tratando de relajarse, aunque no podía porque la morena estaba su cabeza. Estaba excitado, su polla creció tanto que ahora dolía. Necesitaba liberarlo. Iba a tenerla con él, pero por ahora el masturbarse era la única solución, quisiera que la próxima vez fuera ella quien le bajara la calentura. Sin pensarlo mucho desabrochó el cinturón, quito su pantalón junto con sus bóxer y libero su pene. ¡Si que lo había puesto! Para el era demasiado inusual, por lo general necesitaba algo más que solo masturbarse. Comenzó con movimientos de arriba hacia abajo sobre su longitud imaginando que la morena fuera quien lo hiciera, que su mano, con su piel tan suave le tomara el pene y ella lo hiciera hizo que sus movimientos aumentasen. ─Joder…─ Intensifico más sus movimientos, imaginando todo lo que podía hacerle, imaginarla con sus ojos cerrados disfrutando de todo el placer que le causaría, hasta que ella perdiera la cordura. No tardo en correrse, sus fluidos mojaron su pantalón y humedecieron su mano, había sido una corrida intensa y además era la primera que el solo lo hacía, por lo general necesitaba de alguien más para hacerlo. Carlos subió su bóxer y pensó en quedarse con la misma ropa, pero vio que su pantalón se había mojado, así que lo mejor era cambiarlo, era lo propio. Una vez ya hecho regreso y continuo su trabajo, deseando saber el nombre de la mujer que lo hizo llegar a la cima, con tan solo una paja. "Morena, morena..."
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